En la parashá leemos lo siguiente:
"cuando guardes todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy para ponerlos por obra, ames al Eterno tu Elokim y andes en Sus caminos todos los días…"
(Devarim / Deuteronomio 19:9)
Si prestamos la atención debida a las palabras de la Torá, podemos reconocer que ésa enfatiza que debemos andar por los caminos del Eterno a diario, cada día de nuestras vidas. No hay vacaciones para esta tarea, es una actitud y un acto de cada momento.
¿Cuándo estamos libres de actuar con bondad?
¡Nunca!
Tal como el Eterno a cada instante nos brinda Su Misericordia, así nosotros debiéramos vivir abiertos para actuar con misericordia1.
Recordemos el versículo que hemos leído en los pasados días, en la parashá Ree:
"Le abrirás -a tu hermano necesitado- tu mano con liberalidad, y sin falta le prestarás lo que necesite."
(Devarim / Deuteronomio 15:8)
La mano ha de estar abierta con "liberalidad", ampliamente, generosamente, para de ese modo ayudar a nuestro hermano en problemas con aquello que está a nuestro alcance ofrecerle.
Por su parte, nuestros Sabios indican que el sentido de andar por los caminos del Eterno, mencionado en el primer versículo que hemos citado, es de emular Sus actos, actuando con justicia, con compasión con bondad hacia el prójimo a diario.
Dice el Talmud:
"Así como Él viste a los que no tienen ropa, uno debe vestir a los que no tienen ropa… Así como Él visita a los enfermos, uno debe visitar a los enfermos… Así como Él consuela al que está de luto, uno debe consolar al que está de luto… Así como Él entierra a los muertos, uno debe enterrar a los muertos"
(Sotá 13b)
Es significativo que todos los actos mencionados en esta guemará son rasgos positivos. Por ejemplo, en ningún momento dice “Así como El juzga a los malvados, uno debe juzgar a los malvados”.
Por el contrario, se resalta la obligación de cumplir con la misericordia y justicia.
¿Por qué?
De acuerdo a Rabí Moshé Eisman, basado en el Ramban, oído de boca de Rabí Moshe Zauderer: "Cuando hablamos de virtudes, debemos parecernos al Eterno lo más posible, actuar de acuerdo a nuestras posibilidades como Él. Sin embargo, cuando se trata del juicio, debemos saber que “el juicio es del Eterno”. Nosotros no somos más que sus agentes".
A veces llegamos a considerar que hemos colmado la cuota de bondad que debemos dispensar y por tanto podemos tomarnos un descanso más o menos extenso. Es para que no caigamos en este error que la Torá nos recalca la obligación de ser justos y bondadosos constantemente, pues nunca se alcanza la meta en la carrera por ser misericordioso.
Es cierto que somos humanos, que somos limitados, que no tenemos infinito dinero o elementos para beneficiar a nuestro prójimo, sin embargo, nuestra actitud bondadosa, nuestra disposición positiva para el servicio ¿acaso se agota cuando se nos terminan los fondos económicos?
Así pues, si no podemos realizar tzedaká tenemos siempre abierta la puerta para el guemilut jasadim.
No debemos pensar que ejercemos bondades para ganar algo personalmente, sino que lo hacemos porque es lo que corresponde hacer.
El egoísmo nunca ha de ser la base de la bondad, sin embargo, es un hecho comprobable que las personas cuando aflojan su contracción egoísta y se abren generosamente al prójimo encuentran un goce y un bienestar que es difícil describir.
He visto en numerosos de mis pacientes de Cterapia que cuando dejan de poner el acento de su vida en sus problemas, en sus faltas, en sus reclamos permanentes, en su EGO inflado por la falta de autoestima, es cuando comienzan el verdadero camino del crecimiento espiritual y emocional.
Cuando se abren con Agradecimiento-Compasión-Generosidad al prójimo, es cuando se abren realmente a su Yo Verdadero.
Es cuestión de empezar…
Una de las bondades que está a nuestro alcance constantemente es la de proteger a las personas de daños y ofensas. Y lo aprendemos de la misma parashá, cuando nos dice que:
"Los oficiales volverán a hablar al pueblo y dirán: ‘¿Hay alguien que sea miedoso y de corazón pusilánime? ¡Que se vaya y regrese a su casa! No sea que haga desfallecer el corazón de sus compañeros, como ocurre con su propio corazón.’"
