«Si la Torá nos previene de falsas ideologías y filosofías, ¿por qué las refiere como «del corazón», en vez «de la mente»?
La respuesta: Las falsas creencias no emergen de una inteligencia deficiente, sino de un corazón perverso.
El corazón (metafóricamente) es el asiento de nuestros deseos y anhelos, y esos deseos son la fuente de nuestros pensamientos erróneos.»
R. Eljanan Wasserman