El estudio de Torá (parte 1)

El estudio de Torá

 

¿Por qué estudiar Torá? ¿Con qué finalidad? Acaso Dios no nos pide que seamos buenas personas, hagamos el bien con el prójimo, la familia, sociedad. Y si es así ¿para qué estudiar acerca del “bien”? basta con hacerlo y listo, llevarlo a la practica y no solo “estudiarlo”.

Ésta pregunta la pregunta la Guemará (Kidushín 40b) “ ¿Qué es más grande el estudio o los hechos?” es decir el estudio o el accionar, y por supuesto cuando hablamos de acciones no hablamos de acciones sin contenido ni valor, sino acciones importantes de construir un mejor mundo, acciones de Jesed y amor, de sabiduría y justicia. Explican Tosfot (en el lugar) que la pregunta se refiere hacia una persona que tiene ‘tiempo libre’ ¿qué es preferible que haga, que estudie o actúe? Prosigue la Guemará diciendo: “Rabí Akivá dice: el estudio es superior. Rabí Tarfón dice: el accionar es superior.” Discutieron, analizaron, no podían llegar a un acuerdo, los dos tenían razón, tal como dice la Guemará en otra parte “estas y estas son las palabras del Dios viviente…” (Eiruvin 13b), finalmente finaliza la Guemará allí en la conclusión de que el estudio es superior por cuanto que “el estudio conlleva a la acción”. Y siendo así quien tiene el estudio también tendrá la práctica las acciones, ya que una cosa conlleva a la otra.

 

Pregunta el Maharal de Praga (Netiv HaTorá cap. 5, ver también Caps. 1 y 4): según esto se entiende que el estudio solo es un intermediario para llegar a la acción. Por ejemplo: ¿quieres cuidar el Shabat como corresponde? Debes estudiar las leyes de Shabat ¿Quieres cuidar el Kashrut? Debes estudiar Halajot de kashrut. Y lo mismo con tefilín, tzitzit y cualquier asunto. Ya que si no estudias no sabrás como cumplir.

Sin embargo siguiendo esta línea habría que entender las palabras de Rabí Tarfón quien dice que “la acción es superior”. ¿Acaso él sostiene nos debemos conformar con el accionar sin ningún tipo de estudio? ¿cómo sabremos que hacer? Esto se parecería a la parábola que cita el Kúzari (Maamar 1, 74) sobre cierta tonto que entró en la farmacia y comenzó a recetar y repartir medicamentos y curas sin ningún previo conocimiento del oficio.

No querido lector! No alcanza con la buena voluntad y el deseo de hacer el bien, sino que está sobre ti estudiar. Y esto incluso Rabí Tarfón lo reconoce. Solo que habría que analizar: si es como dijimos que el valor del estudio es superior por cuanto que llevará a la practica, estamos diciendo que el estudio es un medio para llegar a la finalidad, que sería la acción. Pero ¿acaso no es normalmente la finalidad más importante que el medio? Y por ejemplo nos cuenta la Guemará en otra parte (Menajot 99b) sobre Ben Damá que preguntó a los sabios: por cuanto que yo ya estudie toda la Torá, ¿podría ocuparme y estudiar otros temas? Y la respuesta que recibió fue que volviese sobre su estudio y lo repase una y otra vez, incluso mil veces más. Y según lo que venimos hablando no se entendería mucho. Ya que si el valor del estudio es el hecho que lleva a la práctica, ¿para qué volver a repasar una y otra y otra vez?

Explica el Maharal de Praga a esta interrogante: “ es superior el estudio por cuanto que conlleva a la práctica” no debemos entenderlo en forma técnica, que sabrá el que estudie que y como hacer. Sino que el valor del estudio es que convierte y cambia el interior del estudiante. Tal como dijo el profeta Shemuel a Shaul: “Entonces te inspirará un espíritu (emanado) de Dios y profetizarás con ellos y te transformarás en otro hombre” (Shemul I/Samuel I 10:6). Sin embargo allí no está hablando el versículo sobre el estudio de Torá sino de la influencia profética, pero lo mismo rige sobre el estudio de Torá. Una persona que estudia Torá se convierte en otro hombre, se convierte en un ser que desea el bien. Y quizás cabe preguntar: ¿pero por qué se debe convertir en otra persona? ¿acaso la persona por sí misma no es bueno ya?

La respuesta es la siguiente:

Está escrito: “He hizo el Eterno al hombre recto” (Kohelet/Eclesiastes 7:29) “He insufló en sus narices espíritu de vida…” (Bereshit/Génesis 2:7) y el hombre fue creado “…a imagen de Dios…” (Bereshit/Gésis 1:27), pero sin embargo : “…el instinto del corazón del hombre es malo desde su juventud.» (Génesis 8:21).

El ser humano por parte de creación Divina es todo bondad, pero cuando se ve envuelto en la realidad de este mundo, en un cuerpo material, se enreda, confunde, cae, erra, peca, hace el mal. ¿Y como consigue alcanzar aquella rectitud con la cual lo creo el Eterno? ¿Cómo desprenderse y escapar de esta confusión? La respuesta es aferrarse a una realidad superior, y esto es el estudio de Torá.

La persona también posee pensamientos negativos, deseos oscuros, bajos y dañinos, pero por medio del estudio se despierta en él esa ansia del bien Divino, esa esencia de bondad que tiene plantada firmemente en su interior y a través de esto llegará al buen accionar. Y en cada situación de su vida en la que tenga que optar entre el bien y el mal optará por el bien.

Entonces el estudio del cual estamos hablando es un estudio que hace temblar su interior, lo vuelve una mejor persona, una persona de bien. Y si la persona luego del estudio sigue siendo la misma persona que previo al estudio, no es este el estudio del cual estamos hablando aquí. Si el estudio solo le agrega intelectualidad, datos, conocimiento únicamente no es esto de lo que hablamos.

El estudio de la Torá es un viaje complejo, un viaje y una transformación que unifica todas las energías y fuerzas de la persona, y es a través de esto que será una mejor persona, recto a los ojos del Eterno, recto hacia los demás, bueno hacia el mundo.

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Yehuda Ribco

gracias! muy bueno!

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