Pinejás, nieto de Aarón HaCohén, es el personaje que da nombre a la parashá de esta semana.
Los hechos que lo hicieron notorio tienen que ver con una acción radical que realizó en un momento de crisis nacional.
Les contaré en breves palabras los hechos (que pueden ser leídos en el Tanaj, en Bemidbar / Números 25:1-13):
El perverso hechicero Bileam (el de la parashá pasada) comprendió que si el enemigo quería vencer totalmente a Israel, primero debía debilitarlo moral y espiritualmente; pues, el poder de nuestro pueblo no se basa en el número de soldados, ni en la fuerza de nuestras escasas armas, sino en nuestra cercanía con Dios y lo que Él representa, es decir, con todo lo que es la Verdad, la Justicia, el Bien, la Paz, la Vida.
Así, el malvado brujo elaboró un plan, por el cual los hijos de Israel se involucrarían en diferentes tipos de pecados (empezando por los de índole sexual), perdiendo de ese modo su estatura moral, su integridad como personas de bien.
Y el macabro plan funcionó de maravillas.
Los israelitas fueron llevados engañosamente a pecar, y pecaban, e inducían a otros a pecar. Y cuanto más caían, más tenebroso se iba haciendo el panorama para todo el Pueblo.
Las personas que deseaban el bien, y los dignos líderes entre ellos, estaban paralizados, sin saber ni poder reaccionar ante tamaña catástrofe espiritual, porque superaba ampliamente lo que ellos estaban habituados a tratar y manejar.
Y la maldad espiritual prontamente se reflejó en lo físico, pues una peste comenzó a atacar mortalmente.
Ante esta miseria desatada, ante la perplejidad de los nobles guías, uno se irguió como guardián de lo que es bueno; y actuó con violencia desatada. En un intempestivo acto de pasión, mató a uno de los hebreos que era cabecilla de los rebeldes depravados, y a su acompañante de pecado.
El que actuó violentamente en defensa de Dios e Israel, era Pinejás.
El acto de Pinejás, que en otras circunstancias es totalmente contrario a lo que la Torá ordena y por lo tanto repudiable, provocó de inmediato que la peste cesara, y que los pecadores dejaran de pecar. Es decir, su acto violento y meditadamente pasional, resultó en que el mal mayor cesara, y la tranquilidad retornara al Pueblo.
Todo esto le valió que Dios le bendijera con Su Berit Shalom -Pacto de Paz-, para que de ahora en adelante pudiera encontrar el Shalom andando por los caminos del Shalom, es decir, traer la paz al mundo actuando pacíficamente y no sólo por medio de la brusquedad.
Ahora les dejaré dos preguntas para reflexionar:
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Todos los años leemos la parashá del celoso Pinejás en alguno de los shabatot que están dentro de los Bein HaMetzarim -las semanas desde el ayuno del 17 de Tammuz al día de duelo de 9 de Av-.
Los Jajamim -Sabios- encuentran que los actos relatados en esta parashá (y el final de la anterior), y los ocurridos en las épocas lamentables de las destrucciones de los Batei Mikdash -Templos-, están relacionados.
¿Podrías indicar las grandes similitudes y diferencias? -
¿Podrías encontrar si existe algún paralelismo entre lo ocurrido en tiempos de Pinejás y la situación actual en Israel?
Les deseo Shabbat Shalom!