Comparar la Shoá, el Holocausto judío a manos de los nazis, con otros genocidios, con otras matanzas, con otros odios, con otras muertes, ¡es irracional!
Desde ya denunció toda masacre de inocentes, sea quienes fueran, pues este texto no viene a "elogiar" la superioridad de la muerte de los seis millones de mártires judíos ni a menospreciar a los muertos inocentes de las naciones.
Pero, puestos a analizar cabalmente los datos, no ha existido algo similar en ningún momento, en ningún lugar, ninguna nación ha sido llevada a la muerte de manera semejante a como los nazis y sus cobardes cómplices hicieron con los hijos e hijas de Israel.
Es un hecho de que el malvado Hitler y sus secuaces criminales asesinaron y persiguieron a muchas personas, colectivos y grupos nacionales, pero ninguna de estos crímenes se acercó siquiera a lo que ejecutaron en contra de los judíos.
Permítanme que les clarifique.
Hubo cuatro grupos que fueron víctimas de la ferocidad de los nazis:
- Los que representaban alguna oposición ideológica con los fundamentos del nacionalsocialismo. Por este motivo fueron internados en campos de concentración, torturados, "reeducados" y ejecutados millares de comunistas, socialistas y otros enemigos intelectuales del nazismo.
Este fue el camino que siguieron también aquellos "arios" que tuvieron divergencias con Hitler o con el aparato macabro de las SS y que fueron ingenuos como para hacer públicas sus opiniones. - Los que eran una "impureza social", de acuerdo a la enfermiza visión nazi de la sociedad. En este grupo de víctimas se contaban los que padecían síndrome de Down, gitanos, homosexuales y cualquier otro que fuera considerado inferior o un obstáculo para alcanzar la pureza racial de la sociedad aria.
- Aquellos que representan un escollo práctico, material, para el avance del nacionalsocialismo.
- El cuarto grupo eran los judíos.
Contra los judíos no había otro motivo más que el odio, irracional, de Hitler y sus oscuros seguidores.
Un odio que se fermentó en el rechazo a Dios y Sus cosas y que se encaminó a destrozar y erradicar a la nación que Él escogió a perpetuidad para portar Su Luz.Un motivo secundario fue el usar al "judío" como el chivo expiatorio de la dura situación social y económica que se había vivido en Alemania en la época posterior a la Primera Guerra.
Pero este motivo se desvanece casi cuando se lo compara con el enorme abismo del odio que Hitler y los suyos encarnaban en contra del judío y las cosas sagradas del Eterno.Contra el judío en general, no se podía decir que tuviera motivos ideológicos para oponerse al nacionalismo socialista de Hitler. Es cierto que muchos judíos eran socialistas en aquellas épocas y lugares, pero también es cierto que una inmensa mayoría eran ajenos a los avatares de la vida política. Se contentaban con vivir en paz con sus vecinos gentiles. Por tanto, no había una razón "política" para perseguir con tanta saña a los judíos, a no ser como dijimos el usarlo como "chivo expiatorio" para canalizar en su provecho las tensiones sociales.
Los judíos en general eran personas muy bien insertadas en la Europa aria, previa a la Segunda Guerra. Eran ciudadanos responsables y correctos. Trabajadores, educados, dedicados al desarrollo de su sociedad y de sus familiar.
No se podría argumentar que ellos representaban un peligro social, ni una fractura a la pureza social, pues los judíos germanos física y culturalmente estaban en sintonía con la sociedad general.
Es un error creer que el desprecio de Hitler contra los judíos se basaba en alguna rareza física o de comportamiento de los judíos, puesto que el perfil del judío germano lo asimilaba muchísimo al común de los ciudadanos arios.
Si bien la judería polaca o rusa, más tradicional, más "oriental" podría resultar disonante con la cultura germánica, de hecho esa judería "diferente" no tuvo relación con los países germanos hasta que Hitler no los conquistó en su descabellada guerra.
Por si fuera poco, la asimilación y los matrimonios mixtos cundían con gran fuerza en aquellas épocas en los países germanos, por lo que ni siquiera se podría hablar de una diferencia "racial". Cuando de hecho sabemos que NO existe una raza judía, ni asomo de tal. Y cuando es un hecho que los judíos europeos difícilmente se pueden diferenciar por su morfología de sus vecinos gentiles.
