Cuando Rosh HaShaná está próximo, es momento de balances.
Reflexionar sobre los propios actos, para descubrir los tesoros que se hallan ocultos en lo que parece nimio y sin importancia; y también, atreverse a reconocer los errores que uno ha cometido.
Darse vuelta para ver el camino recorrido, para poder mirar hacia adelante con la experiencia que nos brinda el pasado.
Puesto que tenemos ojos en la frente, y no en la nuca.
Es momento de balances.
El tiempo de equilibrar la balanza de nuestros actos.
La época de buena voluntad desde lo Alto, que nos brinda energías para enmendar, reconstruir, desandar, rearmar.
Pero, para conseguir esto, debemos aprender a usar constructivamente esa enorme energía que nos provee el Cielo.
Debemos aprender a confiar positivamente en el Eterno, también en nosotros y en el prójimo.
Debemos ser expertos en tomar decisiones correctas, para lo cual es imprescindible tener una confianza saludable.
Debemos esmerarnos en juzgar con justicia, no en criticar, prejuzgar, derribar, defenestrar.
Debemos ser hábiles para compartir, sin ser absorbentes, ni indolentes.
Debemos ser maestros en el buen hacer, en actuar con ánimo edificante.
Para conseguir estas cinco virtudes, que son la clave de una vida de integridad y bienestar, es necesaria una educación firme y equilibrada desde las bases.
Y, por supuesto, tener a mano la Torá con sus consejos y preceptos, que nos encaminan siempre por el buen camino.
Es tiempo de balances, la época bienaventurada del reflexivo retorno a la fuente del Bien.
Es tiempo de balances, para comprometerse a mejorar.
Shaná Tová