Si no ahora, ¿cuándo?

"Todos vosotros estáis hoy delante de Hashem vuestro Elokim… " (Devarim / Deuteronomio 29:9)

El judío en el tren suspiraba: "Oi, que sed tengo". Y un instante más tarde: "Oi, que sed tengo". Y luego, "Oi, que sed tengo".
Y el mismo suspirado lamento continuó toda la tarde.
El vecino de asiento, cansado de tanto "Oi", se levantó y le trajo un vaso de agua.
El judío bebió. Y cuando el vecino esperaba oír el agradecimiento, comenzó a escuchar por largo rato: "Oi, que sed tenía…Oi que sed tenía…Oi…"

Ante las dificultades tenemos dos opciones:
a- si es un problema insoluble: ¿para qué lamentarnos?…¿acaso algo conseguiremos con esto?
b- si tiene solución, entonces, ¿qué problema tenemos?…¿para qué lamentarnos?
En lugar de quejas y llantos, lo apropiado es aprovechar cada momento en procurar conseguir lo que es beneficioso para uno, y para otros.
Y, cuando hemos vencido las dificultades, o nos han ayudado a pasar los obstáculos; en lugar de reprochar, en vez de anclarse al pesimismo… ¿no es más vital dedicarnos a proseguir nuestro sendero de superación?

Y, ¿cuándo es el momento de poner manos a la obra para mejorar nuestra situación, nuestra vida?
Sin dudas…HOY (y no "Oi"), porque HOY tenemos el mejor objetivo frente a nosotros: la Vida…

 

Profundizando esta semana:

  1. ¿A qué decisión nos compele la Torá esta semana?

  2. ¿Por qué Moshé convocó a TODO el pueblo a su despedida?

Respuestas para la semana anterior:

  1. De las propias acciones
  2. Israel en primera instancia, y la humanidad.

Destellos de las parashot

El Pueblo en su totalidad, sin excepciones, es convocado a la despedida de su líder Moshé, y a participar de la reafirmación del pacto eterno que sellaran los patriarcas con el Eterno.
De parte de Dios este pacto es considerado como inalterable, y que incluye a todos los descendientes de Avraham, incluso a los que no estuvieron físicamente presentes en aquella oportunidad.
Como parte medular se recuerda la imperiosa necesidad de apartarse de la idolatría, porque ésta es en esencia mentira y error, y sólo puede llevar a vivir una vida falsa, sin sentido; y Dios no quiere que sus criaturas malgasten su existencia en lo que no es provechoso ni bueno.
Sin dudas, la persona que opta por dedicar su vida a lo que falso (idolatría, es uno de sus nombres), sentirá tarde o temprano que sufre inconsolablemente, y pensará que le han sobrevenido castigos y tormentos, sin embargo, debería comprender que no son más que los efectos de sus acciones equivocadas.
Pero, el arrepentimiento, es posible. Enmendando cada uno su camino, puede tornar hacia la Verdad, y de esa forma ir superando los males (o reconociendo que detrás de todo pesar sufrido, se esconde realmente la dicha, si se la sabe hallar).
Y, la posibilidad del mejoramiento no es lejana, pues, la Torá está muy cercana a nuestra esencia, no es ajena a nosotros, es sólo cuestión de adecuar nuestra vida a su mensaje, y superar nuestras limitaciones temporales.
La decisión de elegir entre lo que es Verdad (Vida) o la Falsedad (Extinción) es sólo nuestra, y no dependemos de destinos ni de suertes, sino de decisiones propias, situaciones y responsabilidad.
La Torá no nos deja huir a esta eterna interrogante: ¿Cuál es el camino que deseamos andar?

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