La Tefilá:
En el judaísmo la plegaria representa uno de los principales servicios por los cuales el hombre sirve y se conecta con Hakadosh Baruj Hú.
“Y amarás al Eterno tu Dios y lo servirás con todo el corazón…” (Devarim/Deuteronomio 11:13).
“… ‘y lo servirás’ esto es el estudio de Torá…”
“…’y lo servirás’ se refiere a la plegaria…” (Sifrí 11:13)
El estudio de Torá es el servicio con el Sejel-el pensamiento, raciocinio. La pegaría es el servicio del corazón, del Reguesh-el sentimiento.
A través del estudio de Torá se adquieren pensamientos de Torá, se sirve a Dios a través del Sejel. Nuestra mente se transforma paulatinamente en Torá. En cambio por medio de la Tefilá se sirve a través del Reguesh, desde dentro del corazón.
¿Cuál servicio es mayor? Hay una discusión en el Talmud acerca del tema, una opinión afirma que la plegaria, la otra opinión asevera que el estudio (ver Meguilá 27a). La resolución final es que el estudio de Torá es mayor. La Torá se encuentra por encima de la Tefilá. El Bet-Midrash (casa de estudio) posee mayor santidad que la sinagoga (lugar dedicado a las plegarias), y así se legisla en la Halajá-Ley judía. El rezar dentro de un Bet Midrash es más elevado que en un Bet Hakneset.
El estudio de Torá es una comunicación de Dios hacia nosotros, Él nos habla, a través de Su Torá, Sus profetas, los Sabios. En cambio la Tefilá es una comunicación de nosotros hacia Él. (1)
El Sejel-pensamiento, la razón es la característica suprema, la más importante dentro de nosotros lo que nos identifica como seres humanos. Pero tampoco somos únicamente Sejel, también estamos compuestos por Reguesh-el sentimiento y emociones. Es cierto que no siempre lo que se percibe a través de los sentimientos es verdad absoluta, en este aspecto el Sejel está más cercano a la verdad, pero también sabemos que no siempre lo que se sabe es lo que sentimos. En cambio el Reguesh es más nuestro verdadero Yo, está más cercano a la vida. El sejel es más absolutista, definido y concreto, pero el Reguesh tiene más vida, nos influye más aún que la pura razón, es más parte nuestra.
En teoría la Torá debería de ser así, lo que la persona estudia y comprender absolverlo y que pase a ser parte suya, pero en la realidad vemos que no funciona, no es así. Sólo es así en algunos casos únicos, personas excelsas y excepcionales. En verdad quien posee esté nivel, que su estudio penetra absolutamente en su ser, pasa a ser parte de su Yo interno, no tiene obligación de rezar, él sirve a Dios a través del estudio (ver Shabat 11b). tal como un experimentado artesano a la hora de crear un nuevo jarrón le basta con un solo intento, en cambio alguien menos experimentado debe de tratar una y otra y otra vez y quizás logre algo parecido a un jarrón.
Pero en la mayoría de las personas no funciona así. Se debe de trabajar para que penetre nuestros conocimientos y convicciones en nuestro ser. Se debe de trabajar con el Reguesh.
La Tefilá consta de 3 pasos, uno previo al rezo-durante el rezo-y luego del rezo. Si la persona sigue siendo la misma luego de la plegaria que previa a ella, algo no ha funcionado allí. Se debe de sentir cambios en nuestro interior. El objetivo de la plegaria es interiorizar nuestros conocimientos, lo que previamente supimos a través del Sejel, de la razón ahora pase a formar parte de nuestro interior, que penetre en nuestro corazón. Es una gran y pesada tarea, no siempre lo que sabemos es lo que deseamos y aspiramos, ni siempre forma parte de nuestra personalidad, pero esta es la cuestión. No pasa por auto engañarnos creyendo que ahora pensamos distintos, somos otros, personas diferentes, sino porque que nuestros conocimientos y pensamientos formen parte de nuestro sentimiento, que realmente lo que digamos lo sintamos y vivamos y no quede en la vana palabrería y discurso. ¿Cuál es el método? La plegaria.
