«Harás lo recto y bueno ante los ojos del Eterno, a fin de que te vaya bien, y entres y tomes posesión de la buena tierra que el Eterno juró a tus padres»
(Devarim/Deuteronomio 6:18)
Podríamos tomarnos unos momentos para pensar seriamente en aquello que nos hace felices ahora y que además nos permite seguir disfrutando de dicha en el futuro.
Cada cual podría dar su respuesta, aunque probablemente nos topemos con un muro que no nos permita llegar a descubrirla.
Sea que lo sepamos o no, estaría bueno darse ese tiempo para conocernos y tratar de construir una respuesta.
Nuestra Tradición ya nos brinda excelentes herramientas, como por ejemplo el de la construcción de SHALOM.
Esto se consigue por llevar una conducta (pensamiento, palabra, acción) que armonice la bondad con la justicia.
Sea para con uno mismo o para con el otro.
Porque al hacer lo bueno y lo recto, de acuerdo al criterio ético (espiritual), estamos desbloqueando la LUZ de la NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial).
Esto mueve a nuestro Yo Vivido a estar en sintonía con la mejor versión de nosotros mismos, aquella que es la chispa divina en nosotros.
Así nos irá bien y por tanto estaremos entrando en posesión de la fuente de placer y bendición que nos corresponde por Voluntad de Dios.
La felicidad es un producto, nunca el objetivo.
La construcción es el objetivo de las acciones; la construcción es un valor por sí mismo; contruir shalom es irreductible.
Gracias moré.