La pasión de las “buenas intenciones” que llevan al desastre nos acompaña desde que el hombre es hombre.
Cuando Eva asumió que comiendo del fruto prohibido las cosas serían mejor en adelante, siempre andamos pretendiendo saber más que Dios y terminamos desbarrancando por quebrar los límites.
Te brindaré una breve lista de ejemplos del Tanaj, aparte del ya mencionado.
Casos no faltan, pero para no extenderme ni aburrir me limitaré a dos que supongo son bastante conocidos.
Dios ordenó al rey Saúl que exterminase por completo al pueblo de Amalec, no se debía dejar con vida ni a los animales. Tampoco se podía traer botín de guerra. (Los motivos y explicaciones para tan drástica determinación no son tema para este artículo).
El rey Saúl dejó con vida al más perverso de todos, al propio rey de Amalec llamado Agag. Por si fuera poco, dejó escapar a la joven esposa de Agag, quien estaba embarazada y de cuyo seno saldría años más tarde el asesino y genocida Amán, aquel del relato de Esther.
También a instancias de las quejas del pueblo que lo siguió a la batalla trajo buen ganado.
Ambas cosas estaban prohibidas por el directo mandato de Dios dado a Saúl por intermedio del profeta Samuel.
Sin embargo, al regresar de la guerra el rey dice –honestamente- al profeta: "¡El Eterno te bendiga! He cumplido la palabra del Eterno." (1 Shemuel / I Samuel 15:13).
Sí, se presenta en nombre de Dios. Bendice en Su nombre. Dice haber cumplido Su mandato. Honestamente lo dice… ¿no?
Pero es evidente que no ha hecho lo que Dios ha mandado.
Sino que sus acciones fueron negativas, muy negativas.
Así se lo hace notar drásticamente el profeta, el que incluso le anuncia que Dios le ha quitado el cetro del reino y le fue entregado a otro. ¿Por qué? Porque Saúl no era apto, no era leal, no era un buen rey. Era un “buen tipo”, lleno de “buenas intenciones”, pero sin la adecuada fidelidad a cumplir con lo que debía cumplir.
Él añadió porque quiso, porque lo presionaron, porque lo engañaron, porque se dejó manipular, porque era débil emocionalmente, porque quería hacer algo más de lo mandatado pero en honor a Dios.
El resultado fue el fracaso personal, el descalabro familiar, la ruptura de Israel y eventualmente provocaría la amenaza casi cumplida de la desaparición del pueblo judío por medio de Amán, el descendiente de Agag que sobrevivió a pesar de que Dios había dicho que ninguno de Amalec viviera.
Sí, buenas intenciones tenía el rey, buenas excusas se inventó, muy “religioso” pretendía ser a pesar de contradecir a Dios, porque él dijo: "El pueblo perdonó la vida a lo mejor de las ovejas y de las vacas, para ofrecerlas en sacrificio al Eterno tu Elokim." (1 Shemuel / I Samuel 15:15).
Oh sí, el era religioso, no era culpable de nada, eran los demás los que hacían mal. Él tenía intenciones muy religiosas, quería elevar buenos sacrificios en honor a Dios, al mismo Dios que le había ordenado que no trajera esos animales, que nada quería de allí… pero Saúl pretendía saber mejor que Dios lo que era bueno.
Añadió al mandamiento de Dios, con la excusa de que era para mejor servir a Dios.
La clara respuesta de Dios fue: "Porque la rebeldía es como el pecado de adivinación, y la obstinación es como la iniquidad de la idolatría. Por cuanto tú has desechado la palabra del Eterno, Él también te ha desechado a ti, para que no seas rey." (1 Shemuel / I Samuel 15:23).
Así es, las buenas intenciones no cuentan cuando se hacen traspasando los límites impuestos por Dios.
El religioso, ese que añade lo que nadie le exige ni quiere, termina por despreciar a Dios, de tanto que dice amarlo.
Eso pasa tan a menudo, a cada rato.
Aunque no lo creas, la mayoría de los idólatras no están en ese estado de carcoma espiritual a causa de la rebeldía y oposición a Dios, sino porque de tanto “amar” a Dios sin conocimiento cabal y sin educación para dominar a sus EGOs, terminan andando por la senda de la derrota, del mal, de la enajenación, de la negación de Dios.
¡Terrible! Cierto.
Recuerda, la religión nace cuando se carece de sentido de lo espiritual.
¿Te pasa a ti?
Otro ejemplo de las santas escrituras del pueblo judío.
El profeta Jonás fue enviado por Dios a la gran ciudad para advertirles de que si no se arrepentían de su mal proceder, Él los destruiría pronto.
El profeta por varios motivos prefirió desoír a Dios (tampoco son tema de este estudio, así que no los pidas encontrar aquí).
Sin embargo Dios forzó al profeta a cumplir con su misión.