(Devarim / Deuteronomio 20:8)
Expliquemos un poco nuestro punto.
En esta sección de la Torá se indican las cuatro categorías de personas que quedan exentas de ir a la guerra: el recién casado en el año de su matrimonio, el que construyó una casa y no la ha estrenado, el que ha plantado un viñedo y no ha gozado de su fruto. También se encuentra aquel que entra en pánico con la sola idea de ir a la batalla.
Pero, es extraño que se haya incluido a éste, pues ¿quién no se atemoriza ante todos los sufrimientos que acarrean las guerras? Seguramente que la Torá nos está diciendo algo más, y precisamente esto es lo que nos explica Rabí Iosi Haglili cuando nos señala que en realidad esta persona temerosa es aquella que siente en su corazón que no sobrevivirá en la batalla a causa de la multitud de sus pecados.
Y nos añade el sabio que la Torá es tan compasiva que incluye a este temeroso en la lista con los otros tres, ¿saben por qué? Pues, para no humillar al temeroso, sea porque su temor se funda en que es sumamente cobarde o se basa en que se considera como un gran pecador.
La perfecta Torá no quiere denigrar al hombre por sus debilidades, entonces ¿cómo podemos nosotros estar señalando a nuestro prójimo por lo que consideramos que son sus defectos?
La perfecta Torá manda a casa a muchos soldados que son necesarios solamente para que el pecador no se sienta humillado… ¡eso es grandeza!
¿Llegamos nosotros a ella?
De aquí aprendemos que tenemos mucho por hacer con tal de no humillar a la gente, incluso al pecador debemos respetarlo por ser hijo del Eterno, creado a Su imagen y semejanza2.
Concluyamos con un relato ocurrido en un Seder de Pesaj en lo del rabino Itzjac Hunter, del cual aprenderemos un modo de estimular en lugar de humillar. Uno de sus comensales volcó una copa llena de vino sobre el finísimo kittel -túnica- del rabino que estaba blanco cual pura nube. El rabino de inmediato dijo "un kittel de Pesaj que no está manchado de vino es como un majzor -libro de rezos- de Iom Kippur que no está mojado en lágrimas. Gracias por ayudarme a hacer más completo mi Pesaj". Y el seder continuó con regocijo y solemnidad.
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!
Moré Yehuda Ribco
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"La persona generosa será prosperada, y el que sacia a otros también será saciado."
(Mishlei / Proverbios 11:25)
Notas:
1– Recordemos que el atributo de Jesed -Misericordia- del Todopoderoso es balanceado apropiadamente por el atributo de Din -Restricción o Justicia-. Por tanto, es menester aprender a limitar la bondad que desplegamos hacia fuera, y hacia dentro, para que no se corrompa la bondad y dé frutos de maldad.
2– No obstante se ha de proceder a todo lo que sea legal para que la justicia prevalezca. No debemos confundir respeto con injusticia, ni no-humillar con libertinaje.
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
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Misericordia…
"Rabi Iojanan dice: "Jerusalén se destruyó solo por una cosa: sus habitantes decidieron casos acorde a la ley de la Torá". ¿No habrán decidido, en cambio, casos de acuerdo a la ley de la tiranía? La guemará explica esta afirmación de la siguiente manera: "Jerusalén fue destruida porque limitaban sus decisiones al sentido literal de la Torá, y no realizaban actos que iban más allá de la ley" (Lifnim mishurat hadin) "
(TB Bava Metzia 30b)-
¿Cuáles son los hechos de su vida que usted juzga con rigidez y apego a la justicia sin atisbo de misericordia?
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¿Por qué la misericordia es un bálsamo para el corazón?
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El constructor del mundo
"El Mundo [siempre] con bondad será edificado"
(Tehilim / Salmos 89:3)-
¿Por qué es la misericordia/bondad la que edifica el mundo?
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¿Qué actos recuerda usted en su historia que lo ubican como socio en la construcción del mundo?
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¿En qué puede usted colaborar para asociarse a la construcción del mundo?
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¿En qué colabora usted con serjudio.com?
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