La misteriosa época de la cuenta

Por catástrofes tremendas, tales como el becerro de oro y otras, tenemos un día, que es el 17 de Tamuz.
Por espantosas calamidades, como el pecado de los exploradores, la destrucción de ambos sagrados Templos, masacres y otras pesadillas solamente tenemos un día, el 9 de Av.
Pero, por una extraña historia , como la muerte de los 24.000 alumnos de Rabi Akiva a causa de una “muerte dudosa” como consecuencia de que no se respetaban mutuamente, ¿hacemos semanas y semanas de semi duelo?
Parece que hay algo que no cierra en el asunto, que por lo tanto requiere explicación.
Trataremos de darla.

La minúscula nación judía se levantó en armas contra el inmenso y poderoso imperio romano.
No era la primera vez que se atrevían a esto, pero en esta ocasión el resultado prometía ser diferente.
A pesar de haber perdido el Templo, autonomía, cientos de miles de vidas, bienes y quién sabe cuántas cosas más; ahora estaban nuevamente luchando por su independencia.

Quizás hubiera sido más prudente y sabio hacer caso a los que decían de seguir sometidos al imperio, incómodos en algunas cosas, pero con libertad para rezar, estudiar, vivir en la tierra judía entre otras cosas.
Pero, fue el grupo de la rebelión independentista la que determinó los sucesos.

El líder espiritual, Rabi Akiva, era el alma mater del judaísmo de su época; puntal en el cual se estaba sosteniendo nuestra Tradición.
Era también el jefe ideológico de esta guerra, considerada mesiánica, detrás del promitente mesías llamado Bar Cojba.
Es que todo parecía indicar que estaban en esa senda, en el de la redención de los tiempos postreros; pues, algunas de las profecías más comprobables y evidentes se venían materializando bajo el comando de este líder.
Incluso tuvimos un pequeño Estado independiente, con ejército y moneda propia, durante unos años.

Pero, el imperio romano no podía permitir que esa minúscula facción de un pequeñísimo pueblo tuviera éxito, porque, la revolución se extendería por todas las regiones dominadas por ellos.
Ya tenían en sus manos insurrecciones por doquier, por tanto, era hora de dar un tremendo escarmiento y que sirviera como ejemplo a quien osara profanar la Pax Romana.

Las masacres en Judea fueron innecesarias y extremadamente crueles.
No los guiaba el odio, ni pretendían ninguna supremacía de creencias (religiosa), simplemente y llanamente querían que el mundo estuviera en paz, bajo sus botas militares. Que pagaran puntualmente los impuestos al imperio, que no se rebelaran… ¿era tanto pedir?
Con esa frialdad es que ejecutaron las matanzas y otras aberraciones contra individuos y poblaciones.
Y las humillaciones, deportaciones, expulsiones, esclavitud, entre otras cosas.
También pretendieron borrar el nexo de los judíos con Judea, reemplazando el nombre del país por el de un pueblo muchos siglos atrás desaparecido: Palestina, en honor a los filisteos.
Arrasaron hasta las bases a Ierushalaim, eliminando hasta su nombre. En su lugar construyeron un ciudad romana, la Aelia Capitolina.
Los judíos destrozados y casi por completo desaparecidos de la tierra patria, tenían prohibido regresar a ella.
Los sabios de la Torá también fueron asesinados, incluyendo a los alumnos de Rabi Akiva, muertos como héroes de guerra luchando por sus ideales y su nación, así como por su Dios.

Con todas estas calamidades sin fin, la Torá oral –especialmente- zozobraba, pues sin sabios se terminaría la cadena de transmisión.
Aparte, ahora sí los romanos encontraban peligroso el estudio de las fuentes judías por parte de los judíos, puesto que podían volver a encender esa tosca llama de revolución.

Como vemos, un sin fin de terrores y estremecimientos, cuyo ápice parece fue entre Pésaj y algún momento previo a Shavuot.
Aunque el día 33 del Omer hubo una distinguida victoria militar de los judíos sobre las amplias huestes imperiales, de poco sirvió para el resultado final.

