Ioel
El libro de Ioel es el segundo libro de los “Profetas menores”, se ubica entre el profeta Oshea y Amos. Es bastante breve, consta sólo 4 capítulos, en total 73 versículos.
Con respecto a la identidad y época en la que vivió el profeta Ioel ben Petuel podemos encontrar una discusión de opiniones entre los sabios sobre el tema.
A)Hay quienes opinan que es hijo de Shemuel el profeta y de hecho es nombrado en Shemuel 1 8:2, luego vuelve en Teshubá por sus malos actos y se convierte en profeta. Y es llamado “Petuel” por cuanto que “Pitá”- Sedujo a Hakadosh Baruj Hú con sus súplicas. (Bamidvar Rabá 1:5)
B)Hay otra opinión que afirma que Ioel vivió en tiempos del Menashé ben Jizkiá rey de Iehudá, y fue alumno del profeta Mijá (Seder Olam cap. 20)
c)Hay quien opina que vivió en los tiempos del profeta Elishá. (Ver Rashí al comienzo del libro)
Ibn Ezra al comienzo de su explicación al libro escribe “no tenemos forma de saber a ciencia cierta la época en la que vivió Ioel”. Sobre cada una de las afirmaciones anteriores hay preguntas para hacerse, y contradicciones. En mi humilde opinión, no es por nada que nadie se molestó en aclararnos un poco el panorama, sino sabemos con exactitud quizás no es tan trascendental este dato. Es decir si sería redundante o provocaría algún cambio significativo hubiera sido escrito “y fue la palabra del Eterno a Ioel en el año X del Rey Fulano”, el hecho de que no esté escrito no es un olvido o error, sino que no cambia tanto el mensaje que el profeta nos quiere transmitir. Pero si alguien pregunta, bueno… pero al fin y al cabo ¿cuando vivió aproximadamente? Sólo por tirar un número digamos que ronda entre el 900 A.C.
El libro podría ser dividido en 2 partes. Una primera (capítulos 1 y 2) sobre una gran epidemia de langostas que azotará la tierra de Israel y la bendición que vendrá liego de la epidemia, y en la segunda parte (capitulo 3 y 4) se narra un poco el juicio que tendrá lugar a aquellos enemigos que oprimieron al pueblo de Israel.
En el libro se toca bastante el tema de la teshubá/ arrepentimiento, es por ello que en muchas comunidades se acostumbra a terminar la Haftará en el Shabat que cae en los 10 días de teshubá (entre Rosh Hashaná) con versículos del libro de Ioel , como así también fueron tomados varios versículos o partes de versículos para pasar a formar parte de nuestros rezos diarios.
El libro fue escrito (al igual que el resto de los profetas menores) por Anshe Kneset Haguedolá/ Los sabios de la Magna Asamblea. El estilo en el que está escrito es bastante poético, sencillo para entender dentro de todo.
Entonces, como dijimos arriba el libro se divide en 2 partes:
La primera parte trata acerca de la terrible plaga de langostas que azotará la tierra de Israel, se narrá en forma metafórica acerca de la gran epidemia que vendrá, y el terrible hambre que provocará en el pueblo, pobreza, miseria y desolación:
“Laméntate (oh tierra!) cual virgen vestida de duelo por el marido (la cosecha) de su juventud…”
“El campo está desolado, la tierra está de duelo…la cosecha del campo ha perecido…”
El profeta insta al pueblo de volver en teshubá, clamar y llorar al Eterno:
“Desgarren sus corazones y no sus vestiduras y vuelvan al Eterno su Dios, porque Él otorga Su compasión, es tolerante y generoso en misericordia y se arrepiente del mal que amenaza traer…”
“Ay del día!! (del desastre) porque cercano está el día del Eterno y vendrá como una destrucción…
“Toquen la trompeta en Tzión, proclamen en ayuno, comboquen a una samblea, reunan al pueblo, llamen a la congregación… lloren Cohanim (sacerdotes), ministros de Dios, entre el portón y el altar y digan: Compadécete oh Eterno de tu pueblo y no sea tu heredad motivo de aprobio…”
Pero así como de terrible fue esta plaga que no dejó ni recuerdo de la cosecha, vendrá un buen año, de provecho y bendición, tiempos de saciedad y alabanzas al Eterno por sus inmensas e infinitas bondades.
“Y los haré recobrar los años perdidos por los que comió la langosta…y comerás en abundancia y te saciarás y alabarás el nombre del Eterno tu Dios…”
“Y sabrás que Yo estoy en medio de Israel, y que Yo soy el Eterno su Dios, y que no hay ningún otro, y Mi pueblo no será nunca más avergonzado …” (3:26-27)
En la segunda parte se narra acerca de la no pequeña “cuenta” que les toca saldar a aquellos pueblos que a lo largo de la historia asediaron, persiguieron, asesinaron, mutilaron sádicamente y en forma desalmada al pueblo de Israel, los castigos que decaerán sobre sus cabezas.
El Eterno reunirá y congregará a los exiliados a volver a Tzión. Se narra un escenario de bendición para los hijos de Israel y lo contrario para sus enemigos:
“Y será en aquel día que de las montañas brotará dulce vino, y las colinas manarán leche, y todos los ríos de Iehudá desbordarán agua, y saldrá un manantial de la casa del Eterno…
Egipto será una desolación, y Edom será un desierto desolado por la violencia contra los hijos de Iehudá y porque derramaron sangre inocente en su tierra”
“Perro Iehudá será habitada para siempre, y Ierushalaim de generación en generación… y habitará el Eterno en Tzión” (Cap. 4: 18-21)