Desde que los estudiosos de la psiquis del hombre pusieron sus ojos al tema del consciente e inconsciente como objeto de estudio demostraron lo complejo que es la existencia humana.
En el hombre no solamente operan mecánicamente fuerzas naturales instintivas, sino que también maniobran fuerzas no cuantificables o medibles, que no son compartidas con otros seres.
Siendo el que escribe un amateur en el tema, entiendo que dichas fuerzas operan desde el oscuro inconsciente, y sin ningún tipo de freno, límite o regulador impulsan al humano para que éste actúe en su estado consciente, pero en el estado de vigilia bajo el freno, límite y regulador que dicta la razón, la lógica, el intelecto, el ego.
Para Freud, el inconsciente era la bóveda de las irracionalidades; los deseos oscuros, libidinosos, impúdicos y todas las represiones que el humano sublimaba o transfería conscientemente hacia el exterior.
Sin embargo, pasadas las décadas, otros estudiosos no compartieron la visión freudiana sobre el inconsciente; más bien descubrieron que en el inconsciente se encontraba la fuente de la más alta sabiduría humana (Carl G. Jung, Viktor Frankl, Erich Fromm, D.T. Suzuki, y puedo citar con ellos al More Yehuda, el cual apunta a dicha valoración del inconsciente para el análisis del sueño).
Es decir, que según los segundos, desde el inconsciente operan fuerzas o impulsos que mueven al humano hacia el sentido, la espiritualidad, la iluminación, la ética, y no solamente a la satisfacción de deseos irracionales reprimidos.
Si bien, tanto Freud como los que le siguieron descubrieron dichas fuerzas que motivan los actos humanos conscientes, no son muy claros en su origen; unos y otros discrepan en cuanto a la fuente de dichas fuerzas debido a la dificultad de descubrir el inconsciente humano, pues el mismo método propuesto por su precursor es el que han utilizado básicamente todos: el de libre asociación psicoanalítica.
Pero mi idea a compartir es otra que la de transcribir lo que dicen uno y el otro, o de validar una u otra opinión, pues continuo advirtiendo mi pobre amateurismo en estos temas.
Desde el oscuro inconsciente se potencian fuerzas que impulsan para actuar de forma consciente, y dichas fuerzas siguen siendo poco conocidas o manipulables pues el conocimiento que se tiene de ellas es limitado.
Los peritos en la materia tiene como objetivo el conocimiento de dichas fuerzas mediante el método indicado, con el fin de hacerlas conscientes y de esa forma curar ciertas enfermedades psíquicas en los pacientes; exceptuando el Dr. Jung y el Dr. Fromm, cuyos objetivos estaban más enfocados en cierta transformación de la persona y la sociedad.
La finalidad del estudio del inconsciente sería el conocerlo para hacerlo consciente, fortalecer el “Yo” debilitando el “Id”, desenmascarar la fuerza motivadora con la finalidad del mejoramiento individual o social, o como se quiera ver a ese proceso mediante el cual se pueda concientizar esa fuerza desconocida que influye en la propia vida despierta para comprender mejor nuestra realidad, y de esa forma procurar una transformación del humano hacia un modelo mejorado.
Sabiendo eso, se podría concluir que existimos bajo mucha ignorancia en nuestra propia dimensión, es decir, que los motivos de nuestros propios actos o conductas no son siempre los que convencidamente creemos, sino que son otros los motivos y ellos nos son desconocidos conscientemente. Y al ignorar lo que pasa en el propio inconsciente (individual o social) estamos rechazando, sin saberlo, la oportunidad de avanzar evolutivamente hacia un humano mejorado.
Hace pocos días, una experiencia particular me hizo confrontarme con la siguiente pregunta: ¿soy un noajida consciente, o un judío inconsciente?; es decir, si me encuentro consciente de ser una persona que dirijo mi existencia con el mayor secularismo que garantiza la Tora Noajida, ¿Por qué a veces me pillo buscando lo que es judío?
Conscientemente actuamos como lo que somos: personas no judías. Pero un impulso inconscientemente manifestado en los dichos, las conductas, las acciones, los sueños, etc revela y desenmascara el deseo de ser judío.
Y no. No caben justificaciones (racionalizaciones) para esconder ese deseo con escusas sobradamente sabidas (amor a dios, a los judíos, a Israel, a las fiestas patria judías, a las costumbres, al verdadero dios, a la verdad, a la identidad, etc); sencillamente hay un deseo de ser judío por razones equivocadas debido a la poquísima importancia que damos a nuestro inconsciente, a la escasísima atención que damos a la identidad de la persona, al pobrísimo tiempo que se dedica al estudio del hombre, al raquítico deseo de autodescubrimiento por medio del racionalismo humanista, al casi nulo interés por saber qué es SER Noájida y no simplemente TENER una identidad noajida.
No cabe duda que al estar en continuo estudio y revisión personal, de a poquitos y a cuenta gotas es posible despegarnos, a trocitos, la falsa careta colocada y que opaca una verdadera concientización de quienes somos, de donde estamos y para donde vamos.
Para finalizar, quisiera agradecer su lectura, así como de saber de los míos, los que continuamos mejorando caminando hacia la verdad.
(Sea mis ideas en merito de Yehuda Ribco, para que su salud sea restablecida completamente, y tengamos maestro, amigo, socio y mentor por muchos años)
Luis D. Perez Ch.[1]
[1] El autor del artículo no es judío. Las ideas cuenta con autorización y revisión previa de Serjudio.com
gracias por los buenos deseos y el texto.
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poner en sintonia el Yo Vivido con el Yo Esencia, ¿tan dificil resulta?
parece que si.
por ello conocer los mandamientos que competen a cada uno es el metodo intelectual, para luego llevarlos a la practica y asi realizar el metodo factico.
entones, salimos un poco del exilio y estaos mejor.
pero no basta…