No todos recorren de manera similar el camino,
cada uno lleva su ritmo,
sus confusiones,
sus fortalezas,
sus vacilaciones,
sus certezas,
su ignorancia impostada como sabiduría,
sus mochilas,
sus fantasías,
su sistema de creencias,
sus yerros,
sus penitencias,
sus miedos,
su EGO,
sus compañeros, los favorables y lo que parecen que no,
su TESHUVÁ,
en fin, cada uno con sus universos de complejidad.
Para algunos el trayecto será largo,
no así para otros.
Algunos deberán remar en mar picado,
otro navegar impulsados por la suave y segura brisa.
Gente será como oveja de un rebaño despistado,
en tanto habrá quienes se atrevan a pasar con dignidad.
A veces las respuestas estarán en puertos lejanos,
otra tal vez nos percatemos que el tesoro estuvo siempre a nuestro alcance,
hasta en nosotros mismos.
No lo sabemos,
no hay manera de afirmar con certeza,
sino solamente andar el camino,
retornar a él cuando hayamos perdido el paso.