Todos los años, al ir finalizando el mismo, leemos esta parashá, y nos parece que tiene su razón de ser así.
Rosh HaShana es el Iom HaDin, el Día del Juicio, cuando todas las criaturas nos presentamos frente al Eterno Rey para ser juzgados por nuestras acciones, y los advertidos de tal situación intentamos componer nuestras vidas, remediar los conflictos, solucionar lo que tiene solución, para llegar lo más limpios y depurados a enfrentarnos al Juez de jueces.
H’ es un juez misericordioso, al menos eso proponen nuestra tradición, pero es justo y verdadero, no se lo puede engañar, ni se le puede comprar.
Es un craso error pensar que con nobles acciones realizados en escasos días podemos allegarnos frente a Su trono para implorar perdón, si nuestras intenciones son volver a desoír sus mandatos y perturbar nuestras existencias con lo que El dijo que no es bueno para las mismas.
H’ perdona a aquel que realmente se esfuerza por conseguir su perdón.
Por eso bien enseñaron los jajamim (por ejemplo en Ioma 75:2) que es primordial la rectitud de la intención cuando se requiere el perdón, tanto sea de H’ como del prójimo, ya que de esconder dobles intenciones, o de convertirse el pedir perdón en un mecanismo para seguir pecando, entonces, el perdón no es concedido por la Justicia divina.
H’ conoce los corazones, las intenciones, por lo cual, El juzga con propiedad y rectitud.
En Elul el sonido del Shofar nos despierta a la realidad de la proximidad de la Corte Celestial, y nos aboca a la inmensa tarea del arrepentimiento, del retorno a lo que es bueno.
En Rosh HaShana nos presentamos al Juicio.
Y en Iom Kipur se sella el decreto, la sentencia.
Hasta Hoshaná Rabá es tiempo de apelaciones.
Como podemos advertir estamos en una época cargada de solemnidad, de necesidad de reconstruir o reforzar nuestras formas de vidas.
Y, precisamente, éste es el tema central de la parashá Nitzavim: presentarse frente al Eterno, para reafirmar la alianza consagrada, y para procurar tomar la decisión correcta, actuar con bien, o llevarse al craso camino del fracaso y el mal.
La decisión de nuestros actos es nuestra, si no, releamos Unetane Tokef, nuestro destino lo escribimos nosotros a cada instante de existencia, por eso, escojamos correctamente nuestro próximo paso…
Preguntas:
1. ¿A quién convoca Moshé?
2. ¿Para qué son convocados?
3. ¿Quién está a punto de fallecer?
4. ¿Qué ocurre con la Tierra de Israel si los israelitas pecan?
5. ¿Cómo se relaciona esta parashá con la proximidad de los Iamim Noraim?
6. ¿Qué elección trascendental plantea la Torá?
7. ¿Cómo se conseguiría la Vida Eterna?
8. ¿Quién entra dentro del pacto H’ – Israel?
9. ¿Cuáles peligros encierra el próximo asentamiento en Canaan?
10. ¿Qué relaciona las maldiciones de la Parashá Ki Tavó (la anterior) con está parashá?