Ésta es una breve pero intensa parashá que siempre es leída el Shabat anterior a Rosh haShaná; más adelante veremos alguno de las razones para esto.
Sus puntos pueden sintetizarse así:
- Llegando casi al final de sus días en este mundo, Moshé convoca a todo el pueblo, sin excepción, para que congregados recuerden y vuelvan a confirmar el pacto sagrado que desde hace décadas tienen con el Eterno. Sus palabras, así como esta alianza, perduran por la eternidad. Es un eco que no se acalla y recorre el alma judía por todas sus generaciones (Devarim/Deuteronomio 29: 9-14).
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Sin embargo, no hay solamente palabras de aliento y refuerzo positivo, sino que se vuelve a recordar la dura advertencia lanzada por Dios para que se cuiden de la idolatría, que no copien a los habitantes de las naciones que están por conquistar. Las consecuencias de la idolatría suelen ser terribles, porque ella habilita todo tipo de conductas negativas que dañan la relación con Dios, consigo mismo, con el prójimo, la sociedad y el entorno. Es por esto tan estricto y reiterado el llamado a que nos cuidemos de seguir ilusiones con apariencia de Dios, aunque sea con buenas intenciones (29: 15-28).
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Moshé les asegura a las personas que Dios no los abandonará a pesar de que la conducta de ellos los aleje y los lleve por caminos extraños. También confirma que pueden obtener bendiciones siguiendo Sus mandamientos (30: 1-20).
¿Por qué esta parashá es leída siempre antes de Rosh haShaná?
Podemos trabajar tres respuestas diferentes, a la espera de que tú elabores alguna alternativa, que con gusto la atenderemos.
- UNIÓN: El pueblo se reúne en una convocatoria solemne, para atender las palabras de la Torá y confirmar su adhesión a ellas. Todos están presentes, sin dejar de lado a nadie, porque cada uno de los integrantes de la nación tiene su importancia individual y colectiva. Tal como sucede desde hace muchísimos siglos que los judíos se acercan al Beit Kneset para Rosh haShaná, aunque el resto del año puede que no estén tan presentes. Sin embargo, sienten la necesidad de escuchar el Shofar, participar de nuestra Tradición de forma más activa, mantener el lazo con el pasado a través del presente. A veces no es en el templo, sino en las casas, que se siguen reuniendo, para estar juntos, intuyendo algo sagrado en la ocasión.
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TESHUVÁ: La parashá hace énfasis en el valor de la TESHUVÁ, que significa darse cuenta de dónde uno se encuentra y comprometerse para conseguir una mejor versión de sí mismo. Para esto se precisa conciencia, sinceridad, esfuerzo y un deseo de mejorar.
Un sentido más trivial para TESHUVÁ es el de arrepentimiento, para pedir perdón y conseguirlo, porque uno ha hecho algo que no está bien.
Sea un sentido o el otro, estamos en el tiempo especial para la TESHUVÁ, tal como lo dice nuestra Tradición. En particular en Rosh haShaná, que es el Día del Juicio, cuando Dios juzga a todas las personas, sin importar su origen, creencia, identidad, etc. Es el momento en el que la conducta de cada persona es evaluada individualmente, sin excepciones. Por ello resulta de suma importancia enderezar lo torcido, corregir lo errado y así estar pulcros ante el Juez.
Como hay gente que no sabe del juicio, o no le interesa, o no lo cree, o lo que fuera que no le lleva a modificar para mejor su conducta, es que la tradición judía nos alienta a que pidamos por el bienestar de todos, por el juicio benigno incluso para el que no ha hecho aún TESHUVÁ, a la espera de que la haga.
3) CADA UNO ES MUY VALIOSO: La parashá insiste en que sea cada uno el que tome sobre sí la responsabilidad por sus acciones, que no cargue en la mochila de otro, o del grupo, lo que cada uno debe resolver por su cuenta. Porque para Dios cada persona es preciosa, un lámpara que tiene su luz para aportar en la tarea de alumbrar al mundo y correr así a la oscuridad y el caos. Si la persona no colabora con esa misión de iluminar al universo, algo único se está perdiendo. Es por ello que los rezos y costumbres de Rosh haShaná nos enseñan a reflexionar, es decir, que cada uno vea con sinceridad un reflejo de cómo está actuando en su vida. Entonces, podemos hacer esa cura para el alma, ese compromiso para vivir mejor y por ello ayudar a que el mundo esté mejor.
Que tengamos un excelente comienzo de año, que sea lleno de bendiciones y dulzura.
¡SHABAT SHALOM! ¡SHANÁ TOVÁ UMETUCÁ!