Nos damos cuenta de la magnitud de la tragedia, incalculable y ciertamente irrepetida.

Los remanentes entre líderes y sabios decidieron ocultar las historias de heroísmo militar, camuflarlas.
Vaya uno a saber exactamente el motivo.
Quizás temían la represalia del tirano imperial, si se enteraba que ellos estaban honrando a sus héroes levantados en armas contra Roma.
Quizás a esos sabios les aterrorizaba que nuevamente surgieran grupos de fuertes judíos, dispuestos  al sacrificio supremo para obtener la independencia de su patria judía. Es que, ya habían padecido demasiado de esos ideales mesiánicos político/militares, quizás había llegado la hora de taparlo y convertirse en un pueblo apabullado, desterrado, galútico… cosa que todavía vemos en tantos judíos “ultra ortodoxos”, así como de otras denominaciones que aborrecen el pasado glorioso de los aguerridos líderes judíos, para escoger bajar la corva y someterse al amo gentil de turno y sus designios.
Ese rechazo a la “mediná”, el no contemplar el milagro que está ocurriendo ante nuestros ojos, el negarse a ser parte solidaria del Estado –laico- judío, el sumarse a los enemigos; son algunas de las cualidades negativas que se han adherido a los que se espantaron por aquel pasado terrible. Con razón o sin ella.

Como sea, parte de la historia quedó oscurecida por mitos, retazos se mantuvieron en tradiciones practicadas, otras en algunos esporádicos textos.
Algunas claves las obtenemos al confrontar la extrañeza de la Sefirá y sus costumbres.

Hemos comenzado Iyar, el mes de la redención.
Mes en la cual se esperaba la independencia total del Estado de Rabi Akiva, pero fracasó.
Mes de Iom haAtzmaut, que marca el comienzo de nuestra definitiva redención.

Es con altibajos, pero el proceso de afirmación de la Era Mesiánica ya es irreversible.
Ahora sí, las señales proféticas se están manifestando y no reposan en la fe, sino en mirar con ojos objetivos los sucesos.

Finalmente la rebelión de Bar Cojba tiene su florecimiento y aunque el imperio del EGO nos estorbe y obstaculice, ya no podrá frenar el esplendor.

Quiera el Eterno que este mismo brillante destino sea el que alumbre por muchos años la vida de mi hermano Efraim, que pronto se recupere; junto a todos los enfermos de Israel y de los justos del mundo.
Quiera el Altísimo que la paz llegue a Venezuela y a otras regiones castigadas por el EGO desacompasado.

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Jonathan Ortiz

No deja de impresionar cómo Roma anuló en aquel entonces la vida política y casi la espiritual del pueblo judio y cómo en la actualidad hay mucho hijo de Roma queriendo hacer lo mismo.

Que su hermano reciba pronto total salud.

Y mi pais… bueno, politicos menos malvados por lo menos.

Netanel

1-Decimos 3 veces por día «vetejeza enenu veshubejá letzion» acaso si Dios vulve a Tzion no será tan claro que todos lo veremos? al parecer no… hay que saber ver, y no siempre ocurre tal como soñamos e imaginamos… 2-en Hiegeret de Rab Hai Gaón dice explícitamente que los alumnos de Rabí akivá murieron en la guerra. e incluso quien estudia detenidamente los pasajes del Talmud que hablan al respecto no se habla de una maguefá como dicen popularmente por ahí. 3- la pregunta sería si aun hoy habría que guardar semi duelo por aquello luego que ya comenzó la… Read more »

Delallel

Texto muy instructivo.
Lamentables padecimientos, hasta el propio sabio lider, el gran Raví Akiva, de bendita memoria. Peor cuando los tiranos intentaron tapar tan grandes hazañas, con la historia de un muerto en el madero. Pero gracias nuevamente quienes matuvieron-y mantienen- aún viva la Luz para las naciones. Grandes!
Recuperación pronta y completa para los mencionados y liberación a Venezuela del yugo de sus políticos truchos.

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