El destino energético

La NESHAMÁ que somos, probablemente cuenta con una inagotable provisión de energía que la sostiene indefinidamente y sin alteraciones (no tengo exacto conocimiento).
Pero, nuestro Yo Auténtico y Yo Vivido, esta persona que estamos siendo en el mundo, tiene una limitada cantidad de recursos, entre los que se incluye la energía con la cual realizamos todos los procesos vitales.
Debemos ser conscientes de nuestra limitación y actuar a favor de emplear la energía en acciones que provean beneficios, que aporten al bienestar, que conduzcan a un mejor nivel y disfrute de la existencia.
Si derrochamos alocadamente, de manera inconsciente, nuestros recursos, pronto estaremos fatigados, debilitados, extenuados, aletargados, oscurecidos, atontados, adoloridos, extraviados, exiliada nuestra personalidad de nuestro espíritu, en displacer y en camino a la desconexión vital (muerte).

Sentimos impotencia a cada rato, por las grandes o pequeñas cosas, sabiéndolo o sin darnos cuenta.
Nuestra limitación, que no es solo energética, pesa. Su presencia asusta y remite a la pesadilla terrible del nacimiento, que ha quedado inscrita en lo más profundo de nuestra memoria somática.
La falta de control, así como sentirse sin poder, disparan el mecanismo automático del EGO, cuya única finalidad es mantenernos con vida en situaciones de real impotencia.
Cuando estas reacciones sobreabundan y se precipitan a causa de sentirse en impotencia, y no por verdaderas amenazas a la subsistencia, son las que generan eso que se denomina “estrés malo”.

Al estar atormentados por este constante estrés, reaccionando desde el EGO a los sentimientos de impotencia, indudablemente estamos desperdiciando enormes cantidades de nuestra energía torpemente.
¿Te imaginas la cantidad de poder que estás desperdiciando al no poner orden y serenidad en tus pensamientos?
¡La vitalidad que se escurre en una lucha incoherente y sin sentido!
Peleando contra gigantes monstruosos, o escapando precipitadamente y sin razón de ellos, cuando ni siquiera son pequeños molinos de viento.
En eso se pierde el vigor, en cosas sin valor y que dañan. Porque, el malgasto de energía conlleva al menos tres perjuicios evidentes.

Primero, la energía disponible para procesos edificantes, placenteros, constructivos se ve mermada, puesto que se dirige hacia otra parte. Lo que se usa en X no está para servir en Y.
Por tanto, cuanto más estresado, al ritmo del EGO, menos pensamiento creativo, más lentitud en el procesamiento de los datos, peor capacidad de resolución, mayor desgaste sin obtener resultados alentadores.
Esto a su vez aporta al detrimento de la tranquilidad, del goce de SHALOM, pues se siente y razona bajo el manto del EGO, percibiendo amenazas e impotencias y confirmándolas en la realidad en muchas ocasiones.
Así el ciclo perverso se retroalimenta y aumenta el desperdicio de energía, la alteración del orden, la pobreza del pensamiento y de posibilidades de autorrealización.

Segundo, al estar activándose señales de amenaza permanentes la atención se enfoca en ello, dejando de atender aquello que pudiera resultar provechoso. Entonces, se podría estar ante resoluciones, claves de mejoramiento, instancias de empoderamiento, pero lamentablemente todo esto se deja de lado. La energía corre sin obtenerse con ello resultados positivos, lo cual debilita aun más: porque el recurso se malgasta y porque se aumenta la confirmación de la impotencia y la incapacidad para salir de ella.

Tercero, al estar en estado de agresión/defensa, se generan situaciones en las cuales se incrementa la problemática, porque no hemos respondido de manera eficiente y apropiada.
Pero también, porque el estado agresión/defensa provoca que se perciban las situaciones desde una perspectiva atrevida, que no busca la resolución efectiva y pacífica, sino las señales que demuestren que se debe agredir/defender. Por ejemplo, tu esposo entró y pasó de largo saludando sin mucha efusividad. Tu EGO se dispara, porque te sientes ofendida por esa conducta. Entonces lanzas una palabrota, o pones cara de amargada/enojada, o te largas a llorar infantilmente, o te niegas a hablarle durante tres días. Si te hubieras detenido a averiguar, empleando la Comunicación Auténtica, quizás hubieras descubierto que fue tan poco cortés porque se sentía muy mal y debía ir al baño a vomitar. ¿Hubieras reaccionado desde el EGO sabiéndolo? ¿Valió la pena agrandar una situación, inocua en sí misma, porque no tuviste la precaución de actuar desde el AMOR en lugar desde el EGO?
Todos los altercados generados por el EGO, resultan en un mayor consumo de energía, puesta en evitar potenciales riesgos e impotencia, en lugar de ocuparla en realizarse en la vida.
Cuando lo oportuno y saludable sería parar la máquina automática, enfocar el poder en aquello que puede ser dominado, y entonces ejercer la fuerza justa para obtener el óptimo resultado.

Recuerda que cuando una conducta se repite se termina formando un hábito, que es una segunda naturaleza.
El hábito no te pide permiso para actuar, simplemente lo hace.
Es, entre otras cosas, una manera natural que Dios ha diseñado para usar con mayor eficiencia la energía vital. PERO, cuando el hábito se creó a partir de conductas negativas, derrochonas de energía, entonces se transforma en una terrible espada, consumista, agobiante, mortal.

Por ello, entrénate para que tus respuestas sean desde el AMOR y no desde el EGO.
Aprende a bajar el poder del EGO en tus conductas (pensamientos/palabras/acciones), para que seas tú quien goce de mayor poder.
Sé consciente de tu poder y empléalo saludablemente.

Sintoniza tu Yo Vivido con tu Yo Esencial, lo que experimentas en esta vida con lo que eres espiritualmente, para que entonces el gran poder te restituya e incrementes tu bienestar.

Construye SHALOM, con acciones de bondad Y justicia.

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