¿A qué y a quién se refiere el profeta Ieshaiau/Isaías 29:13?
Es sabido que los pérfidos misioneros, (mesiánicos, netzaritas, ebionitas, falsos judíos, caraítas, falsos sefaradíes, supuestos descendientes de tribus perdidas, evangélicos, cualquier otra denominación cristiana similar), entre otros impostores de la fe, andan usando este versículo como un vehículo para promover sus mentiras, confundir, sembrar el caos, corromper, hacer propaganda de la religión rebelde, burlarse de los leales de Dios, entre otras maldades terribles.
Ya desde las páginas del profano “nuevo testamento”, en el evangelio atribuido al poco santo Mateo, se pretende hacer creer que este verso es un ataque profético en contra de los Sabios de la Torá Oral.
¿Será cierto que es una denuncia en contra de los verdaderos Sabios del Talmud, los conocidos como “fariseos”?
¿Será que el profeta de la Verdad, Isaías, realmente amonesta a los Sabios de la Torá y los declara ignorantes, perversos, herejes?
¡Por supuesto que NO!
Es evidente que el profeta Isaías NO está violentando a los Depositarios de la Torá, a los Maestros de la Luz, a los Líderes del Conocimiento Sagrado, a los Guardianes de la Tradición.
¡Nada más lejano a la voluntad del profeta, enviado por Dios, que perturbar el legado de Israel con ataques fantasiosos y poco santos!
Cuando usamos nuestro intelecto (y no la fe de los religiosos vacíos de espiritualidad),
y nos apoyamos en el conocimiento (y no en la vanidad de los idólatras),
y mantenemos nuestro corazón humilde ante la evidencia real (y no inventamos realidades alternativas, de acuerdo a nuestro deseo, como los traficantes de la fe),
y tenemos amor y respeto por Dios (y no hipocresía en todas las dimensiones, como misioneros),
rápidamente comprendemos el significado real y profundo de lo que el profeta quiere enseñarnos en este pasaje.
Ante todo, recordemos que el versículo debe ser entendido en su contexto, tanto literario, como histórico, cultural, temporal, etc.
Por tanto, no es bueno tomar un solo versículo, fuera de todo marco, y con ello pretender elaborar doctrinas, leyes o “teología”. Ese procedimiento aberrante, falto de honestidad, es el que acostumbran a emplear los misioneros, pero no podemos nosotros hacer como esos perversos. ¡Dios no permita!
En su contexto el profeta está hablando de falsos entendidos, de gente que no sabe leer, que no sabe comprender, que no cuenta con la clave para decodificar los mensajes, que son ajenos a la cadena de la sagrada Tradición.
Así pues, no es de los Sabios que el profeta está hablando, sino precisamente de los FALSOS sabios. Gente que son de la patota malquistada de los pastores de iglesia, supuestos rabinos mesiánicos, ilustrados necios que saben manipular los corazones pero carecen de entendimiento sagrado, gente hábil para el negocio de ser pedigüeños y obtener diezmos y otras prebendas pero son incapaces de servir con lealtad a Dios.
El profeta claramente está denunciando a esos religiosos, llenos de ritos, aleluyas, reclamos de diezmos y tributos, ejercitados en levantar la mano derecha y “clamar a Dios”, gente hueca pero astutamente preparada para el negocio de la religión. Gente que es esclava del EGO y por ello ausentes de lealtad a Dios y Sus mandamientos.
Esos que no tienen empacho en hacerse llamar “rabino”, “haham”, pastor, profeta, hombre del Señor, pero que no son más que pobres diablos, con sus almas opacas, sus espíritus encerrados detrás de los ardientes barrotes de las celditas creadas por sus EGOs.
Tal cual dice el profeta:
"Toda la visión será como las palabras de un libro sellado. Cuando lo dan al que sabe leer y le dicen: ‘Por favor, lee esto’, él dice: ‘No puedo, porque está sellado.’
Y cuando dan el libro al que no sabe leer y le dicen: ‘Por favor, lee esto’, él dice: ‘No sé leer.’"
(Ieshaiá / Isaías 29:11-12)
Tú que has pasado por iglesias, que aún estás en alguna de ellas, aunque la llames sinagoga, sabes de qué te estoy hablando.
