Resp. 5885 – Para Que fuimos creados

Shalom.
Muy amable por su pregunta.

Según recuerdo, hemos trabajado en otras oportunidades temáticas similares, le recomiendo que luego de la lectura de este breve artículo, tenga a bien buscar en el sitio, encontrar, leer, estudiar y analizar para seguir creciendo en comunidad. Muchas gracias.

El Padre Celestial no expresó explícitamente el motivo de Su creación, solamente constatamos un hecho: el universo existe y nosotros en él.
¿Por qué?
¿Para qué?

Permítame que le comparta algunas ideas enraizadas en la Tradición.

Nuestro espíritu existía antes de la creación del universo, en un éxtasis maravilloso del resplandor del Eterno. Placer que no tenemos palabras ni imágenes para describir o comprender. Sin embargo, algo no estaba bien para nuestro beneficio. ¿Qué era? Pues, que había un rastro de humillación por obtener gratificación constante sin merecerla, sin hacer nada para recibirla, sin ser socios en lo más mínimo en nuestro disfrute. Tal como suele ocurrir, que nos avergonzamos de estar en situación de impotencia ante nuestro generoso benefactor, al cual no tenemos qué o cómo retribuirle, y que además debido a su impresionante grandeza (ilimitada en el caso de Dios) no hay cosa con la que podamos participar para sentirnos menos humillados.
Entonces, por su infinita bondad el Eterno creó el universo, con restricciones, limitaciones, enfermedad, muerte, dolor, mal, debilidad, todo lo que no existía en el plano exclusivamente espiritual, para que de esa forma tuviéramos la necesidad de actuar, de hacer, de sentirnos partícipes en la obtención del bien. Cuando gozáramos ya no sería por exclusiva bondad del Padre, sino como consecuencia de nuestros actos. Porque, quien vive dependiendo de la misericordia y nada aporta, está sumergido en la impotencia, lo que equivale a sufrimiento.
Así pues, por su tremendo amor el Eterno nos creó, y nos hizo adrede imperfectos en un mundo maravilloso y lleno de tesoros de todo tipo, entre las cuales se encuentran las diversas dificultades que nos obligan a esforzarnos y conseguir por nuestro trabajo elevarnos y disfrutar de los beneficios que cosechemos.

Por su amor nos obliga a actuar, a ser socios junto con Él.
Tal como el padre sabio, además de amoroso, que sabe que es necesario para el bienestar del hijo darle independencia, dejarlo que dé sus propios pasos, impulsarlo a que conquiste su lugar en el mundo, para que de esa forma sienta su poder y no solamente la vergüenza de depender.

Así, nuestra recompensa es justa, nuestro agradecimiento tiene sentido y valor.
Porque, si solamente bastara con la fe, o por el mero hecho de ser hijos ya obtuviéramos todo, realmente seguiríamos sumergidos en la impotencia, en la humillación, en una existencia eterna sin sentido y sin razón de ser.

Supongo que es claro que hemos sido creados para disfrutar de Este Mundo, pasarla bien con aquello que nos toca en «suerte» y es lícito que disfrutemos.
Porque es parte de nuestro aprendizaje, fortalecernos con las contrariedades y gozar con los beneficios permisibles.

Al mismo tiempo, esta experiencia corporal, sensorial, que es inexistente en el plano netamente espiritual, le brinda al Yo Esencial (nuestro espíritu) registros que no son accesibles en una vida incorpórea. Así pues, es un regalo gigante por parte de Dios el que nos haya dado este mundo para disfrutar y que contemos con órganos de los sentidos para sumergirnos en todo tipo y clase de placeres que Él nos habilita a disfrutar. Un conocimiento que no es solamente teórico, sino que también es práctico y lleno de sensaciones, de gustos, de sabores, de movimiento, de vitalidad que es imposible para el espíritu descarnado poseer. Así, el estar en Este Mundo y en un cuerpo limitado es una impresionante bendición y beneficio.
Tienen aquí otra respuesta a su interesante pregunta.

Según pudimos ver unos renglones más arriba, Él nos creó en este mundo para que seamos Sus socios, para que construyamos sentido mientras construimos Shalom.
Mensaje que se comprende inmediatamente al decodificar el pasaje:

«Y Elokim bendijo y santificó el séptimo día, porque en él cesó de toda Su obra, que Elokim creó para hacerse.»
(Bereshit / Génesis 2:3)

El mundo lo creó durante un tiempo, pero la obra de la creación realmente no finalizó en el sexto período. Sino que se mantiene el desarrollo a partir de lo creado entonces. Por ello expresamente se dice»creó para hacerse«, fue creado, pero todavía tiene que hacerse.
¿Entiende esta idea?
El creador creó, pero no todo se manifestó en aquel evento, quedan -vaya uno a saber cuanto- para que siga surgiendo de acuerdo al plan del Eterno.