Si bien es cierto que los conceptos que conocemos nos afectan e influyen, no siempre son totalmente nuestro YO, pero nuestros sentimientos y emociones sí lo son. Pero ojo! Para rezar como corresponde debemos de estudiar y estar preparados. La Guemará nos relata acerca de cierto individuo enamorado de una mujer que pidió al Eterno “si no se casa conmigo, o que ella muera o que yo muera…” (Moed Katan 18b). Debemos de leer, estudiar, escuchar y aprender bastante hasta estar preparados.
Pero debemos recordar el Sejel es el rey, él debe dominar en la persona.
“Los justos dominan sus pasiones, los malvados son dominados por sus pasiones” (Bereshit Rabá 34:10)
De aquí podríamos desprender una respuesta a quienes preguntan por qué debemos de tener un libro de rezos- Sidur? En verdad la pregunta es teórica, ya que la mayoría de las personas no están capacitadas para poder ‘componer’ verdaderos servicio de corazón distintos cada día, 3 veces por día. Cada uno pediría de acuerdo a sus necesidades y sus propósitos, llevaría a una actitud egoísta. La persona se preocupa únicamente por sí mismo. Esto es algo que debemos de mejorar, elevar nuestras preocupaciones y pasiones, no debemos de llorar únicamente por nuestros asuntos particulares, sino enaltecer y ennoblecer nuestros sentimientos. Debemos de preocuparnos tanto de nuestra familia y alrededor, como del mundo entero. Pero si la finalidad de la persona en la vida es la comida, bebida, fiesta como ha de rezar en Alenu Leshabeaj por la glorificación y el reconocimiento del Eterno por parte del mundo entero, de toda la humanidad, que se termine la idolatría en la faz de la tierra. ¿en qué le molesta la idolatría? La pregunta es ¿Qué habrá de comer, a que hora? ¿qué ropas vistió fulano en la fiesta? Si la persona se centra en él mismo no hay forma que se eleve. Como podemos compatibilizar ideales de un mundo mejor, unido, una sociedad justa, amor universal con pensamientos tan vacíos y banales. La Torá es el puente entre la vida humana y la trascendencia, encontrando en cada recoveco de la vida un encuentro con el Eterno. En donde la dimensión espiritual toma el primer plano, sin dejar de lado ni descuidar nuestra necesidades básicas como seres humanos.
Es cierto que cada persona podría en teoría rezar por si mismo, pero al ser que la gran mayoría no estamos preparados para algo así los grandes Sabios nos instituyeron un orden de rezos. (Rambam Hiljot Tefilá 1:4). Los Grandes Sabios, de la gran Asamblea, entre los cuales figuraban varios Profetas nos compusieron un rezo donde figura todo! Tanto lo que vemos como lo que no! Desde los más profundos secretos de la Cabalá hasta los sencillos pedidos de un sustento digno. Pero si rezarademos de nosotros, por nosotros y hacia nosotros. ´proviene de nosotros y va hacia nosotros. ¿Es esto el ideal de vida del judío?. Con nuestros rezos instituidos por los sabios podemos de aprender de que forma debemos de ver la vida, vemos que siempre las súplicas y pedidos al Eterno son en plural, no pedimos otórgame, respóndeme, sino respóndenos, cúranos, ayúdanos. Nos enseña en la forma que debemos de pensar, no somos individuos aislados egoístas, indiferentes a las necesidades del otro. Sobre que temas pedimos? ¿qué debe de preocuparnos en la vida? ¿Cuáles deben de ser nuestros ideales a seguir y por los cuales vivir? Que aspiramos en la vida?
“Muéstrame Tus caminos oh Eterno, enséñame tus sendas, guíame en Tu verdad…” (Tehilim/Salmos 25:4-5)
El Sidur es el libro más excelso y profundo de toda la Torá Oral (Alé Shur, principio tomo 1). Es la fuente de la verdadera Askafá-pensamiento judío hacia todos los campos de la vida. Vemos que lugar debe ocupar cada asunto en nuestras vidas. Como hemos de pensar, cuales deben de ser nuestras prioridades en este mundo.