Ese pastor tuyo, aunque le digas ahora rabino, es exactamente uno de los que está describiendo el profeta.
Es así, gente inculta, obtusa, ciega, carente de toda vitalidad espiritual, faltos de las claves sagradas para conectarse con el texto sagrado, miserables llenos de pecados y orgullo.
Y tú, sí tú, si eres misionero, si eres mesiánico, si eres oveja de esta gente, no eres mucho mejor en lo que a lealtad a Dios y respeto se refieren.
Me da pena decirlo, me molesta sonarte agresivo, pero prefiero parecerlo y no ser cómplice de la maldad, el odio, la rebelión, el caos.
Porque de gente así es de la que está hablando el profeta.
Sean judíos, que se llenan de “jumrot” innecesarias, claramente antagónicas con el espíritu y letra de la halajá.
O sean falsos judíos, esos mesiánicos o similares, que se inventan su propia religión.
O sean los seguidores de falsas deidades, pero que se hacen pasar por personas de Dios.
A todos ellos está señalando el profeta Isaías cuando está denunciando en estos versículos.
A los que no saben leer, porque son ignorantes… cosa que es mala, pero que se empeora al hacerse pasar por entendidos y revelados por Dios.
A los que saben leer, pero carecen de la capacidad de penetrar en el sentido real del texto, porque para ellos permanece cerrado, sellado… cosa que es mala, pero que se empeora cuando se hacen pasar por líderes espirituales, por personas dedicadas al crecimiento integral pero no son más que mezquinos holgazanes muy entrenados en el negocio de estafar con religión a los que les prestan atención.
Lee las palabras del profeta que te he citado. No creas en lo que te digo. No preciso que me creas, sino que leas, entiendas, analices, preguntes, indagues.
Está muy claro.
Es muy sencillo de ver, si es que no tienes tus ojos tapados y tu corazón cegado y tu cerebro entumecido.
Claramente el profeta NO está hablando de verdaderos Sabios, puesto que ellos saben leer, ellos saben penetrar en los sentidos de lo que está expresado.
¡Por algo son verdaderos Sabios!
No lo serían si fueran mediocres pedantes que se dedicaran a mandar a los demás bajo la excusa de que son “grandes”, “pontífices”, “predicadores” y por ello, solamente por sus “titulitos” deben ser admirados y aprobados.
¡Justamente es contra eso que se está levantando el profeta Isaías!
Contra los “doctores en teología” que te vienen a predicar “la palabra”, pero no son más que mentiras, engaños, falsedades, lemas podridos de religión que no tienen un gramo de espiritualidad.
Porque los verdaderos sabios no precisan esconderse detrás de “titulitos”, ni someter a la gente por miedo, ni presionar, ni amenazar, ni silenciar a los que están en divergencia, ni maldecir a los que piensan diferente, ni tratar de “hijos de serpiente” a los que no les dicen “amén” a todas sus estupideces.
Compara a los verdaderos Sabios con gente como el adorado falso dios de la cruz.
Éste maldijo, insultó, agredió, a los que cometieron el “pecado” de pensar diferente a sus payasescas fantasías. Condenó a muerte a los que no siguieran como borregos sus prédicas llenas de vicio y mentira.
Y de acuerdo a ese deplorable modelo han vivido durante dos mil años sus seguidores.
Demuéstrame que es mentira lo que te digo, o por el contrario pon argumentos que lo confirmen. Te invito a hacerlo. No me creas, estudia, analiza, sé leal contigo mismo y con Dios. ¿Eres capaz de dejar de repetir lemas y doctrinas y comenzar a pensar y hacer brillar tu luz espiritual?
¿Eres capaz?
Espero, realmente, que sí… pero el EGO es tan fuerte (en apariencia). Las doctrinas se te han implantado tan profundo. Te han sometido a tanta manipulación emocional y vejamen, que en el fondo dudo que puedas salir a la libertad, romper las cadenas con la religión, ser libre para ser obediente para con Dios.
Entonces, llega el profeta al verso que nos convoca y dice:
"Dice el Señor: ‘Por cuanto se aproximó este pueblo, con su boca y con sus labios Me honró, pero su corazón se alejó de Mí; y su reverencia a Mí es un precepto de personas, tal como han sido entrenados."
