El consejo del gran maestro

עֵ֣קֶב

En esta parashá, tercera del sefer Devarim (Deuteronomio), el gran maestro Moshé continúa su discurso de despedida del pueblo y de enseñanza eterna para todos.

Ya lo dijo y ahora repite que todas las mitzvot son para ser respetadas y cumplidas, pues de esta manera se consigue bendición.
Ésta no solamente beneficia a la persona que se hizo responsable de la mitzvá, sino también al resto del pueblo judío, así como a la humanidad entera. Es así porque cada persona es un individuo pero al mismo tiempo integrante de una comunidad, no solamente física sino también espiritual. Por lo cual, cada acción (para bien o mal) tiene repercusiones que en principio no podemos medir su alcance.
¿Podrías dar algún ejemplo de esto?

Recordemos que el Eterno estableció un código de siete mandamientos para cada uno de los hijos de las naciones del mundo; así como entregó 613 al pueblo judío en su conjunto.
Son muchas y muy variadas, por lo cual, todos tenemos a mano algún precepto para cumplir, pudiendo así liberar una chispa de LUZ sagrada, que brinda vida y bienestar, en este mundo y en la eternidad.
Hay mandamientos que hacen hincapié en la relación con el prójimo, así como otros en el vínculo con Dios; ambos factores se presentan como necesarios e indispensables.
Si bien en esta parashá se remarcan especialmente las acciones de ayuda y justicia social, no por ello se deja de lado el resto de las acciones, como pudieran ser los rituales, festividades, u otras similares. Todas parten del mismo origen, que es el mandato de Hashem, ese que nace en el corazón/espíritu (NESHAMÁ), obligación que llamamos ética, y que se replica en lo que está escrito y ordenado en la Torá.
Si es un mandato del espíritu que nos convoca a cada uno desde lo más profundo, ¿por qué Dios lo dispuso como mandamientos en códigos legales? ¿Alguna idea?

Moshé es muy enfático en la parashá para que seamos conscientes de nuestra tarea y de las herramientas para desarrollarla, así como también de aquello que puede obstaculizarnos, entonces podremos ser cuidadosos y no desviarnos del buen camino.
A tono con esto, pide que no hagamos como los anteriores moradores de la Tierra Prometida, quienes vivían perversamente y sin piedad ni TESHUVÁ. Ellos estaban provocando toda clase de desgracias, en personas y ambiente, por lo cual el lento ingreso y asentamiento de los judíos iría limpiando el daño que habían generado, restableciendo así un equilibrio saludable en toda la región.
Si los judíos actuaban correctamente, la tierra de Israel manifestaría su riqueza, habría abundante prosperidad, se establecerían lazos pacíficos con los vecinos.
¿Lo logramos ya?

En resumen, el legado de Moshé afirma que el hombre debe ser fiel al Eterno, para así serlo consigo mismo.
¿Cómo?
Tratando de calcar acciones de Él, actuando con bondad y justicia, construyendo así una realidad de SHALOM (paz, armonía, completitud) para Israel y el mundo, individuos y sociedades.
¿Qué lo impide?
¿Qué lo favorece?

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