Lea pone nombres sensitivos a sus primeros hijos: Reubén y Shimón; en alusión al que «mira» y al que «escucha».
Y en verdad, el Eterno miraba y escuchaba la amargura de corazón que tenía Lea, y por eso la fortalecía.
Nosotros también podemos hacer el intento de estar atentos para reconocer el estado de ánimo de nuestro compañero, y hacer lo posible para auxiliarlo, incluso si nuestro compañero no sabe o no puede verbalizar sus sentimientos.
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco