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Nuestras acciones pueden estar en sincronía con nuestra NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial, chispa de la Divinidad), o no.
Por lo general, suelen estar en contradicción.
Porque, el idioma de la NESHAMÁ es el AMOR, escrito en código ético (lo recto según el Creador).
Pero, el idioma del EGO es el de la supervivencia, el de salvarse de la impotencia (sentida o real).
La persona se encuentra generalmente dominada por el EGO, ocultando con ello la LUZ de la NESHAMÁ.
No acomodamos en nuestra celdita mental, llena de miedos, confusiones, dudas estériles, disparates, fantasías enfermizas, deseos de magia, envidia, rencor, ventajismo, corrupción, adulterio, violencia, incomunicación, insensibilidad, y muchas otras creaciones del EGO.
Por tanto, su conducta NO andará por carriles éticos, a lo sumo será moral (socialmente aprobado), probablemente religioso (incluso si se declara ateo), sometido a los impulsos emocionales, encapsulado por su Sistema de Creencias, esclavo del tironeo de su falta de SHALOM.
En síntesis, carente de armonía interna y en conflicto con la Divina Voluntad.
Hay personas que tal vez llegan a conocer la existencia del código ético, que repito es el reglamento de la conducta correcta según evaluación de Dios, no de hombres.
Por ahí puedan llegar a ser conscientes de que pesan sobre ellos obligaciones de actuar de determinada manera.
Y sin embargo, la influencia del EGO es tan débilmente poderosa que los arrastra a la oscuridad, al caos existencial.
Por ello es este llamado a conocer el código ético/espiritual que corresponde a cada uno para vivir de acuerdo a él.
Aunque cueste, aunque los miedos paralicen, aunque la sociedad se burle, aunque parezca más exitoso el camino de la oscuridad.
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