por Recibí este comentario en un video: ¡Shalom querido moré! Desde hace unos días para acá leí accidentalmente (por decirlo así) sobre la masacre de Hebrón en el año 1.994 cuyo líder fue Baruch Goldstein, quien fundó el movimiento «Liga de defensa judía», la verdad que leyendo esa información a veces pienso lo compleja de la situación; por otro lado hace unos minutos leí sobre los Hicsos cuyo arqueólogo afirma con la vinculación semita pero la historia narra que ellos (Hicsos) fueron expulsados de Egipto por ser guerreros y conquistadores y no que fueron esclavos como lo comenta el éxodo; ahora, haciendo uso de google IA con la información al respecto comenta que los semitas están vinculados con los Habiru aunque también dice que existen escritos que vinculan a los semitas con los Hicsos, ¡Vaya complejidad histórica! Interesante por un lado pero por otro impresionado por la extensa historia… Muchas gracias por su excelente vídeo, por la paz en Israel, Venezuela y el mundo… Shalom…
Entonces, respondo: Shalom querido, gracias por tu comentario tan honesto y por acercarte con cabeza abierta y corazón sincero. Te respondo con claridad, sin mareos, y desde una visión judía, moderna y sionista, que no se esconde cuando hay que decir las cosas como son.
Primero, lo de Baruj Goldstein. No hay que tener miedo de decirlo: fue un asesino. Punto. No representa al pueblo judío, ni al sionismo, ni a la tradición. Representa únicamente su locura y su pecado. En Israel mismo, desde la derecha más firme hasta la izquierda más crítica, la enorme mayoría lo condenó. El sionismo nació para defender la vida judía, no para quitar vidas inocentes. Quien levanta la mano contra un inocente en nombre de la Torá, la está traicionando. Claro, siempre habrá extremistas en todos los pueblos, pero la identidad judía milenaria y el proyecto israelí actual no se definen por ellos. Por otra parte, mencionas un hecho patético ocurrido hace más de 30 años, uno en tres décadas. ¿Cuántas masacres perpetran las «víctimas» de esa masacre a diario a lo largo y ancho del mundo? Por supuesto que no se justifica con ello el acto barbárico de Goldstein, pero, ¿se está siendo tan exigente con los verdaderos criminales y genocidas que ya han logrado conquistar una gran parte de Europa y vienen por todo Occidente?
Ahora, la parte histórica que mencionás. Ahí es donde Google se vuelve un desierto lleno de espejismos. Los hicsos, los habiru, los semitas… muchas piezas sueltas, teorías sugestivas, y un mar de confusiones. La arqueología no es matemática; es más bien un rompecabezas del que faltan el 90% de las piezas, ¡o más! Entonces aparecen hipótesis contradictorias, algunas muy creativas, otras muy endebles.
Sobre los hicsos: sí, hay académicos que ven vínculos semitas, pero eso no los convierte en israelitas. Semita es una categoría amplísima. Los hicsos fueron élites extranjeras que gobernaron Egipto por un tiempo y luego fueron expulsadas por razones políticas y militares. ¿Tiene eso algo que ver con la salida de Egipto del relato histórico judío? No necesariamente. Son procesos distintos que ocurrieron en épocas y contextos muy diferentes. Algunos intentan unirlos; la mayoría de la investigación seria los mantiene separados. ¿Pudo haber israelitas vinculados con los hicsos? Pudiera ser, pero eso no hace que la etapa de dominio hicso sobre Egipto sea obra de los israelitas.
Sobre los habiru: eran grupos marginales, nómadas o semi-nómadas, de distintas etnias. ¿Algunos ancestros de los israelitas pudieron haber estado entre ellos? Es posible. ¿Eran “los israelitas”? No. Es como comparar una gota del océano con todo el océano.
¿Habiru es un nombre de un pueblo o una forma de vida, como decir «beduino»?
Entonces, ¿a qué perder tiempo con hipótesis que no aportan mucho y confundan bastante?
¿Y cómo se relaciona eso con los vándalos degenerados que pretenden dominar al mundo bajo el alfanje y su religión de fanatismo genocida, con el santo y sano anhelo judío de un mundo de paz y armonía?
Entonces, ¿dónde queda la Torá frente a estas complejidades? En su lugar legítimo: como la narrativa fundacional espiritual e identitaria del pueblo de Israel, que no depende de si un arqueólogo encuentra un ladrillo más o un ladrillo menos. La Torá no es un informe policial; es el alma de la memoria colectiva, si lo queremos ver de manera humana; o es el manual de perfeccionamiento de este mundo, si lo vemos desde la perspectiva espiritual.
Por su parte, la historia, con sus teorías cambiantes, es un laboratorio que siempre actualiza sus hipótesis.
A veces estas lecturas abruman, sí. Pero también son un recordatorio hermoso: somos parte de una historia enorme, profunda, antigua, y al mismo tiempo viva, discutida, investigada, reexaminada. Ser judío implicó siempre convivir con preguntas complejas sin perder el eje. Ser judío es preguntar, cuestionar, no someterse, ser príncipes de la libertad, romper los moldes, pretender hacer del mundo un paraíso terrenal.
Y el eje es este: el Estado de Israel no existe por accidente ni por sugerencias dadas arbitrariamente por la IA de Google. Existe porque el pueblo judío volvió a su tierra, con sacrificio, con esperanza, y con la convicción de vivir allí con dignidad. Porque hizo todo, o casi, de manera leal y legal, respetando y avanzando con respeto, aunque no recibiendo lo mismo desde el lado de los invasores que se pretenden dueños de una tierra que usurparon y siguen usurpando. Y esa historia —la real, la documentada, la vivida— es mucho más sólida que cualquier especulación arqueológica de moda, las consignas woke, o el virus del fanatismo musulmán con un oleoso relato enjuagado con miles de millones de narco y petro dólares.
Para finalizar, gracias por tu mensaje, por tu sensibilidad hacia Israel y por tu deseo de paz. Que esa paz llegue pronto a Israel, a Venezuela y a todo el mundo. Que caiga pronto el opresor narcoterrorista de Maduro y su pandilla genocida, que incluye al terrorista Petro, la desalmada lideresa del México de la corrupción y tantos otros mancomunados para hacer de este mundo un infierno terrenal.
Shalom, con aprecio y respeto.
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