Pero no solamente por el maravilloso y sublime contenido es tan apreciado el momento de la Tefilá. El mismo hecho del estremecedor encuentro entre el hombre y su Creador, hace adquirir al momento de la Tefilá de una esplendorosa luz de difícil valoración. Acaso no es asi como dijo Rabí Yehudá Ha Leví en su libro Kuzari (tercer maamar inciso 5) “…la hora del rezo para el hombre piadoso es la semilla del tiempo y su fruto, y el resto del tiempo son solo caminos que separan de la hora que tan ansiada mente espera que venga…” Es que en realidad todo nuestro día, nuestras acciones y actos, los acontecimientos que nos ocurren son solo medios que nos preparan para el momento de nuestro pedido que emanara del corazón, que ahí y de allí mama nuestro aliento de vida de la Fuente de la vida, que equilibra nuestro interior espiritual que volcaremos delante Suyo.
Sin embargo la Tefilá no representa solamente una necesidad vital y obligatoria que nos compete a nosotros como al mundo entero, sino que es el deleite mas placentero que puede encontrar el humano. Como las sagradas palabras de Maran HaRab Kuk en su libro Olat HaReaya:
“… nuestras olas y corrientes del alma van inundando, y he aquí que deseamos de nuestro ser y del mundo entero este equilibrio y completitud que la limitada realidad no nos puede aportar….
…volcamos nuestros diálogos y nos elevamos a una realidad de completitud con finalidad en el equilibrio y entonces será nuestro mundo interior una completa integridad y nuestro entendimiento encontrará reposo…”
Todo se encuentra en la Tefilá! La sabiduría de nuestros sagrados sabios, incomparable con las demás sabidurías humanas. Vida! una profunda necesidad espiritual que abarca nuestros ser, sin remplazo alguno. Un deleite que llena de tranquilidad y regocijo todos los ámbitos de la vida.
Ya en el principio del tiempo nació nuestro pueblo, y estableció nuestro primer patriarca Habraham, hombre de entrega, hombre de dar, pilar universal, aún antes de la entrega de la Torá y Mitzvot. Y desde entonces hasta nuestros días casi no hay Gadol de Israel que no haya añadido algún anexo en la Tefilá tanto suya particular y también en la nuestra.
Luego de los temas mencionados, nosotros nos paramos perplejos cuando escuchamos las palabras de los Sabios en el Tratado de Berajot 6a “la tefila es un asunto que se encuentran en lo más elevado del mundo y el mundo las menosprecia” ¿Por qué será que una Mitzvá tan preciada es menospreciada por nuestra parte? ¿Quién provocó este mal en nosotros? Acaso tan tapado está nuestro corazón que aun no nos queda un destello de pureza, o quizás la raíz del mal está en nuestra mente que no llega a impregnarnos nuestro intelecto, la importancia de esta tan apreciada avodá. La respuesta a ésta pregunta la responde Maran HaRab Kuk en su Maamar Hador que la enfermedad de nuestra generación está en lo intelectual y no en el corazón.
Es por esto, está sobre nosotros la gran obligación del concienzudo estudio y enseñar, todo lo posible, a nosotros mismos y a los demás, con la finalidad de compartir y unirnos en la curación imperiosa en nosotros y toda generación. Y si tan grande es nuestra tarea, como podemos traducir nuestros sentimientos en palabras, que soldado ceñido podrá explicarlo y revelar los miles de piedras preciosas de la Tefilá que nos ocultaron los grandes iluminados.
Se entiende de por si que no podemos tener una idea de los profundos secretos de los cuales se ocuparon, los gigantes del mundo en la explicación de la Tefilá y su revelación, sin embargo lo que nos está permitido profundizaremos.
Notas:
(1)Olat Reeiá 1, iniané Tefilá pag 19, inciso 2
gracias amigo mio.
fundamental todo el año pero especialmente en el jodesh elul!
y, cuanto de mitigar el EGO podemos aprender de este buen post!
muchas gracias
otra cosa querido netanel, respondiendo a una pregunta tuya la semana pasada en alguno de tus comentarios, te escribo lo q vos pusiste ahora en este post: «Si bien es cierto que los conceptos que conocemos nos afectan e influyen, no siempre son totalmente nuestro YO, pero nuestros sentimientos y emociones sí lo son.»
no se si estoy sl 100% de acuerdo, pero te responde a tu propia pregunta…
mmm… aún en forma general? se ve en la realidad…
a propósito Moré xq no está de acuerdo con la afirmación??