Hasta este momento, el que te citaré de la parashá VAIGASH en un rato, Iosef no sabía si su padre era parte del complot que tramaron sus hermanos mayores para deshacerse de él.
Iosef tuvo esa duda corrosiva, aunque ya era casi certeza completa, durante estos largos años. Casi tres décadas en los cuales creyó a su padre cómplice junto a sus agresores.
Por ello, probablemente, no intentó comunicarse ni volver a su hogar aunque tuvo mil ocasiones para hacerlo siendo el cuasi faraón.
¿Para qué regresar?
¿Para quién?
Su madre, fallecida.
Sus hermanos, le odiaban.
Su padre, sospechado de ser un criminal.
Solamente restaba el joven Biniamín, su hermano de padre y madre. Pero, era tanto el dolor que no ameritaba retornar solamente por ese hermano al que había disfrutado tan poco de su compañía.
Por ello, su patria y destino eran Egipto.
Su vida, egipcia.
Hasta este momento, como les había dicho:
«Entonces tu siervo, mi padre, nos dijo: ‘Vosotros sabéis que mi mujer me dio dos hijos, y que uno de ellos partió de mi presencia y pienso que de cierto fue despedazado, pues hasta ahora no lo he vuelto a ver. Si tomáis también a éste de mi presencia y le acontece alguna desgracia, haréis descender mis canas con aflicción a la sepultura.’»
(Bereshit/Génesis 44:27-29)
¡Menuda sorpresa para Iosef!
Su hermano Yehudá, sin advertirlo, le estaba avisando que estuvo errado todos estos largos años.
Por no haber empleado la Comunicación Auténtica, supuso algo y en base a ese supuesto actuó, lo cual le llevó a tremendo error y sembrar sufrimiento.
Es una gran lección para nuestras vidas.
Conozcamos la Comunicación Auténtica, ejercitémonos en ella, apliquémosla.
Otra sorpresa se llevó Iosef unos segunditos más tarde, cuando Yehudá admite:
«Porque, ¿cómo volveré yo a mi padre si el muchacho no está conmigo? ¡No podré, para no ver la desgracia que sobrevendrá a mi padre!»
(Bereshit/Génesis 44:34)
¡Sus hermanos eran otros!
Algo les había pasado, pues ahora eran capaces de amar y ser responsables por otro hermano, incluso por uno hijo de Rajel.
Quizás lo que les pasó fue la tragedia de Iosef, tal vez por ello ahora se comportaban de esta manera.
Iosef no lo sabía, solo se daba cuenta de que había perdido mucho tiempo y oportunidades de reencontrarse con su gente.
Entonces:
«Iosef [José] ya no podía contenerse más delante de todos los que estaban en su presencia, y gritó: –¡Que salgan todos de mi presencia! Nadie quedó con él cuando se dio a conocer a sus hermanos. Entonces se puso a llorar a gritos»
(Bereshit/Génesis 45:1-2)
¿Qué otra enseñanza adquirimos de este episodio?
No suponer, no armarse novelas ni dramas.
Aja Moré, pregunto, cuál es la linea que separa el suponer algo y ser precavido? Para ser precavido habria que suponer que algo pudo o podria pasar