Moshé,
el sabio, sagaz, humilde, noble, justo, amigo del Eterno, el profeta del cual todos los profetas son epígono,
Moshé,
monta en cólera contra sus sobrinos,
los dos hijos de Aarón,
Elazar e Ithamar (Vaikrá / Levítico 10:4).
El enojo se debió a una cuestión halájica,
de normativa legal,
de cumplimiento fidedigno de los designios de Dios para las personas,
en el suceso que nos interesa,
la cuestión era relativa a ciertos procedimientos de los sacrificios.
Al parecer,
podría calificársela como una ira justificada,
del maestro hacia sus indolentes discípulos.
Sin embargo,
no lo fue.
Ya que, como enseñan nuestros venerables Sabios (TB Pesajim 66b):
"Un estudioso de Torá que demuestra enfado o arrogancia, pierde momentáneamente su sabiduría; y un profeta su don de profecía".
Y en la misma página talmúdica, otra sentencia de los Sabios nos instruye que:
"Aunque en los Cielos le reservaron grandeza, el encolerizado se fabrica insignificancia".
La razón estaba del lado de los dos sacerdotes, injustamente acusados por el buen Moshé,
quien por un instante de enojo,
olvidó la halajá -norma- que le enseñará al respecto Dios.
Su hermano Aarón se la tuvo que explicar,
y siendo Moshé como era,
un hombre bueno y humilde,
pudo contener el enojo, abrir sus oídos y mente, para comprender aquello que le estaban queriendo explicar, y
finalmente se apaciguó y comprendió que había estado en un error.
(¡He ahí, precisamente, la mayor grandeza de Moshé! Pues, no es virtuoso el que dice que nunca ha pecado, sino el que dice que pecó y que reconoce el error y por eso trata de no volver a cometerlo).
Nosotros,
individuos que en general estamos muy lejos de la altura espiritual y sabiduría de Moshé,
¿no deberíamos ser excesivamente modestos y cuidadosos en nuestra conducta, para apartarnos de malos sentimientos y por tanto de pérdidas (muchas veces) irreparables?
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
Notas:
-Por medio de la Cabalaterapia, la persona se entrena en la modestia y el buen manejo de las energías, evitando así el sufrimiento que provoca la ira, el orgullo y la desesperanza.
Relato
Ya de muy niña Isabel se había dado cuenta de un hecho curioso: cuando su gallo cacareaba, el sol salía sobre el horizonte.
Al ir creciendo, descubrió que era un hecho científico: ¡el sol salía si su gallo cantaba!
Una tarde el viejo gallo tuvo la extraña idea de morir.
Por esta traición la consternada Isabel corrió a conseguirse un gallo joven, antes siquiera de que la sangre se enfriara en el viejo.
Con ansia y angustia aguantó la respiración hasta el amanecer siguiente, cuando aliviada reconoció que el nuevo gallo mantenía, como el anterior, a punto la salida del sol.
Orgullosa y feliz anunciaba siempre a sus conocidos y vecinos la enorme responsabilidad que pesaba sobre sus espaldas y sobre las plumas de su gallo, la de hacer que el Cosmos estuviera ordenado y la luz y calidez inundara la Tierra.
Los conocidos y vecinos sonreían y la felicitaban, mientras con burlona tristeza comentaban a sus espaldas lo desquiciada que estaba.
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
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¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?
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En su vida, ¿cuál es SU gallo que tiene el poder de ordenar el Universo?
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En los salmos leemos: "Aunque el Eterno es sublime, mira al humilde; pero al altivo lo reconoce de lejos." (Tehilim / Salmos 138:6).
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¿Por qué Dios prefiere al humilde, y tiene alejado al orgulloso?
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¿Es Dios realmente el que aleja al vanidoso, o es éste el que se aleja de Dios?
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Dios es el más Alto entre los altos, el Señor de señores, y sin embargo Él presta especial atención al modesto… ¿cuál debiera ser la moraleja para nosotros, finitos humanos que nuestra importancia no alcanza ni una fracción de una fracción de la grandeza de Dios?
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El inspirado David cantó a Dios: "Salvas al pueblo humilde; pero Tus ojos humillan a los altivos." (2 Shemuel / II Samuel 22:28).
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¿Señalar las similitudes entre este versículo y la enseñanza dada en nuestro comentario?
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¿Por qué el resultado del orgullo es que a ojos de Dios sea humillado el vanidoso?
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