Estamos llegando al final del ciclo de la lectura anual de la Torá y en este primer Shabat del año 5778 (llamado SHUVA), nos encontramos con una parashá breve pero sumamente intensa. Al contemplar la escritura tradicional del rollo sagrado, veremos que se encuentra diagramada en dos columnas, dando así muestras de su carácter poético.
En una síntesis comprensiva aprendemos de la misma:
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Moisés entona su canción, un poema de alabanzas al Eterno que paralelamente sirve como despertador para la conciencia de las personas, que de pronto se sienten derrotadas, atormentadas por sufrimientos algunos de los cuales surgieron como de repente, en tanto que otros vienen gestándose hace rato, pero están los que son cíclicos y también los crónicos (persistentes en el tiempo).
¿Habrá alguna cuestión que resolver para eludir estos tormentos, o al menos alivianarlos? ¿Tendremos alguna lección particular en estos ASERET IEMEI TESHUVÁ que nos sirva para darnos una respuesta? (Devarim / Deuteronomio 32:1-6). -
El cántico continúa enumerando alguna de las bendiciones que los israelitas recibieron de parte del Creador y como en lugar del agradecido vínculo hubo numerosas acciones incorrectas, lo que conlleva resultados dolorosos, comúnmente denominados “castigos Divinos”. Se habla también del “ester panim”, el “ocultamiento del rostro” del Eterno, tal como si Él nos hubiera desdeñado, pero es solamente apariencia porque Él prometió que Su pacto con Israel es inquebrantable y perpetuo. Parece que Él está lejos, pero en realidad es nuestra conducta la que nos hace sentir distanciados. Si mejoramos nuestro proceder (pensamiento, palabra y acción), de inmediato reencontramos Su Presencia (32:7-43).
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Hashem le dice a Moisés para comenzar su ascensión al Monte Nebó, desde allí verá a a la distancia la Tierra de Israel, ya que no tiene permitido ingresar a ella (32:45-52).
Los gentiles podemos realizar algo parecido a los 10 días que menciona?
Cómo que?
Para que?