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Queridos amigo y amiga,
Recuerda que la muerte es una parte natural de la vida, pero que aun así puede ser difícil para aquellos de nosotros que permanecemos en este mundo.
Si estás haciendo duelo por un ser querido que recientemente ha fallecido, quiero que sepas que no estás solo. La comunidad está aquí para apoyarte y acompañarte en este momento difícil. Sabemos que el dolor de la pérdida puede parecer abrumador, pero confía en que con el tiempo, encontrarás la manera de seguir adelante.
El caos, el vacío, la falta de esa presencia, las dudas, el sufrimiento… muchas cosas que se agolpan, todas juntas. Es parte del proceso habitual del duelo, que nos toca atravesar y que estamos aquí para darte un abrazo, un brazo, un oído, un hombro.
La tradición judía nos enseña que la vida continúa después de la muerte. Aunque el cuerpo físico de nuestro ser querido pueda haber desaparecido, su espíritu y su legado continúan viviendo en nosotros y en aquellos que los amaron. Es importante recordar y honrar a nuestros seres queridos, manteniendo vivos sus recuerdos y su legado a través de nuestras acciones y nuestras palabras.
Homenajeamos la vida, nunca la muerte.
Por ello, nos parecen valiosos los relatos que preservamos de nuestros seres queridos, continuar nombrándolos con amor y respeto.
Dios está presente incluso en los momentos más oscuros de nuestra vida. Cuando puede parecernos que Él no está, es cuando más seguros podemos estar que Él nunca nos abandona.
Aunque pueda parecer difícil encontrar consuelo en este momento, busca la presencia de Dios a tu alrededor y en tu interior, y confía en Su amor y en Su guía para ayudarte a encontrar la paz y la sanación.
Por ello, con gran sabiduría nuestros antiguos sabios instituyeron que los dolientes recitaran el KADISH, que no tiene ni siquiera una letra de mención a la muerte, o de recuerdo del fallecido, sino solamente alabanzas al Eterno y confianza en Su Voluntad.
Finalmente, quiero recordarte que estás rodeado de amor y de apoyo. La comunidad está aquí para ti, para ofrecerte consuelo y para ayudarte en cualquier forma posible. No dudes en pedir ayuda si la necesitas, y recuerda que el amor y la compasión son las mejores herramientas que tenemos para enfrentar la pérdida.
Que Dios te bendiga y te dé la fuerza y la paz que necesitas en este momento difícil.
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