«וַיִּשְׂמְח֤וּ הָעָם֙ עַל־הִֽתְנַדְּבָ֔ם כִּ֚י בְּלֵ֣ב שָׁלֵ֔ם הִֽתְנַדְּב֖וּ לַֽיהוָ֑ה וְגַם֙ דָּוִ֣יד הַמֶּ֔לֶךְ שָׂמַ֖ח שִׂמְחָ֥ה גְדוֹלָֽה : פ
Y el pueblo se regocijó por haber contribuido con ofrendas voluntarias, porque con un corazón íntegro habían hecho al Eterno ofrendas voluntarias. Y el rey David se alegró muchísimo.»
(1 Divrei Haiamim/I Crónicas 29:9)
Hemos estado enseñando el secreto de la alegría.
Resumido es: ejercer el poder que tienes de manera benéfica, favorable.
Es satisfacerte con tu porción actual, sin culpas, reproches, ansiedades, ánimo oscuro alguno.
Como enseñamos también, la alegría se multiplica cuando el disfrute no se reduce a uno mismo, sino que rompe la frontera egoísta para extenderse al necesitado, al cercano, al que puede alegrarse con nosotros.
Con una acción en verdad bondadosa, que no oprima al receptor, que no le avergüence, que no se imponga sobre él. Que nuestro acto de compartir esté inspirado en la generosidad, es decir, sin esperar absolutamente nada a cambio del bien que entregamos. Ni premios en este mundo, ni en el de la eternidad. Solamente actuar como Dios hace, dando sin esperar nada a cambio.
Cuando lo hacemos voluntariamente, sinceramente, sanamente, entonces el pecho salta de alegría.
Así pues, no te olvides de ayudarnos económicamente, darnos una mano abundante y generosa, porque tiene un efecto inmediato de que sentirás alegría. Pero recuerda, no esperes NADA a cambio, ya que entonces de Arriba se encargarán de que tengas MUCHO para reemplazar lo que diste.
Tennos en tu mente, corazón y mano generosa: http://serjudio.com/apoyo
Mira el versículo que he citado al comienzo.
Nos está hablando precisamente de todo esto.
De la tremenda alegría que embargó a los judíos, quienes voluntariamente entregaron donaciones para la obra del Eterno. Trajeron lo que podían en abundancia para que el rey pudiera construir un Templo a Su Nombre. Eran ofrendas que provenían del amor y de la conciencia que eran ellos los responsables de contribuir con la obra sagrada.
Es cierto que el Creador podría haber dado todos los materiales para el Templo de forma milagrosa, o hasta hacerlo bajar construido y funcionando desde los Cielos.
Pero Él quiere que tú seas Su socio, que hagas TU parte en SU obra.
Tal como aquellos judíos bendecidos que colaboraron económicamente con la obra del Eterno.
Porque cada uno dio de lo que podía en abundancia y sin esperar nada a cambio.
Como efecto inmediato fueron inmensamente alegres, hasta sentirse en las nubes del placer como nunca antes.
Porque de acuerdo a la bondad de la entrega, el efecto reparador y poderoso.
¡Y cuánta alegría tuvo el rey!
Porque fue el que lideró esa tarea maravillosa, el que los motivó a traer su ofrenda.
Entonces él también ejerció con bondad su poder, influyó positivamente en otros, manifestó la conexión Divina.
El resultado es la alegría.
Lo dice la ciencia del espíritu, lo confirma la ciencia de la academia.
Está en tus manos disfrutar de la alegría y nosotros queremos ayudarte a que consigas el máximo posible en cada momento.
Gracias por colaborar con nosotros, por hacernos llegar tu dinero tan necesario para la obra sagrada, por compartir nuestras enseñanzas para que otros puedan beneficiarse.
La Divina Palabra te está demostrando ahora el secreto de la alegría.
¿Dejarás de seguirlo para adorar a tu EGO?
¡Vamos! ¡Sé nuestro socio en la obra sagrada del Creador!