El Seder, mi Seder, tu Seder

Ya pasó casi un mes desde Pesaj, vamos camino a su culminación en Atzeret, o Shavuot como es más habitualmente conocida esta festividad. Ya hemos pasado la mitad del trayecto que une ambas fechas, al darme cuenta de esto se me ocurrió dar un vistazo hacia atrás y realizar alguna reflexión y alguna pregunta.

El primer, el original, fue en Egipto, la noche previa a la Salida de Egipto.
Los hebreos estaban preparados para marchar, habían preparado el asado con el corderito, marcado las entradas de sus casas, alistado todo para ir hacia la aventura de ser libres cuando el Eterno así lo señalara. A su alrededor, el alboroto. Los primogénitos que caían, la multitud que se revelaba contra Faraón por su terca obstinación de no permitir a los hebreos celebrar a su deidad, el llanto de los males que habían estado azotando durante largos meses. También el tumulto de los egipcios, y otros gentiles, partidarios del líder Moshé, quienes acompañarían la salida de los judíos y darían su aporte (para bien o mal) de allí en más.
Era un momento de cambios, uno que tiene vigencia hasta el día de hoy, al menos en la nación judía.
Allí estaba la comida compartida en familia del corderito asado, acompañado por matzot y merorim, con la expectación por conocer algo acerca de la libertad.
Tal como pasa actualmente con quienes celebran esta festividad, ¿no?

A lo largo del tiempo se le fueron agregando símbolos, gestos, fórmulas, cantos. Se tomaron elementos de las culturas que alojaron a los judíos, o que fueron emuladas. Como comer recostados, ciertos alimentos, el untarlos, el lavado, melodías, himnos, alabanzas, entre otras varias cualidades que hacen al Seder tal cual es formulario para nosotros.

Para ir dando cariz a esta celebración, al memorial, a la encarnación de la libertad.
Los celebrantes precisaban armonizar ese mundo pasado y ajeno con sus realidades cotidianas, con sus diversos modos de entender el entorno y sus vivencias. Así, el Seder iba adquiriendo trazos reconocibles, pero sin perder jamás su identidad.

Actualmente, de manera individual o familiar, se incluyen otras facetas, rituales, cantos, anécdotas, juegos, procedimientos que quizás eventualmente vayan adquiriendo popularidad, o al menos se mantengan como herencia colectiva de un número indeterminado de judíos.
¿Quisieras compartir alguno de esos elementos que son distintivos de tu familia o cultura que componen el Seder?
¿Tal vez tienes ideas para darle otra vitalidad y actualidad, sin que por ello se modifique y pierda su esencia y lo que le corresponde halájicamente?
Espero tus comentarios al respecto, que nos ilustren.
Gracias.

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