Los límites son necesarios, cuando están ubicados en el sitio correcto, diferenciando el adentro del afuera, lo permitido de lo prohibido, lo mío de aquello que no lo es.
Sin los límites nos derramaríamos, seríamos como gelatinosas masas que se desparraman sin contención.
Imagina como la cáscara del huevo, que permite que en su interior crezca y se haga realidad una nueva vida; pero que llegado el evento, es indispensable romper el límite, que dejó de ser útil, que ya no es necesario. Que el ser rompa por sus propios medios el cascarón y se arrastre hacia su nueva realidad, le da poder, le de fortaleza para asumir con integridad la nueva etapa que deberá transitar.
Por tanto, es importante conocer los límites sanos y cuando dejan de serlo, encontrar los mecanismos que nos sostienen recubiertos por su protección, así cuando es llegado el tiempo para dejar atrás lo que ya no sirve y ahora dificulta.
¿Conoces tus límites sanos?
¿Sabes cuándo ha llegado el tiempo de quebrarlos para avanzar hacia la zona desconocida sin quedar atrapado en tu celdita mental?
¿Sabes como el personaje bíblico llamado Pinjás (Fines), el nieto de Aarón, puede servirte como modelo para tu conducta?
https://youtube.com/yehudaribco