Sabremos cumplir

Si te hicieran la pregunta “¿Por qué no robas?”, podrías ofrecer varías respuestas.
Te comparto algunas, que a lo largo de los años he ido recopilando (si quieres, son bienvenidas tus experiencias para compartir en la zona de los comentarios, aquí debajo):

  • Porque es malo.
  • Porque no quiero.
  • Porque no me gusta que me roben, así que no robo.
  • Porque puedo ir preso.
  • Porque me pueden castigar.
  • Porque me iré al infierno.
  • Porque no podría dormir en paz por la culpa.
  • Porque me da miedo.
  • Porque no vale la pena, pero si lo valiera no dudaría.
  • Porque no tengo necesidad de hacerlo.
  • Porque no soy malo.
  • Porque si robo soy parte de un sistema corrupto que me termina por perjudicar.
  • Porque dice la ley de mi país que es un delito.
  • Porque dice la ley de Dios que es un pecado.
  • Porque no se me dio la chance.
  • Porque apenaría a mis padres.
  • Porque me enseñaron que eso no se hace.
  • Porque lo considero incorrecto.
  • Porque me sentiría muy mal de hacerlo.
  • Porque en mi grupo/comunidad/secta eso no está bien considerado.
  • Porque me pueden ver.
  • ¿Quién te dijo que no robo?
  • ¡Vamos, si todos somos ladrones y corruptos!

Si nos tomamos un breve tiempo para el análisis serio y honesto, pronto descubriremos que la mayoría de las respuestas obedecen al EGO.
Unas pocas toman en consideración otros factores, de respeto, bondad, justicia, lealtad.
Te lo dejo así para que reflexiones, pues me interesa pasar inmediatamente a otro tema, relacionado directamente.

Están los admiten que es un deber de cada cual cumplir con los mandamientos que les competen.
Los noájidas los siete mandamientos, los judíos aquellos mandamientos a su alcance de los 613.
Lo aceptan con sinceridad.
Pero, cuando nos ponemos a evaluar lo que los motiva, quizás nos llevemos algunas sorpresas.
No te haré ahora una lista de motivos para el cumplimiento de los mandamientos, pues también de estos he ido juntando respuestas a lo largo de los años, sino que te recordaré lo que la propia ley espiritual establece:

Todo gentil que se compromete a cumplir con los Siete Preceptos Universales, se lo denomina un gentil piadoso y tiene su porción del Mundo Venidero; en tanto reconoce que estos mandamientos le fueron ordenados por el Eterno y reconfirmadas a través de Moisés en la entrega de la Torá, acerca de que los descendientes de Noé habían sido ordenados para cumplirlos desde tiempo antiguos.
(Hiljot Melajim 8:11) (Leer aquí también, buscar más textos usando el buscador de nuestro sitio)

La persona debe cumplir con los mandamientos porque eso es lo que Dios ha ordenado que se haga.

  • No por temor a castigo.
  • No porque le parece bueno.
  • No porque le parece justo.
  • No porque el mundo será mejor.
  • No para obtener beneficios.
  • No para obtener bendiciones.
  • No para obtener salvación.
  • No para curar a alguno.
  • No para ser rico.
  • No para hacer arreglos comerciales con Dios.
  • No para que le vaya bien.
  • No para obtener placer en el mundo venidero.
  • No para acelerar la Era Mesiánica.
  • No para obtener expiación por errores o pecados.
  • No por miedo al “infierno”.
  • No porque otros lo hacen.
  • No porque los padres le ordenan.
  • No porque el líder le obliga.
  • No porque le resulta algo agradable y fácil de hacer.
  • No porque le mortifique y le gusta sufrir.
  • No porque está de moda.
  • No porque es para llevar la contra.
  • No porque siente que tiene que hacerlo.

La persona debe cumplir los mandamientos que le corresponden porque eso es lo que Dios le ordena que haga.
Es cierto que el hombre y la sociedad se benefician grandemente con el cumplimiento de los mandamientos (Guía de los Perplejos, libro 3, cap. 27), el provecho es multidimensional e innegable.
Pero no es por ellos que se debe acatar la orden de Dios, sino porque Dios lo ha ordenado.
Es cierto, al cumplir con los mandamientos se domina al EGO y se canalizan las pasiones y apetitos hacia fines trascendentes, solidarios, de construcción de Shalom (Guía de los Perplejos, libro 3, cap. 33), pero no debe ser por esto que se cumpla en principio los mandamientos, sino porque es Dios quien los ha ordenado.
Es cierto, el cumplimiento de los mandamientos es EL mecanismo para adquirir parcelas de gozo en el mundo eterno (Guía de los Perplejos, libro 3, cap. 31), pero no es por egoísmo que debemos cumplirlos, sino porque Dios ha ordenado que lo hiciéramos.

Si tú cumples por motivos egoístas, aunque sean bien intencionados, estás dejando de lado el fundamento: servir a Dios tal como Él quiere que tú hagas.
Si cumples, tendrás beneficios aquí y en la eternidad, eso es lo que está prometido por Dios (Devarim/Deuteronomio 6:24),  pero que no sea esto lo que te mueva, sino tu adhesión a Dios por medio del mecanismo que Él ha implementado: Siete Mandamientos para los noájidas, 613 para Israel.

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