En la parashá Shoftim/Jueces encontramos leyes adicionales que los hijos de Israel reciben de parte Moisés. Seguimos en su discurso de despedida del pueblo, que había comenzado 36 días antes de su deceso. Fue recriminando por conductas pasadas, con la intención de que no volvieran a viejas costumbres perjudiciales. Les iba animando a encontrar el camino del equilibrio, a través de estar en paz con el Eterno y el prójimo, para lo cual es necesario conocer y cumplir con los mandamientos que Él ha dado a los judíos en la Torá. Ahora sigue Moshé instruyendo a su pueblo, especificando nuevas reglas, algunas de las cuales eran innecesarias por completo en la travesía por el desierto, pero que se harán indispensables cuando se asienten en la tierra de Israel. Todos los preceptos son la mejor guía para sus vidas, en especial cuando viven en la tierra de santidad.
Entre las muchas leyes de la parashá, podemos mencionar ahora la obligación de establecer un sistema legal ordenado y las reglas para tal sistema, la imperiosa orden de llevar a cabo un juicio justo y la prohibición de aceptar sobornos. Es que, una nación sin un sistema de justicia que funcione, donde la corrupción es la que manda, difícilmente encuentre el shalom y el desarrollo. Así pues, es requerido el buen ejercicio de la justicia para la seguridad de la sociedad y la del individuo.
En la parashá está escrito que cuando los hijos de Israel vengan a la tierra y quieran ser dirigidos por un rey, éste debe ser uno de ellos y no un extraño. También se mencionan las reglas que se aplican a un rey de Israel, como la prohibición de aumentar desmedidamente su propiedad; que no multiplique de forma grosera sus caballos; y que no despose más de 18 mujeres al mismo tiempo (recordemos que en aquellas épocas los reyes solían tener cientos de esposas y concubinas, no solamente por amor o placer, sino también como mecanismo para mantener alianzas y lazos con otras naciones). La idea que nos da la Torá es que el rey no debe creerse más que sus súbditos, no debe hacer abuso de su cargo, pues es un servidor del pueblo, el primero de los empleados, como también es un siervo de Dios y debe ser ejemplo de ello. Por lo cual, deberá cargar con él un rollo de Torá de forma permanente, para nutrirse de él, para ser custodiado por las palabras de Dios.
Continúa la parashá y entre otros temas que presenta, analiza el estado y el papel del profeta; Solo Dios determinará quién es un profeta y pondrá las cosas en su boca. Una persona que no ha sido elegida por Dios y, sin embargo, decide hablar en nombre de Dios, es un pecador y no debe ser escuchado. También hay que tener cuidado de aquella persona que habiendo recibido mensaje de Dios, igualmente tuerce la Palabra y engaña al pueblo, haciendo que se dirijan hacia la idolatría o la vida de pecado.
En la parashá hay una disposición para establecer ciudades de refugio para una persona que mató a otra sin querer. También se mencionan las reglas que se aplican cuando se va a la guerra, como la posibilidad de que algunas personas tengan que regresar a casa y no pelear. Por ejemplo, alguien que ha construido una casa y aún no ha tenido tiempo de inaugurarla. El que plantó una viña y aún no ha tenido tiempo de cosechar el comienzo del fruto de ella. Estas personas están liberadas de participar en la guerra como soldados.
Más adelante, hay una instrucción explícita de ofrecer paz a la ciudad del enemigo antes de que sea atacada, y una instrucción de no cortar un árbol comestible para usarlo como muro de asedio a la ciudad.
También incluye una ceremonia especial, que se lleva a cabo en caso de que se encuentre a una persona muerta pero no se sabe quién lo mató.
Hemos dejado de mencionar varios temas y montón de jugosos detalles que darían para el estudio durante meses, así que los invito a seguir buscando los textos y videos de nuestra autoría para continuar aprendiendo y disfrutando.
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