«Sof maasé vemajashabá tejilá», cantamos en el Lejá Dodi.
El final es la acción, pero antes tenemos que pensar.
Eso es lo que nos dice.
Porque solo pensar, no alcanza.
Hacer sin planificar, estudiar, medir, mediar, etc., puede ser ineficaz, o peor aún, perjudicar.
Precisamos de ambas conductas, en su justa medida, a su debido tiempo.
Como nos enseña la colocación tradicional de los tefilín: comenzamos por el corazón, que es la voluntad; seguimos por un arrancar a movemos, pero antes de terminar la tarea, hacemos una parada para permitir a los sentidos obtener información y a la mente cotejar los datos y resolver cómo continuar con una fructífera realización.
Así sería maravilloso que todos procediéramos, uniendo mente, corazón, acción bajo el amparo de la espiritualidad.
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Gracias Moré