Reflexión de Janucá

Todas las noches desde el martes 4 de diciembre, 25 del mes de Kislev,
por 8 días hasta el martes 11; celebramos Januca y también en esta semana
leemos la parashá (porción de la
Torá) Miketz. Hay un interesante paralelo entre la historia
de Iosef y la gesta de los Macabeos. ¿Quién no conoce la historia de José y sus
hermanos? ¿Cuántos Joses y cuantos hermanos hay en todas partes? José era el
hijo brillante y aplicado, el orgullo de sus padres y la envidia de sus
hermanos. Su padre Iaakov lo envía  a
Shjem con el velado propósito de reconciliarlo con sus hijos,  de sus otras tres mujeres, y ellos deciden
deshacerse de el dejándolo abandonado en un pozo; desde donde es sacado y
vendido como esclavo por unos mercaderes que pasan por el lugar. Desde allí
alcanza una importante posición en Egipto hasta que debe ir a la cárcel por no
dejarse seducir por la esposa de su patrón. Entonces debe comenzar nuevamente
desde cero y llega a ser el numero dos del gobierno egipcio. A veces se estudia
en los cursos de Marketing la historia de alguien que llego a una posición
importante desde el punto de vista material quizás con la idea de que su
experiencia nos pueda dejar un mensaje útil. Pero: ¿Qué pensaba de si y de su
destino este singular hombre que llego literalmente desde el fondo de un pozo a
la cima de Egipto? Lo sabemos porque el lo dijo cuando se reencontró con sus
hermanos: “Y ahora no sois vosotros los que me habéis enviado aquí sino
Elohim. El me convirtió en consejero de Paro y señor para toda su Corte
gobernante en toda la tierra de Egipto” (Bereshit 45:8)

            Cuando
Iosef fue a buscar a sus hermanos a Shjem, el no sabia que lo iban a abandonar
en un pozo, cuando estaba en el pozo no sabia que iba a ocupar una importante
posición en Egipto, y cuando no quiso involucrarse con la mujer de Potifar no
calculo que iba a ascender políticamente. En definitiva, Iosef se encaminaba al
cumplimiento de sus sueños, pero no lo hacia aferrándose a jalones materiales
sino a valores, que en verdad demostraron tener mas realidad aunque parecieran
quizás menos tangibles.

            Tenemos
un paralelo de esta historia con Januca por lo siguiente: En Purim se recuerda
la salvación física del pueblo judío y en Januca se celebra la salvación del
judaísmo. Mientras en Purim se hacen sonar matracas que se hacen girar desde
abajo, en Januca usamos un trompo que llamamos Sevivon y que se hace girar
desde arriba. En las caras del Sevivon están las letras nun, guimel, hei ,
shin, iniciales de la frase: un gran milagro ocurrió allá. Y efectivamente fue
un milagro que un puñado de guerrilleros judíos lograra vencer a una
superpotencia como Siria. Sin embargo como pueblo que ama la paz nosotros
festejamos no la victoria militar sino la reinauguración del Templo que dicha
victoria posibilito. Pero, ¿Qué es un milagro para la Tora?

            Así
como Iosef actuaba como creía que debía hacerlo y era conducido por Hashem
también los revolucionarios judíos tuvieron su suerte girada desde arriba, como
el trompo. Para el Creador, que creo su mundo y lo mantiene con existencia cada
momento es el único que puede ir mas allá de las leyes de la naturaleza, y ese
es justamente el sentido cabalístico del numero ocho, y de allí las ocho luces
y los 8 días que terminamos de celebrar nosotros cuando encendemos la ocho
velas de Januca de aquí a una semana por la noche.

  ¡Janucat
Sameaj!

 Carlos Schellenberg
Director de la Comunidad Israelita de Punta del Este