El miedo básico, raíz de todos los otros miedos, es al no poder.
Simplemente, sencillamente, sin más rebusques.
Cada uno de todos los otros miedos que te atormentan son derivados de éste, formas de no poder.
Existe el miedo a lo desconocido, supongo que lo has experimentado.
Es el miedo a no poder controlar lo que no se conoce, a verte superado, a estar indefenso ante eso nuevo y misterioso.
Por ello, con gran sabiduría, existe un antiguo dicho que enseña: “el saber es poder”.
Quien sabe, de cierta forma puede.
Entonces, ¿qué te parece si te permites abrirte a lo desconocido?
No es aventurarse tontamente, sin precaución, pero sí es permitirte avanzar un pasito más allá de tu zonita de confort, atreverte a salir de la celdita mental que te retiene y no te permite ser pleno y feliz.
Rompe el orden que has establecido, y que probablemente no es más que una careta mal diseñada para tapar el caos que te está consumiendo.
Luego de esa necesaria crisis, cuando el caos surja como tal, tendrás la posibilidad saludable de reorganizarlo para ser creativo, sano, beneficioso.
¿Te atreves?
Quiebra los preconceptos, no te condenes por prejuicios.
Anímate a desafiar tu miedo a lo desconocido, lánzate a preguntar aunque creas que no sabes ni puedes. Escucha el silencio y luego las posibles respuestas. Después, podrás y deberás animarte a repreguntar a romper el nuevo orden para que sea verdadero y te permita disfrutar de la LUZ de la NESHAMÁ.
Puedes sobre tu miedo.