¿En el nombre de qué ideal?

Esta semana corresponde leer la parashá llamada Koraj (es un nombre propio) que es la quinta del cuarto tomo de la Torá, el sefer Bemidbar, conocido en español como "Números".

Les propongo que para saber quién es este Koraj que da nombre a la parashá, prestemos atención a un breve párrafo del Talmud, en el cual se nos relata que: ‘Rabbá bar Janna viajaba en una ocasión por el desierto conducido por un beduino, en cierto punto éste le señala una roca y le dice que ponga su oído a tierra, y entonces el rabino escuchó los gritos de Koraj y sus secuaces que testimoniaban desde las fauces de la Tierra: "Moshé y su Torá es la verdad, somos nosotros los que estábamos mintiendo"’ (traducción libre del Talmud Babli Sanhedrín 110a).

Para que aprendamos cómo de lo breve que es sustancioso se puede extraer mucha información, analicemos este corto pasaje y veremos que podemos inferir que:

  • Koraj se atrevió a desafiar la autenticidad y divinidad de la Torá.

  • Koraj fue adversario de la autoridad de Moshé.

  • Koraj estuvo rodeado de secuaces que lo secundaban e instigaban a la rebelión.

  • Koraj y los suyos fueron tragados (literalmente) vivos por la tierra.

  • El espíritu eterno de Koraj reconoce la Verdad, y también admite aquello en lo cual hubo errado durante su vida en Este Mundo. Sin embargo, no todos están dispuestos y/o capacitados para oír los lamentos del espíritu de Koraj.

  • Lo acontecido con Koraj ha dejado huellas en la historia, no sólo de Israel, sino para todo aquel que tenga capacidad de aprender de las moralejas.

  • Su pecado tiene repercusiones a través de las generaciones, pues su voz sigue clamando desde la tierra muchos siglos más tarde.

Ahora, comparemos lo que recién hemos deducido, con la imagen de Koraj que nos presenta el pensador contemporáneo Martin Buber (en su obra "Moisés", páginas 186-190).
Buber nos enseña que Koraj era un peligroso autócrata determinado a romper los lazos de la legalidad instaurada por Dios, para de ese modo hacerse con el poder absoluto sobre el Pueblo. Como método diseminaba el terror entre aquellos que no estaban "de su lado", proponiendo la destrucción de lo que no estuviera acorde con sus intereses. Y para validar sus egoístas aspiraciones de autoridad, reclamaba estar actuando movido por ideales sagrados y que propendían al bien popular.
Cuando en realidad poco le importaba si sus propósitos eran tan sagrados (es decir, coherentes con la Torá), y si lo que decía que quería para el bienestar del Pueblo, realmente era lo más beneficioso para ellos.
En resumen:

  • el ambicioso Koraj quería suplantar la Torá (es decir, la autoridad de Dios) proclamando que él estaba actuando para defenderla y vigorizarla;

  • el pernicioso Koraj decía que su misión era beneficiar a los que siguieran sus doctrinas, cuando realmente poco y nada le importaba lo que sucediera con ellos.

Lamentablemente, seguidores de Koraj siguen surgiendo en cada generación.
Tristemente nunca faltan personas que creen que pueden violar las leyes de Dios, mientras afirman descaradamente que están cumpliendo devotamente con Sus requerimientos.
Demagogos que con encendidos discursos falaces y actos de terror, roban de las personas su esperanza y libre albedrío, viciándolos para que como ovejas se conduzcan sin pensamiento, sin crítica, sin esfuerzo por alcanzar la alta meta que Dios les está exigiendo.
Recordemos a alguno de los que vivieron y murieron (o morirán) en espantosa rebeldía, los que hacen de Koraj su modelo, entre los más tristemente célebres tenemos a: Jesús, Pablo de Tarso, Hitler, Arafat, Bin Laden, Chávez, el innombrable de Irán…
Éstos son algunos entre decenas de líderes rebeldes contra la Verdad, quienes dijeron/dicen hablar en nombre de dioses y de favorecer a sus seguidores; cuando ciertamente lo único que consiguen es traer dolor, miseria, muerte y oscuridad…

Es bueno que prestemos atención al consejo dado por Moshé, de acuerdo a la orden Dios:

"¡Apartaos, por favor, de las cercanías de estos hombres malvados!
No toquéis ninguna cosa suya.
No sea que perezcáis con todos sus pecados.
"
(Bemidbar / Números 16:26)

Apartarnos de ellos, de todo lo que es de ellos, de sus enseñanzas y presuntas bendiciones, ¡ese es el primer paso para no tropezar en horribles pecados!

Y es importante que tengamos bien en cuenta las siguientes halajot -normativas- y pautas de vida:

  1. Está prohibido crear o perpetuar conflictos, no solamente porque el conflicto no se corresponde con una persona de Torá, o porque sea una conducta buena, o incuso porque sea una ordenanza rabínica.
    Sino porque es la misma Torá la que lo prohíbe severamente, ya que dice: "que no sea como Koraj y su grupo" (Bemidbar / Números 17:5).

  2. No sólo es un pecado originar disputas o sostenerlas, sino que es fuente de otros pecados y desgracias, tales como el odio, revancha, hostilidad, humillar a otro, maledicencia, traición e  incluso el crimen, entre otros pesares.
    Por tanto, es mejor no ingresar al ámbito de la disputa, ni aproximarse a aquel que en nuestra Tradición es denominado rashá -malvado-, que es el que da vida a las contiendas.