Así pues, no se concibe que sea la "pureza" racial o social el motivo para el feroz exterminio de los judíos.Los judíos no ejecutaron ninguna estrategia en contra de Hitler y el nazismo en sus primeros años. No representaban en absoluto un obstáculo para Hitler. Y de haber ocurrido que algún judío o grupo judío fuera un problema práctico para los fines del nazismo, eso tampoco es motivo razonable para el intenso odio que Hitler y sus perros del mal descargaron en contra de la nación de Dios.
Hasta aquí un pequeño bosquejo que demuestra que la masacre planificada en contra de los judíos no tiene parangón con otras ejecutadas por el malvado Hitler.
¿Y por qué se diferencia con cualquier otra masacre?
Porque Hitler destinó ingentes recursos materiales para eliminar a la nación judía.
Estando en guerra, incluso cuando la iba perdiendo, su prioridad no era defender a su patria y sus ciudadanos o conquistar otras tierras, sino ejecutar perniciosa y detalladamente el plan de exterminio de la nación de Dios.
No se dejaba nada a la suerte.
El plan estaba meticulosamente diseñado y con rigor germano fue ejecutado.
Nunca, ni antes ni después, se vio a un pueblo adiestrado para la guerra que con precisión de relojero seguía el plan siniestro, que de a poco fue eliminando la identidad personal judía y finalmente a los judíos.
Mienten, confunden y provocan más dolor y muerte aquellos sucios antisemitas ofenden la memoria de los santos mártires judíos comparando el Holocausto con los sucesos que acontecieron en Israel, entre este Estado y el grupo de fanáticos radicales y asesinos terroristas que se hacen llamar palestinos. ¡No hay punto de comparación! ¡Ni siquiera uno!
Con dolor recordamos estos días el genocidio armenio, el primero del siglo XX.
Con temor comprobamos que las matanzas se suceden a diario a lo largo y ancho del mundo, particularmente causadas por los fundamentalistas islámicos y apoyados por los temerosos auspiciantes de su fanático terrorismo.
Con pena asistimos al testimonio de guerras y destrucciones, matanzas y discriminaciones negativas.
Rechazamos todas éstas, y rogamos al Eterno para que cese el mal y comience el reinado mesiánico con su Era de paz y armonía.
Pero, con inmensa consternación vemos como los perversos se burlan de los mártires del Holocausto, vemos como se reduce la increíble maldad que se ejecutó, vemos como se minimiza esto y se lo compara incorrectamente con situaciones que nada tienen que ver.
Sigamos haciendo nuestra parte para construir Shalom y no dejemos que las mentiras, las medias verdades, las confusiones, las ponzoñas y maldades sigan conmocionando nuestro mundo.
con todo respeto more pero como podes poner que fueron seis millones los asesinados cuando en realidad fueron mas porque hay recordar que las cenizas no se cuentan
http://www1.yadvashem.org/es/chapter_1/intro.asp
Y aun asi hay gente que dice y afirma y encima dice tener pruebas que
el holocausto no existio que todo fue una mentira.
No hay peor ciego que el no quiere ver.
Eso es porque los marrulleros de Reuters y compañía junto con los petrodólares tratan de distraer los problemas internos del imperio islamo-árabe a través de tretas diseñadas para enfocar su odio en Israel. Los detestables fascistas y sus compinches los nacionales-socialistas fueron una desgracia, tanto como lo es Reuters y lo son los medios de comunicación que le rinden pleitesía de forma zalamera a los petro-árabes y petro-persas.
¿No era que el periodismo tenía que ser imparcial?
El odio hacia lo judio en el nacionalsocialismo se deriva de una necesidad del… propio nacionalsocialismo, no se entiende sino se busca en las raíces ideológicas del fenómeno nazi, una parte del cual bebe del antisemitismo secular existente en la cultura europea, más obvio o más latente según paises pero… siempre presente. El problema de Hitler -y, por extensión, del nacionalsocialismo- con los judíos es complejo, en parte se basa no en la necesidad de un chivo expiatorio -como sucedía en el antisemitismo zarista, por ejemplo- sino en algo más peligroso para los judíos: la necesidad de un archienemigo que… Read more »