Queridos hermanos y hermanas,
Desde mi humilde posición como maestro de la Torá y líder espiritual de nuestra amada comunidad sefardita del Uruguay, me llena de alegría compartir con ustedes las enseñanzas inspiradoras de la parashá de esta semana, «Ekev».
En esta porción de la Torá, se nos recuerda la importancia de honrar los mandamientos divinos y cumplir con nuestras responsabilidades espirituales a través de su práctica en el diario vivir. Sin embargo, hay un mensaje aún más profundo que se revela en estas sagradas palabras.
«Ekev» nos enseña que cada acción que tomamos, incluso las más pequeñas, tiene un impacto significativo en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. A menudo, tendemos a enfocarnos en los grandes logros y metas, olvidando que son las pequeñas acciones y los detalles los que construyen la base de nuestro crecimiento espiritual.
Así como el caminar se basa en cada paso que damos, nuestro camino hacia una vida plena y significativa se construye a través de las decisiones cotidianas que tomamos. Cada acto de bondad, cada palabra de aliento y cada momento de reflexión nos acerca más a nuestra conexión con lo divino, y con ello, debería ser de fortalecimiento en nuestra relación positiva con el prójimo y toda la creación.
En «Ekev», se nos insta a recordar que incluso en los momentos de abundancia y éxito, debemos mantener la humildad y la gratitud. No debemos olvidar que todo lo que poseemos y todo lo que logramos es un regalo de lo Alto. Al reconocer esto, abrimos nuestros corazones a un profundo sentido de aprecio y nos convertimos en canales de bendición para los demás.
Más aún, la parashá nos recuerda que nuestra relación con lo divino no se basa únicamente en el cumplimiento de mandamientos, sino también en la sinceridad de nuestro corazón. La Torá nos enseña que debemos amar al Eterno con todo nuestro ser, con toda nuestra alma y con todas nuestras posesiones. Es a través de este amor genuino y devoto que nos conectamos en lo más profundo con nuestra esencia espiritual y experimentamos una plenitud trascendental.
Queridos amigos, en este camino de vida, no debemos desanimarnos por los desafíos que enfrentamos. Cada obstáculo es una oportunidad para crecer y aprender. Recordemos que somos una comunidad más fuerte cuanto más unida esté, y juntos podemos superar cualquier adversidad.
Al reflexionar sobre las enseñanzas de «Ekev», les insto a que tomemos conciencia de nuestras acciones diarias y de cómo pueden marcar la diferencia en nuestras vidas y en el mundo. Cultivemos la humildad, la gratitud y el amor sincero hacia lo divino y hacia nuestros semejantes.
Que nuestras acciones, grandes y pequeñas, sean un testimonio de nuestra profunda conexión con lo sagrado. Que nuestras vidas sean una bendición para nosotros mismos, para nuestra comunidad y para toda la humanidad.
Que el Eterno nos guíe en nuestro camino y nos llene de sabiduría y bendiciones sin fin.
Shalom y bendiciones para todos.
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