«Cuando camines por tu sendero, no mires el sendero de tu compañero, pues tu camino se hizo para tus pies, y el suyo para los suyos.» – Reb Najman de Breslev
«¡Qué difícil es ser yo!» – una frase que escuchamos constantemente, casi siempre en aparente broma, pero que revela una profunda verdad sobre nuestra lucha interior. Como rabino y estudioso de la psicología humana, encuentro en la parashá Behaalotejá enseñanzas extraordinarias que nos ayudan a comprender por qué ser nosotros mismos puede parecer tan desafiante.
La Menorá Interior: Cada Alma Tiene Su Luz Única
Cuando Aarón encendía la menorá en el Mishkán, cada lámpara tenía su propia llama, pero todas contribuían a una sola luz sagrada. Del mismo modo, el Talmud nos enseña que «cada persona debe decir: ‘El mundo fue creado para mí'» (Sanhedrín 37a), no por arrogancia, sino porque cada alma trae una luz única e irreemplazable al mundo.
La paradoja moderna: Nos quejamos de lo difícil que es ser nosotros mismos, cuando en realidad lo que nos resulta agotador es tratar de ser lo que NO somos. Como las lámparas de la menorá, cuando intentamos brillar con la luz de otro, nos apagamos.
El Servicio de los Levitas: Cada Uno con Su Propósito Divino
La Torá nos relata cómo cada levita tenía una función específica en el servicio del Tabernáculo. No todos cargaban el Arca, no todos tocaban los instrumentos, pero cada rol era esencial. Rashi nos enseña que incluso las tareas aparentemente menores eran sagradas cuando se realizaban con kavannah (intención consciente).
Aplicación práctica: Aquello que te surge naturalmente, lo que haces sin esfuerzo y con alegría, no son «tonterías» – son las capacidades que Hashem depositó en tu neshamá (alma). Como me enseñó mi maestro: «Lo que para ti es simple, para otros puede ser la sabiduría que han buscado toda la vida.»
El Segundo Pésaj: Siempre Hay Una Segunda Oportunidad para Ser Auténtico
La institución del Pésaj Shení nos enseña que Hashem siempre nos da una nueva oportunidad. Pero observa algo profundo: aquellos que pidieron esta segunda oportunidad no pidieron cambiar las reglas, sino la posibilidad de cumplir con su verdadera naturaleza espiritual.
Reflexión terapéutica: Muchas veces nos flagelamos por no cumplir estándares externos, cuando lo que realmente necesitamos es una «segunda oportunidad» para reconocer y honrar nuestra auténtica forma de servir al mundo.
La Nube Guía: Aprender a Reconocer Nuestras Señales Internas
La nube que guiaba a Israel nos enseña sobre la importancia de seguir nuestra guía interior. El Baal Shem Tov explicaba que cada persona tiene su propia «nube» – una sabiduría interna que le indica cuándo moverse y cuándo detenerse.
Enseñanza práctica: Tu cuerpo y tu alma te dan señales constantes. Cuando actúas desde tu esencia auténtica, sientes energía y paz. Cuando te fuerzas a ser otro, experimentas agotamiento y resistencia. Estas son tus «señales divinas» personales.
Las Quejas del Pueblo: El Peligro de la Ingratitud hacia Nuestros Dones
Los israelitas se quejaron del maná, queriendo la carne, que supuestamente tenían a disposición en Egipto. Tenían alimento celestial – perfecto para cada persona según sus necesidades – pero lo despreciaron por algo que recordaban idealizado del pasado.
Paralelismo psicológico: Constantemente despreciamos nuestros dones naturales (nuestro «maná») porque anhelamos las habilidades que vemos en otros. Como terapeuta, he observado que cuando pregunto a las personas cuáles son sus virtudes, guardan silencio o responden tras mucho pensar. ¡Pero pueden enumerar sus defectos inmediatamente!
Miriam y el Poder de las Palabras: Cuidar Cómo Hablamos de Nosotros Mismos
Cuando Miriam habló negativamente sobre Moshé, desarrolló tzaraat. Los sabios enseñan que la tzaraat viene del lashón hará (habla real pero con connotación negativa). Pero hay una enseñanza menos conocida: también desarrollamos «tzaraat espiritual» cuando constantemente hablamos mal de nosotros mismos.
Práctica diaria: Cada vez que te escuches decir «qué difícil es ser yo», detente y pregúntate: ¿estoy tratando de ser yo, o estoy tratando de ser la versión de mí que otros esperan?
Enseñanzas Prácticas para la Vida Moderna
1. El Inventario de Dones (basado en el encendido de la menorá)
Cada noche antes de dormir, identifica tres cosas que hiciste asertivamente durante el día. No logros grandiosos, sino acciones que fluyeron sin esfuerzo. Estas son las «lámparas» de tu alma.
2. La Práctica del Levita (reconocer tu servicio único)
Pregúntate semanalmente: «¿En qué momento de esta semana me sentí más útil y auténtico?» Esa es tu pista sobre tu forma única de servir al mundo.
3. El Segundo Pésaj Personal (auto-compasión)
Cuando te critiques duramente, recuerda que el judaísmo siempre ofrece una segunda oportunidad. En lugar de preguntarte «¿por qué no puedo ser como X?», pregunta: «¿cómo puedo ser más auténticamente yo?»
Conclusión: Ser Tú es un Acto de Servicio Divino
El Talmud dice: «En el mundo venidero, no te preguntarán por qué no fuiste como Moshé, sino por qué no fuiste como tú mismo» (adaptado de Zusha de Anipoli).
La verdadera teshuvá (retorno, ser una mejor versión de uno mismo) no es cambiar para ser otro, sino regresar a ser quien realmente eres. Tu alma ya trae todo lo que necesita. La dificultad que experimentas no viene de «ser tú», sino de resistir ser tú.
Como la menorá en el Templo, tu luz interior ya está allí, esperando ser encendida. No necesitas cambiar el combustible – solo necesitas permitir que arda con su llama natural.
Ser tú no es difícil. Ser tú es sagrado.
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