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Queridos amigos, en estos tiempos de turbulencia, colectiva e individial, que a veces nos dejan quebrados, es crucial que aprendamos de nuestras fracturas para reconstruirnos con mayor fortaleza.
Como nos enseña la parashá Miketz, Iosef demostró sabiduría al comprender los secretos ocultos tras los sueños del Faraón, anticipando así las dificultades venideras. Del mismo modo, al examinar con profundidad lo que se ha quebrado en nuestra vida, podremos atisbar las lecciones subyacentes.
Siempre hay algún mensaje que está para ayudarnos a mejorar nuestra perspectiva, lo que pasa, que no siempre estamos atentos al mensaje o sabemos comprenderlo y usarlo.
Los momentos de quiebre, son especialmente profundos y amplios en su cantidad de enseñanzas y orientaciones vitales.
Es natural que al enfrentar el dolor del quiebre busquemos respuestas rápidas o culpables externos. Pero sólo a través de la introspección cuidadosa y la aceptación compasiva de nosotros mismos, lograremos vislumbrar las verdaderas razones de nuestro colapso.
En lugar de inventar las mil excusas, encontrar o fantasear mil culpables, es mejor aprender qué podemos mejorar para dar un próximo paso más poderoso.
Al desarmar con paciencia lo ocurrido, como quién recompone un rompecabezas, iremos reconociendo patrones y flaquezas arraigadas que es menester corregir. Sólo de este modo podremos ensamblar nuevamente las piezas de nuestra alma con mayor coherencia.
Al trabajar en ese armado de una nueva imagen, podemos encontrar caminos de fortaleza, hallar una mejor versión de uno mismo, descubrir que somos NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial) y no dejarnos engañar por las trampas del EGO.
Recuerden que en la reconstrucción, el foco no debe estar en el pasado sino en el futuro, para lo cual, la visión debe estar en el presente, aquí y ahora, para ver cómo vivir en este momento a pleno, lo cual abona un mejor mañana.
Fortalezcan los vínculos que sanan, abran su corazón a otras perspectivas, y concéntrense en usar esta prueba como trayecto de crecimiento.
Aquello que no puede ser corregido, dejarlo fluir.
Las personas tóxicas que no es obligatorio soportar, dejarlas ir, y en lo posible mostrarles la puerta para que salgan y no regresen.
Hacernos cargo de lo nuestro, sin agobiarnos con mochilas que no debemos estar cargando.
Confiar en Dios y darles el voto de confianza de que Él sabe mejor que nosotros y hace lo que es lo bueno siempre, aunque nos haga sufrir.
Hermanos míos, no teman explorar sus grietas. Allí hallarán las enseñanzas para volverse más sabios y compasivos. Confíen en que forjarán sobre las cenizas algo más bello, así como Dios promete redención a Su pueblo; así como rescató a Iosef del pozo, de la cárcel injusta, de la esclavitud más vil.
Espero estas palabras les brinden consuelo. Estoy aquí para escucharlos y acompañarlos en su camino de curación, dejen sus comentarios que serán leídos eventualmente.
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