Parashat Vaieshev 5768

Shabbat: Kislev 21, 5768; 1/12/07



Un comentario de la Parashá Vaieshev (Bereshit 37:1 – 40:23)
*El mensaje en sueños*

¡Aquí estamos nuevamente!
Listos para avanzar en nuestros estudios de Torá, por medio de un breve análisis de alguna porción de la Parashá.
Conocimientos de vida están a la espera de que los des-cubramos, para aprenderlos y aplicarlos.

En la parashá de esta semana (así como en la siguiente), los sueños juegan un papel central en el desarrollo de los acontecimientos.
Iosef, el hijo de Iaacov y Rajel, sueña.
Cuenta sus sueños.
Esto provoca el enojo y el resquemor de sus hermanos.
Esto marca el camino que seguirán Iosef y sus hermanos en los próximos años.

El ministro de panes y el ministro de copas sueñan, y con sus sueños delinean su futuro.

Faraón sueña y el futuro de su nación está en juego.

En nuestra Tradición se declara que los sueños deben ser tomados en cuenta, deben ser interpretados y atendido su mensaje, pues «un sueño sin interpretar es como un carta que no ha sido abierta» (TB Berajot 58a).
Por lo cual, estudiemos un poco sobre esta temática.

Existen tres fuentes bien diferenciadas para los sueños:

  1. Condiciones psicofísicas-ambientales.
    Son aquellos factores ocasionales que están afectando al soñador de alguna manera, y éste elabora -inconscientemente- un sueño para darle sentido a la molestia, o para integrarla a un relato onírico, para que de esa manera no se interrumpa el acto de dormir.
    Ejemplo, suena el celular en medio de la noche, y en lugar de despertarse el soñador elabora una escena onírica en la cual atiende la llamada y conversa con alguien.
    De esta forma el sueño psicofísico-ambiental eliminó la molestia y pudo continuar durmiendo.


    Los sueños que tienen este origen no cuentan con un gran caudal de información para el soñador, ya que son reactivos a situaciones concretas.
    Sin embargo, tampoco debiera ser soslayada su interpretación, pues:
    no se sabe su origen hasta no ser interpretado;
    seguramente contiene elementos de la personalidad que podrían resultar interesante analizar; descubre modalidades de respuesta ante el estrés por parte del que sueña.

  2. Deseos, miedos, sentimientos, pensamientos, del soñador.
  3. El Talmud (Berajot 51a) nos enseña que: «nada se le muestra a la persona en sueños que no haya estado en su corazón antes«.
    Estos son los sueños que tienen su raíz en aquello que es importante para el soñador, o que está enquistado en su corazón: una novia, el trabajo, el esposo, los hijos, alguna enfermedad, una pasión, un resentimiento, una conducta evitativa, restos de asuntos pendientes del día que terminó, etc.

    De esta raíz son la gran mayoría de nuestros sueños, por esto es que la cita del Talmud es generalizadora, como si no hubiera otra modalidad de sueños.

    Al interpretar estos sueños podemos ir conociendo la fibra íntima de la persona, calar en su alma, ayudarle a verse en el espejo del alma.
    Al conocer sus pensamientos ocultos, sus sentimientos inconfesados, sus temores y deseos, podrá tener mayor poder sobre su vida y sus cosas.
    Precisamente por esto en el Talmud (Berajot 55b) dicen que es preferible tener pesadillas que sueños agradables, puesto que las pesadillas dejan una marca más firme, lo que permite recordarlas al despertar, pero además llevan a indagar en el origen de esos terrores, de manera tal que se está en el camino de reconocer los errores y temores, para de esa manera introducirse en un proceso de Teshuvá -arrepentimiento sincero.

    Por contener generalmente rasgos de lo más oscuro en la persona, que muchas veces se entreveran con cuestiones negativas (pecados, perversiones, delitos, faltas, etc.), el Talmud adscribe el origen de estos sueños a un «demonio» (Berajot 55b), que como sabemos, es la manera antigua y simbólica para expresar factores del inconsciente humano.
    Al traer luz, por medio de la correcta interpretación de los sueños, al leer adecuadamente su mensaje, se espantan los «demonios», y se asienta el gobierno de la razón y la rectitud sobre las zonas oscuras de la psique personal.

    Tanto este origen onírico como el anterior entran en la categoría de «sueños de vanidades», tal como fueran señalados por el profeta Zejariá (10:2).
    Denominados así porque tratan de cuestiones puramente temporales, de asuntos pasajeros que no tienen trascendencia, que no provienen del campo de la espiritualidad.

  4. Nebulosos atisbos proféticos.
    Estos sueños son conexiones parciales, minúsculas, con la gran Red espiritual.
    En palabras de los Sabios es un «fruto abortivo de la profecía» (Bershit Rabá 17), también es considerado como una «sexagésima parte de la profecía» (Berajot 57b).
    Esto no significa que todos somos profetas o que el espíritu de profecía es accesible en la actualidad.
    Debe ser bien entendido para no generar dudas o falsas doctrinas.
    Quiere decir que la Red espiritual permanece intacta, como siempre, tal como hace más de 2500 atrás cuando había profetas ejerciendo su función y videntes vislumbrando difusas imágenes de eventos distantes.
    Pero, si bien la Internet espiritual está en funcionamiento, nosotros no tenemos la «antena» que nos permite la conexión directa, fluida, clara.
    Tan solo percibimos en sueños relampagueos de información, apenas si arañamos un pedacito mínimo del caudal informativo que pulula en el mundo espiritual.
    Como si estuviéramos en mitad de la más oscura noche y de pronto hay un fogonazo de luz, de apenas unos segundos, que nos brinda una escurridiza imagen de una sección del entorno.
    Obviamente que no podemos admitir que contemplamos todo, ni siquiera que somos capaces de definir claramente lo que vimos.
    Es una minúscula fracción, un fruto abortivo, un retazo de información que si no es empleado correctamente puede derivar en confusiones, rebeliones o cosas aún peores.

    Por esto el acto de la correcta interpretación tiene una importancia capital.
    Tosafot (Berajot 55b) aseguran que los intérpretes certeros tienen una condición particular, una cierta conexión espiritual que les da la facultad de traer luz allí en donde hay confusión onírica.
    Así pues, más que estudio o un arte, la interpretación se sustenta en una facultad personal, a la que se le suma el estudio y el desarrollo de la cualidad natural.

    El consejo es que se tenga mucho cuidado a la hora de escoger a un descifrador de mensajes oníricos, puesto que según nos enseñan los Sabios (en el mismo lugar citado) «[la realización de] los sueños sigue el camino de su interpretación«.
    Si el intérprete es fullero, o engañoso, o torpe, o malicioso e interprete perjudicialmente, entonces de cierta manera esta incitando o influyendo a la persona para que inconscientemente cumpla lo que le dijeron.
    Pero, si el intérprete es auspicioso, genera un ánimo corrector, provechoso, de radiancia positiva.

    Así pues, vemos que el mensaje no contiene en sí misma una revelación, sino que ésta surge de la sumatoria de diversos factores.

Escucho tus preguntas sobre este tema.

¡Te deseo a ti y a los tuyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!


Moré Yehuda Ribco

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Otros comentarios de la parashá, resumen del texto, juegos y más información haciendo clic aquí.

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orah

muy bello!
tbn influye si la persona dijo o se olvido el kriat shma…
ayer justam. tuve suenos loquisimos..porq’ no recite k, shma de tan cansada q’ estaba…
cuando me levante dije ;jalomot leshav idaveru..suenos en vano hablan..& next case ..jejej

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