Una de las mejores formas de arruinar un proyecto, matrimonio, trabajo, receta… lo que fuera, es idealizándolo.
Cuando se cree, neciamente, que algo o alguien es mejor de lo que es en realidad, que excede los parámetros razonables, que está en una cumbre de perfección, estamos ante un inminente fracaso estrepitoso.
Cuanto más lo elevamos en el imaginario pedestal, tanto mayor será el golpe de la decepción y el dolor.
Por ello, por favor, mucho cuidado, que tengamos la cabeza en los cielos pero siempre con los pies bien afirmados en la tierra.
Y como no hacerlo?
ideas?