¡Shalom, queridos lectores!
Vamos a compartir un breve resumen de la parashá Jaiei Sará, que se encuentra en Bereshit/Génesis 23:1–25:18.
El nombre de esta parashá, significa «Las vidas de Sará». Sin embargo, lo primero que se nos cuenta es que Sará fallece a los 127 años y Abraham la entierra en la Cueva de Majpelá, en Hebrón, que compra a Efrón el hitita por 400 monedas de plata, luego de un largo regateo y engaños por parte del vendedor.
Queda constancia que la primera tierra “judía” en Eretz Israel fue adquirida, y por un precio mucho mayor que el correspondiente, mostrando la intención legalista, armoniosa, respetuosa y de empeño sincero, ya desde el origen de nuestro pueblo, en lo que respecta a la tierra de Israel.
Como dicen los sabios: “maasé avot, simán labanim”, que significa que los hechos de nuestros patriarcas, son modelos de conducta y pensamiento para nosotros, sus descendientes.
En este caso, el derecho familiar y divino a la tierra de Israel no fue excusa para que Abraham adquiriera la tierra prometida, dialogara con los ocupantes extranjeros, e hiciera todo lo posible para encontrar una solución concreta para vivir en paz.
Después, en la parashá, Abraham envía a su fiel mayordomo, Eliezer, con muchos regalos a Jarán, para encontrar una esposa para su hijo Itzjak. Dios no habilitaba a Itzjak a salir de la tierra de Israel, y Abraham quería que su hijo desposara una mujer de su clan, que habitaba en el norte de la actual Siria. Por lo cual, el encargado de hacer el “shiduj”, el presentar a los que buscan pareja para casarse.
Al llegar a Jarán, Eliezer fue al pozo del pueblo, que era el punto neurálgico de la zona, allí le pide a Dios una señal: la joven que, al ofrecerle agua a él, también le dé de beber a sus camellos, será la destinada para Itzjak.
Rivká (Rebeca), hija de Betuel, sobrino de Abraham, aparece en el pozo y cumple con esta señal. Eliezer es invitado a la casa de su familia y relata lo sucedido. Luego, Rivká decide viajar con Eliezer a la tierra de Canaán. Allí se encuentra con Itzjak, que está rezando en el campo (según explica el midrash), se casan y él encuentra consuelo tras la pérdida de su madre, Sará.
Luego, en la parashá, Abraham se casa nuevamente, con Keturá (quien según algunos sabios es Hagar), y tiene seis hijos más. Sin embargo, Itzjak es confirmado como su único heredero espiritual y el que recibirá la mayor parte de las enormes fortunas materiales del patriarca. Finalmente, Abraham fallece a los 175 años y es enterrado junto a Sará por sus dos hijos mayores, Itzjak e Ishmael.
Reflexión:
Un punto que destaca en esta parashá es el encuentro entre Rivká y Eliezer, donde el evento en el pozo de agua manifiesta conexión, empatía, generosidad y propósito. La prueba que había planteado Eliezer no era solo encontrar un acto de bondad superficial, sino descubrir reflejo de quién sería una verdadera continuadora y constructora de la familia de Abraham. Este episodio nos recuerda que nuestras acciones, incluso las más pequeñas, pueden ser señales de quiénes somos y cómo podemos contribuir a algo más grande. Ser generoso y atento, como Rivká, no solo ayuda a los demás, sino que nos conecta con nuestro propósito en la vida.
¡Shabat Shalom!
Comparte este mensaje con tus allegados y anímalos a reflexionar sobre estos importantes temas. Involúcrate en iniciativas que promuevan la construcción de Shalom.
Sigue participan de este sitio sagrado, serjudio.com, y de nuestro canal https://www.youtube.com/@YehudaRibco.
https://youtube.com/yehudaribco