La gente de Nínive se arrepintió, el espantoso castigo no fue enviado, miles se salvaron del desastre gracias a la poco simpática intervención del profeta.
Éste, en vez de celebrar que miles no murieron, se enfadó.
En lugar de festejar que por un instante muchos gentiles encontraron el camino correcto al Eterno, el noajismo, se ofuscó.
El profeta se enojó muchísimo con… Dios.
¿Por qué?
Él mismo lo dice: "Porque sabía que Tú eres un Elokim clemente y compasivo, lento para la ira, grande en misericordia y que desistes de hacer el mal. Ahora, oh Eterno, por favor, quítame la vida, porque mejor sería mi muerte que mi vida." (Ioná / Jonás 4:2-3).
¿No te parece increíble?
A Jonás le molesta que Dios sea compasivo, que perdone, que no castigue al que se arrepiente, que tenga piedad del pecador –incluso aunque no crea en Él-.
¿Cómo se atreve Dios a actuar de esa manera tan bondadosa?
Tal sería la queja amarga del profeta.
Para vivir de esta manera, mejor la muerte, confiesa el profeta.
¿De qué vale una vida cuando Dios es misericordioso hasta con pecadores, que ni siquiera llegan a creer en Él, pero se arrepienten de la maldad que hicieron y prometen no volver a cometerla?
Para vivir así, mejor morir… ¿te parece amigo lector?
Yo creo que no, pero bueno… de esta clase de religiosos abunda el mundo. Los fanáticos religiosos, que nuevamente por carecer de sentido espiritual se enfrascan en teología, rituales, dogmas, extremismo, odio… desprecian al hombre, desprecian a Dios.
Jonás tenía “buenas intenciones”, no hacia el prójimo gentil, pero sí hacia Dios. Al menos eso era lo que él creía.
Para él era indispensable que esos malvados gentiles tuvieran fe en Dios, e incluso que fueran sacrificados, ¡aunque hubieran comprometido su honor a no volver a maltratar al prójimo!… con tal de que Dios fuera alabado y adorado por todos los demás, tal y como Jonás tenía en mente que debía ser.
Sus buenas intenciones, su religiosidad, le nubló el entendimiento, le oscureció el corazón, le llevó al fracaso.
Con ironías muy finas el relato del libro nos demuestra que a Dios en poco agrado ese extremismo, ese dogmatismo, esa religiosidad.
Dios prefirió el sincero arrepentimiento, aunque motivado por el miedo a la destrucción, de los idólatras de Nínive antes que el cuadrado fervor religioso del profeta.
Recuerda, la religión adora ídolos –aunque lo llamen Dios, el de Israel, el único-; la espiritualidad conecta con Dios.
¿Qué es lo que haces tú?
Ejemplos, podemos seguir mentando, pero hasta aquí por hoy.
En nuestra época, ¿qué pasa con los noájidas que sienten que “deben” bucear en Torá, enroscarse en supuesta Kabbalah (porque a la verdadera te aseguro que ni siquiera la rozarán) y fraguados “centros” cabalisteros, judaísmo en varios sabores y colores, sectas jasideas, supuestas conversiones al judaísmo, ponerse nombres en hebreo o algo que suena parecido, en refunfuñar para añadir mandamientos “de la Torá” a los Siete que ciertamente ha dado Dios para los noájidas?
Esos noájidas que bailotean y saltan de sitio web en portal judío o que parezca tal, que ponen candelabros y estrellas en sus perfiles personales, que compran libritos y libretes, que se inscriben en cursos y seminarios, que se la pasan mensajeando noticias de Israel o de rabinzagos aquí y allá, que repiten como lelos lo que rabinos o gente que se hace pasar por tal predican… ¿qué vacío emocional y corruptela mental tratan de llenar con estas buenas intenciones plagadas de ignorancia supina?
(Sí, los que estamos estudiando sabemos que es el EGO lo que se encuentra por detrás, pero no nos quedemos con la respuesta simple y cierta. Indaguemos un poco más.)
¿No siguen el mismo patrón de los bien intencionados que a lomos de la ignorancia acarrean el desastre?
¿Quien se anima a continuar este artículo?
nadie se animo…
Son aquellos que solo buscan llamar la atencion ? o aquellos que compran libros para presumir a los demas ?. ¿De qué vale una vida cuando Dios es misericordioso hasta con pecadores, que ni siquiera llegan a creer en Él, pero se arrepienten de la maldad que hicieron y prometen no volver a cometerla?, como que la imagen que enseñan de un dios cruel, vengativo que castigaba con plagas o enfermedades entra en conflicto con lo dicho aqui. Como un pecador puede creer en dios sino lo a visto o presenciado algo de el ?, como podian los adoradores de… Read more »
Los profetas no decían sus ideas. Ellos comunicaban lo que Dios les declaraba.