El éxito de algunas religiones

Enseñamos en otras ocasiones los orígenes de la religión, desde los más antiguos tiempos de la humanidad.
No repetiremos ahora, pero compartimos unos links:

Los interesados pueden profundizar en ellos.
Si los encuentran provechosos, se agradece que nos apoyen en nuestro trabajo: https://serjudio.com/apoyo

Cada nueva religión en realidad es una versión más o menos modificada de alguna precedente.
No hay realmente rupturas, sino tan solo variaciones.

Las religiones que pudieran ser novedosas, caen pronto en el olvido.
Es indispensable que repitan sus temas, que conforten al creyente con el mismo mensaje engañoso que le da origen.
Que mantenga al EGO, Ietzer haRá, en el poder; pues toda religión es adoración del mismo.
Todo dios es una personificación del Ietzer haRá, sin excepción.

(Recordemos que noajismo y judaísmo no son, ni deben ser vistas o vividas como religiones.
Tristemente se confunden con ellas y hasta hay personas que las viven en todo como una religión más.
Hacen de Dios un dios más.
Pervierten la espiritualidad para permanecer en la celda de la religión con menos conflictos de conciencia).

Cuando una nueva religión, aparentemente monoteísta, surge, debe afilar las garras para prenderse con fuerza a sus orígenes idolátricos.
Entonces, aunque digan hablar de un solo dios, y de seguir el camino ético/espiritual, en verdad no dejan las creencias de la idolatría, solo reemplazaron algunos elementos externos.
En vez del salvador Yeshujuejue tienen al redentor Najujume.
En lugar del madero santo usan el petek sagrado.
No peregrinan al sepulcro vacío sino a la tumba del maestro dormido y elevado a los cielos.
Cosas por el estilo, que no dejan de ser maquillajes del mismo rostro esbozado por Caín, perfeccionado por Nimrod y sostenido por milenios por la gran masa de gente.

Aquel disruptor llamado Abraham no la tuvo para nada fácil.
De hecho, para todo seguidor de este maestro nunca ha sido sencillo navegar en la oscura tormenta del propio Ietzer haRá así como en el institucionalizado y socializado.
Muchísimos son los riegos y obstáculos, los fracasos son más probables que el éxito.

Lo cual sencillamente explica, en parte, porque el pacto que el Eterno tiene con la humanidad (el noajismo) es dejado de lado una y otra vez para que la gente siga abrazando la religión.
Porque sin dudas es el gran fracaso de Dios, así como lo lees.
Él propuso e impuso un código de vida para la humanidad, y sin embargo la gente le da la espalda y corre a adorar sus ídolos. A veces hasta con la descarada impudicia de llamar “Hashem” (o parecido) a sus dioses de patraña.
Nos da chances de vida y crecimiento a cada paso, pero Le seguimos negando.
Seguimos, como humanidad, adorando chicos revoltosos colgados en maderos, o locos del desierto sedientos de fama y poder, o cualquier otro estropicio mental/emocional.
Perdemos de vista Su sagrado Mensaje, para adoctrinarnos con la estupidez.
Y Él con paciente amor sigue esperando que despertemos y hagamos nuestra parte. Que nos reconozcamos como Sus hijos y actuemos como tales.
Pero, pasan los milenios y la gente sigue atrapada al Ietzer haRá y las fantasías religiosos y supersticiosos.

Es hora de volver a los pasos del patriarca Abraham, de romper con los ídolos, aunque sean simpáticos rabinos o salvadores nacidos de vírgenes. ¡Da lo mismo como se presente la idolatría! Es el momento ya de romper con toda ella para encontrar la plenitud como individuos y sociedad.

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