Ser líder no es aplastar cabezas y negar el crecimiento del otro,
sino descubrir las fortalezas de nuestros compañeros de ruta
y potenciarlas para contribuir al bien individual y colectivo.
Es reconocer las falencias y trabajar sobre ellas
para que también estén enfocadas al crecimiento
y no a la excusa, la trampa o el olvido.
Tú puedes ser líder,
empieza por ti mismo.