Modos mentales

Vamos a conocer cuatro modos de funcionamiento de la mente.

  1. Hay personas cuya mente funciona especialmente en el modo que busca resolver problemas.
    Si vas a contarle algo que te pasa, con todo cariño se impacientará con tu relato para saltar directamente con los consejos que cree te ayudarán.
    Aunque tú no estés en verdad buscando que te resuelva nada, sino simplemente que te sirva de oído y puedas desahogarte.

  2. Existen también personas cuya mente no tiende a la resolución práctica de las cosas, sino que se enfocan en la relación humana, en compartir el momento.
    Puede que encuentren problemas que contar como vehículo para realizar esa conexión humana que tanto precisan.
    Pero sin dudas, no están a la espera de que el destinatario de sus narraciones o quejas sea un ingeniero o consejero, sino meramente un escucha.

  3. Hay gente que funciona con el modo burlón, que no quiere escucharte ni tampoco pretende ayudarte, solamente usarte para satisfacer su pobre autoestima.
    Por tanto, encontrarán tus puntos débiles para atacarte, para desmerecerte, para humillarte ante otros.
    Sirves como un objeto para ser destruido, y tu problema o circunstancia de vida es una excusa ideal para burlarse.

  4. Están las personas con un modo mental de indiferencia.
    Los que les importa un comino tu vida, tus problemas, todo lo que eres.
    No existes, aunque se den cuenta de tu presencia, entiendan lo que estás hablando, y hasta quizás comprendan cuál es tu situación.
    Pero, no te registran.

Ahora, un planteo tomando en cuenta a los dos primeros modelos, los cuales aportan positivamente a las relaciones.
Si los que funcionan en el modo práctico/resolutivo toman contacto con lo del modo relacional/emotivo, probablemente estalle el conflicto.
No será buscado por nadie el encontronazo, pero es lo más probable que ocurra.
Porque uno quiere resolver prácticamente, el otro quiere vincularse emocionalmente… ¡no están para lo mismo en esa relación!
Entonces, no se entienden, chocan entre sí, se enojan, se achacan culpas y todo deviene en empeorar las cosas, cuando sería bastante simple evitar conflictos que son netamente evitables.

Para lo cual, debemos conocer qué le queremos contar a quién, cuál es su modo de pensamiento habitual y ver si es lo que estamos buscando en este momento.
Podemos hacer una introducción antes de comenzar nuestro intercambio, como por ejemplo: “Oye, quiero contarte algo, no estoy esperando consejo ni ninguna idea, sino simplemente poder descargarme con alguien que aprecio y en quien confío”. O: “Mira, necesito alguna sugerencia, alguien que me brinde una perspectiva diferente para esto que me está pasando y supongo que me puedes dar una mano”.

Está en el otro asumir el pedido o rechazarlo, con amabilidad y respeto.
¿Tú qué crees?

En cuanto a los dos últimos modos de funcionamiento mental, suele ser más beneficioso darse cuenta a tiempo de ellos y evitarlos.
Y, si tú eres uno de estos, quizás fuera tiempo de encontrar qué está provocando este desajuste.
¿No sé qué te parece?

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