Es el hombre el socio de Dios para tomar en sus manos la creación y extraer de ella los recursos que la vayan perfeccionado.
Tal como leemos:

«Creó Elokim, al humano a su imagen; a imagen de Elokim lo creó; hombre y mujer los creó.
Elokim los bendijo y les dijo: ‘Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio…»
(Bereshit / Génesis 1:27-28)

Solamente a nosotros se nos bendijo de esta manera, para que además de reproducirnos tengamos el poder para dominar el entorno, desarrollarlo, hacer cosas novedosas, romper los moldes del instinto y poner a funcionar la creatividad. Por ello el hombre es el único que se maneja más allá de determinados patrones de conducta que son transmitidos por sus genes o que son adiestramientos muy básicos. Porque somos también neshamá, espíritu, lo que nos asemeja al Eterno, es la imagen de Él en el mundo. A través de esto empleamos los recursos que tenemos a disposición (corporales, ambientales, etc.) para descubrir, inventar, re-crear.

Tiene aquí entonces una de las tantas misiones que el hombre puede llegar a cumplir. Ser socio del Creador en el desarrollo de Su creación.
Si nos negamos a innovar en ciencia y tecnología, o a deleitarnos con sus productos lícitos, estamos negando el plan de Dios.
Si tenemos facultades para dominar el universo, pero preferimos dejarnos caer en cualquier tipo de pereza (incluida la de la fe como supuesta salvadora), estamos oponiéndonos a Dios.
Si rechazamos al mundo, por considerar pecaminoso lo mundanal, estamos rechazando al Dios que lo creó y que nos encamina a que disfrutemos equilibradamente de todo lo que está a nuestro alcance.
Si preferimos las herramientas del EGO a la construcción del Shalom, estamos perdiendo el sentido de nuestra existencia y empobreciendo nuestra experiencia en Este Mundo así como nuestro goce merecido en el Mundo por Venir.

Si vivimos de la manera correcta, con la armonía multidimensional, podremos percibir la Presencia del Eterno que se oculta y manifiesta en Su creación. Hasta al comer una manzana estaremos elevando nuestra experiencia y enlazándonos con nuestro Padre; hasta al intimar con nuestro cónyuge; al compartir una charla con un amigo; al educar a un hijo; al ayudar a un necesitado; al dar un paseo por la playa; en todo momento y lugar, si enfocamos nuestra existencia de la manera correcta. Así nos reencontramos con nuestra esencia, que nos permite descubrir que el resplandor del Eterno nunca ha dejado de alumbrarnos y darnos deleite, pero ahora ya no solamente por piedad y gracia, sino por justicia y merecimiento. Lo que nos brinda un mayor grado de placer, sin sombras que empañen.

Y, es precisamente a nosotros quien nos corresponde, porque somos los únicos en este mundo con la posibilidad de escoger entre el bien y el mal. Por ello, cada vez que elegimos, estamos manifestando la voluntad de estar a tono con la Divina Voluntad. Lo que también amerita a una recompensa que se traduce en disfrute espiritual merecido.
Por supuesto que Él sigue siendo un Padre piadoso, y cuando nuestra travesía por Este Mundo ha sido no tan exitosa, Él se encarga de que podamos elevarnos y alcanzar un estado de placer, mucho  mayor que si no hubiéramos transitado por esta vida.

 Nos creó por Amor, para el amor.
Él nos ama y por tanto quiere que amemos a Su creación. Especialmente a los que son nuestros hermanos, a las otras personas. Amor no es un mero sentimiento, ni un lema, ni unas palabritas dulzonas. Amor es actuar como Él lo hace. Con bondad Y justicia. Él es el Señor del Shalom y nosotros los modestos socios que construimos shalom desde nuestra parcelita de poder.
¿Quiere una estupenda manera de servir al Eterno? Pues, aquí la tiene. El rezo, la reflexión filosófica, los rituales que son ordenados por la Tradición son algunas expresiones del servicio al Eterno; pero, cuando vive a pleno en Este Mundo, enlaza las multidimensiones, promueve el desarrollo de la creación, ayuda a su prójimo, sin dudas que también está sirviendo al Padre y quizás de maneras mucho más eficientes y benéficas que la mera pasividad religiosa…

Hizo muy bien en preguntar, y en buscar una fuente de respuestas que no intente confundirlo con palabrería religiosa o le quiera vender alguna cosa.
Ahora, por favor, lea este pequeño artículo las veces que le sea necesario; hágase preguntas; trate de comprender y al mismo tiempo de descubrir si le sirve la respuesta que le brinde o no. Esperemos que le sea de utilidad para realizar LA tarea primordial de todo ser humano: construir shalom por medio de actos concretos de bondad Y justicia siendo leal.

Gracias por su atención.
Quedo de usted, shalom y bendición.

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