  3. Aquel que gusta de provocar o mantener rivalidades con los maestros de Torá, es severamente sancionado por parte de Dios, ya que está dicho: "porque despreció la palabra del Eterno y quebrantó su mandamiento. Tal persona será excluida por completo; su iniquidad estará sobre ella." (Bemidbar / Números 15:31).

  4. Ni siquiera para defender el honor de un padre o madre está permitido contender.
    Es preciso buscar mecanismos apropiados para cumplir tanto con el precepto de honrar a los padres, como con aquel que ordena no estar envuelto en trifulcas.

  5. Ni por temáticas intrascendentes, ni por aquellas de importancia está permitido crear conflictos.
    Una cosa es argumentar y debatir (leshem shamaim), y algo bien distinto es contender y discutir irracionalmente.

  6. ¿Cuándo se está argumentando y debatiendo correctamente?
    Cuando no se sienten ánimos negativos ni se quebranta ningún mandamiento, y lo que se busca es la verdad y no meramente que una de las opiniones prevalezca sobre las otras porque sí.
    El debate permitido es aquel que cumple con la profecía de: "Amad la verdad y la paz." (Zejariá / Zacarías 8:19).
    (Ver Pirké Avot 5:17).

  7. No solamente las disputas se dan con gritos, insultos, golpes y gestos fieros; a veces las peores contiendas se producen usando gestos amables, sonrisas seductoras y palabras que aparentan suave amistad.

  8. Es aconsejable que la persona siga todos los días de su vida el consejo del salmista: "Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela." (Tehilim / Salmos 34:15). Y si por alguna causa uno se ha visto envuelto en un conflicto, o es testigo de alguno, lo saludable es bajar el calor del momento y fomentar el entendimiento.
    Y de no poder calmarse en ese momento, entonces lo apropiado es dar media vuelta e irse de la disputa.
    Cuanto más preceptos se cumplan correctamente, y más Torá se estudie en profundidad, mayor capacidad de tolerancia hay para no ingresar al espantoso mundo de la hostilidad.

  9. Maimónides aconsejó a su propio hijo, Rabbí Avraham: "Esfuérzate por ser paciente y tolerante, pues éste es el recto camino del verdadero héroe, y es esta actitud en si misma un triunfo certero".

¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!

Moré Yehuda Ribco

 

Relato

El día de salir solo de la madriguera llegó para el ratoncito.
Mucho había aprendido hasta ese momento acerca del mundo fuera de la madriguera, ahora por fin lo experimentaría.
Y se sentía confiado, pues su madre lo estaría aguardando allí, lista para aconsejarle acerca del Gran Mundo.

Pasados unos instantes, y tras de dar el ratoncito unos pocos y aventureros pasos, regresó corriendo y con el corazón en la boca.
Gritando se abrazó a doña ratona y le dijo: ‘Mami, un monstruo enorme y feo está allí fuera. Tiene orejas y rabo muy largo, unos dientes grandísimos, y una voz que mete mucho miedo.’
Y le dijo la madre: ‘Hijo querido, eso que describes es un perro. Generalmente son muy lentos y torpes como para causarnos problemas. Respétalo y te dejará tranquilo.’
Con este sano consejo en mente, sale nuevamente el ratoncito al Mundo.

No transcurrieron ni dos minutos, cuando lloroso ya estaba asido de su madre: ‘Una cosa muy extraña casi me atrapa la cabeza cuando estuve a punto de alcanzar un pedacito de queso. Hizo un ruido espantoso y saltó con una fuerza impresionante. Tengo miedo…’
Y la madre lo consuela aconsejándole: ‘Ay hijito, eso era una trampa para ratones. En tu vida, si Dios permite, verás muchas de ellas. Debes saber que están ahí y que son muy fáciles de reconocer pues siempre son aparatos raros que tienen objetos muy atrayentes para ti, pero si te mantienes alejado y eres prudente, en nada te dañaran.’

Con este otro consejo, nuevamente se aventuró el ratoncito, ya más seguro de conocer lo que el Mundo le tenía reservado.
Y pasó una hora, un día, toda la vida, y la madre no lo volvió a ver… es que ella, entre tanto consejo que le dio, había olvidado decirle que desconfiara y huyera si se presentaba ante él un animal muy simpático y juguetón, con una amigable voz, movimientos ágiles, suave pelambre y sugerentes proposiciones de comer manjares fáciles de alcanzar y de tener una vida holgada… pues ese era el más peligroso de sus enemigos.

Preguntas para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?

  • ¿En qué se asemeja la táctica de Koraj, al gato del cuento?
    ¿Quiénes serían los ratoncitos?

  • Dijo el más sabio de los hombres: "El prudente ve el mal y se esconde, pero los ingenuos pasan y reciben el daño." (Mishlei / Proverbios 22:3).
    ¿Cómo se relaciona esta moraleja con nuestra vida cotidiana?

  • ¿Qué está queriendo decir David con la frase: "Al malvado le matará la maldad, y los que aborrecen al justo serán desolados." (Tehilim / Salmos 34:22)?

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