Ki Tisá (Éxodo 30:11-34:35) comienza con Dios instruyendo a Moisés sobre la contribución de medio shekel por cada varón mayor de 20 años para el Mishkán (Templo portátil). Esta ofrenda simboliza la unidad del pueblo y su compromiso con el proyecto divino.
La misma cantidad obligatoria para cada uno, con el propósito de construir el tabernáculo. Esta donación tenía otro objetivo, censar a la gente, en tanto se creaba un sentido de asociación y unidad entre el pueblo de Israel.
Más adelante, en la parashá, se dan instrucciones detalladas sobre algunos elementos sagrados del Mishkán: el lavatorio, el aceite de la unción y el incienso. Cada herramienta tiene un significado profundo y simboliza altos valores espirituales. El lavabo, fabricado en cobre, estaba destinado a la purificación de los sacerdotes antes de su trabajo. El aceite de la unción, compuesto de ingredientes únicos, se utiliza para ungir a los sacerdotes, el tabernáculo y los utensilios. El incienso, que tiene una fragancia especial, se ofrendaba en el altar dorado en el interior del templo, como símbolo de los corazones de los congregados dirigidos a las Alturas.
Pero, lamentablemente, Ki Tisá no termina con una nota positiva. Después de que Moisés sube a la montaña para recibir las Tablas del Pacto, un grupo que siguió a los israelitas en su salida de Egipto, provocan el pecado con el becerro de oro. Exigen que Aarón les construya un nuevo líder o dios, para poder referenciarse con él, como estaban acostumbrados a hacer con Moisés. Bajo coerción, Aarón les fabrica el ídolo, al que pasan a adorar de maneras indignas.
Algunos israelitas se vieron arrastrados a ese accionar contrario a lo que habían escuchado directamente de Dios cuarenta días antes, en la Revelación en el Sinaí. En tanto, el grueso del pueblo pecó al permanecer pasivos, sin reacción positiva ante ese desvío de la conducta noble que se esperaba del pueblo.
Este pecado causa gran ira a Dios y Moisés discute con él sobre el destino del pueblo.
Luego de un momento de zozobra y aplicar el rigor de la justa ley, Moshé se embarca en una campaña para que el pueblo sea perdonado y reencuentre el concilio espiritual.
Algunas lecciones de la parashá:
- Responsabilidad personal y colaboración: la donación de la mitad del shekel enfatiza la responsabilidad de cada persona de participar en un proyecto conjunto.
- Santidad y pureza: Las vasijas del Mishkán simbolizan la santidad y detalle que sin requeridos en el servicio sagrado.
- Pecado y castigo: El pecado del becerro enfatiza el peligro de entregarse a las pasiones y la importancia de mantener el pacto con Dios.
- Respuesta y perdón: Moshé ora a Dios por el pueblo y recibe el perdón.
¡Shalom Shabat!
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