(Ieshaiá / Isaías 29:13)
¿No es exactamente lo que te describí líneas más arriba?
Gente que se llena la boca de aleluyas y amén.
Dicen la palabra “dios” cada dos palabras.
Repiten con fidelidad estéreo pasajes de la “biblia”.
Saben de memoria todas las respuestas prefabricadas que demuestran “la verdad” de su religión.
Cumplen con religiosa precisión los ritos de sus dogmas.
Son incapaces de dudar, puesto que si dudan se van al infierno.
Son paralíticos a la hora de caminar por un camino propio, sino que marchan lisiados por donde su pastor les marque… al ritmo del pastor.
Sí, sus bocas están llenas de clamores e invocaciones, de versículos y “tejilim”, pero en lo profundo están secos.
La religión mató al espíritu.
El EGO marchito la conexión con Dios.
Sus corazones no están con Dios, aunque hablen de Dios a cada rato.
Sus dogmas no son puras, aunque digan que son “bíblicas”.
Su fidelidad a sus líderes no es lealtad a Dios, sino a hombres.
Sus enseñanzas parecen muy bellas, muy beneficiosas, muy espirituales, pero solamente son apariencias.
Ellos no aman a Dios, no lo respetan, sino solamente viven tal y como les enseñaron.
Son entrenados y así viven.
Son amaestrados y amancebados y así continúan.
No analizan, no cuestionan, no critican, no piensan, no razonan, solo cumplen lo que sus pastores les dicen, lo que en sus casas les enseñaron.
Tienen fe, para ellos es suficiente.
Y eso es absolutamente lamentable.
Su fe es una ofensa.
Sus dogmas rebelión.
Su religión es la pornografía de los sacro.
Corrupción abunda en sus negociaciones.
Aunque hagan cosas buenas, no las hacen por bondad, sino porque eso les han inculcado, temen romper el molde, temen las consecuencias, se dejan llevar por temor.
Son cáscaras, máscaras de cara bondadosa, pero dentro es un oscuro hogar lo que impera (ver aquí).
Por supuesto que para aquellos que conocen a los Sabios les es evidente que es imposible que el profeta se refiriera a ellos con estos términos.
Nadie llegó al grado de Sabio de la Torá por ser hipócrita, por ser religioso, por ser de doble cara, por ser un holgazán astuto en comerciar y manipular.
Los verdaderos Sabios, los “fariseos”, eran maestros de Torá por mérito propio, adquirido y sostenido con estudio, esfuerzo, dedicación, lealtad total a Dios, cumplimiento dedicado de Sus mandamientos, honestidad, integridad, capacidad de interrogar y responder, entre otros atributos que hacen de una persona que sea admirable realmente.
Concluyamos con las palabras del excelente Malbin:
"Dice el Señor: ‘Por cuanto se aproximó este pueblo", ellos piensan que con tales afirmaciones se aproximan a Mí y se acercan a Dios, a causa de que magnifican y adoran la Palabra de Dios que está más allá del alcance de cualquier ser humano, pero en realidad "sólo su boca y sus labios me respetan", precisamente con esto es que ellos distancian su corazón de Mí.
Porque creen que haciendo esto están cumpliendo con el mandamiento de Dios y Sus enseñanzas, como si todo fueran actos externos sin pensamiento ni intención. En su opinión son cuestiones materiales sin nada más, no hay intelecto ni ciencia en ellos.
Así ocurre que "su reverencia a Mí” es meramente “un precepto de personas", que es resultado del "ser entrenados así" y están acostumbrados, esto es que se han acostumbrados desde su infancia y es su costumbre sin intención y sin pensamiento. Saben que son los mandamientos de Dios, pero no los hacen porque los ordenó Dios, sino porque así les inculcaron sus padres y sus antepasados, y hacen sin saber el sentido sino porque así fueron entrenados a practicar. Por medio de estas acusaciones el profeta pretende que el hombre no solamente cumpla con los mandamientos, sino que también estudie y comprenda el sentido de ellos, profundice intelectualmente en sus acciones.