Shabbat: Nisan 28, 5768; 3/5/08
Un comentario de la Parashá Kedoshim (Vaikrá 19:1 – 20:27)
*Entre Pesaj y Shavuot*
¡Bienvenido lector estimado!
Ha pasado Pesaj.
Ahora nos encontramos en la cuenta del Omer, rumbo a la culminanción de este ciclo de redención física-espiritual que se da en Shavuot.
En Pesaj el Eterno rompió finalmente las cadenas de la esclavitud de Mitzraim que sometían a los judíos, se disolvieron las prisiones, se abrieron nuevos horizontes ante nuestra mirada.
Las limitaciones físicas se terminaron, para comenzar una nueva era de libertad.
Pero, ésta no es suficiente.
Un cuerpo sin cadenas ni anclas pero timoneado por una mente enceguecida por adicciones o prejuicios, no ha salido realmente de sus prisiones. Se mantiene en la oscuridad, en el vagar sin un rumbo, sin alcanzar jamás un buen puerto.
Para que esto no suceda el Eterno nos entregó la Torá, que nos enseña a ser libres en todos los planos nuestras vidas, lo que incluye también emociones, mente y espíritu.
La Torá sirve como un mapa hacia el puerto de las mejores realizaciones.
La Torá es el manual de vida, que libera y da vida.
La Torá nos indica la meta a alcanzar y nos dice como hacerlo.
Es por esto que contamos los días entre Pesaj y Shavuot, para recordar que no terminó el camino de la libertad cuando cerramos los festejos de Pesaj, sino que solamente dimos el primer paso, que nos mueve en la dirección correcta que alcanzamos en Shavuot.
Aprendemos esta gran enseñanza de muchas fuentes sagradas, pero también en nuestra parashá.
Por ejemplo, al principio mismo está escrito:
«El Eterno habló a Moshé diciendo:
‘Habla a toda la congregación de los Hijos de Israel y diles: ‘Sed kedoshim, porque Yo, el Eterno vuestro Elokim, soy kadosh»
(Vaikrá / Levítico 19:1-2)
El Eterno no quiere que seamos solamente buenas personas, pretende de nosotros, los judíos, un poquito más.
Quiere que nos parezcamos a Él en aquello que podemos.
Nos pide que actuemos de tal modo que seamos kedoshim.
Kadosh (kedoshim en plural) se traduce generalmente como santo o sagrado, pero en el pensamiento judío especialmente significa: «fuera de lo común».
Shabat es kadosh, porque no es un día común y corriente.
Al matrimonio se lo denomina kidushin, porque hace que el novio y la novia entre ellos sean diferentes al resto de las personas.
Esta cualidad de ser «fuera de lo común» es lo que nos está demandando el Eterno.
Que no seamos solamente buenos, sino muy buenos.
Que no seamos justos, sino estrictos en justicia.
Que no seamos rutinarios, sino creativos dentro del marco de la Ley.
Que no nos excedamos, ni siquiera en lo que tenemos permitido.
Que no sigamos la corriente o la moda, si esto nos aleja de la Buena Senda.
Claro que ser kadosh no implica ser un santurrón, amargado, apartado de la vida cotidiana, exótico, llamativamente diferente.
Por el contrario, implica ser armonioso, equilibrado, activo, creativo, alegre, constructor de una personalidad y una sociedad saludables.
Tratar de parecernos a Él, en aquello que podemos.
Es un deber que el Eterno nos impone. Podría parecer inaccesible, imposible de realizar.
Pero, en verdad, lo podemos alcanzar, pues por algo Él nos lo pide.
Ser kedoshim conectando Pesaj con Shavuot, dando libertad física a nuestra vida, pero no yendo por la equivocada vía del libertinaje, sino de la corrección a través de la libertad espiritual.
¡Te deseo a ti y a los tuyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!
Moré Yehuda Ribco
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