Shabbat: Adar, 20 5767; 10/3/07
Un comentario de la Parashá Ki Tisá (Shemot 30:11 – 34:35)
Siempre hay retorno
En nuestra parashá se nos relata el terrible pecado del Becerro Dorado.
Debes saber que junto a los israelitas salieron también otras personas, gente que había visto la posibilidad de escapar de la opresión de Egipto, o gente que vio la oportunidad de obtener algún rédito por estar del lado del vencedor, o gente que sencillamente no tenía adonde ir en Egipto y entonces cual rémora acompañó a la nación israelita.
De la mayoría de estas personas, que la Torá denomina «muchedumbre o populacho o mixtura de gentes», nacían descontentos y rebeliones a cada paso. No estaban satisfechos ni con esto ni con aquello. Siempre quejosos, siempre en contra, siempre sembrando vientos y huyendo para que otros recogieran las tempestades.
Por desgracia había algunos israelitas que se dejaban llevar por sus incitaciones, o para peor, que ellos mismos las generaban, tal como los insidiosos personajes Datán y Aviram, que eran una espina clavada en el corazón de la nación liberada.
De estas personas emergió el rumor, falso pero insistente y amenazante, de que Moshé ya no bajaría del monte Sinaí, de que había perecido allí. Pasados eran muchos días desde que se lo vio por última vez, y el desaliento estaba por doquier, acrecentado por los leños inflamantes de las falsedades y las medio-verdades.
El rumor fue cobrando fuerza, y algunos de los israelitas recién liberados, los que toda su vida vivieron estuvieron bajo la influenciua nefasta de la idolatría, comenzaron a temblar, a preocuparse, a admitir el tenebroso mensaje que les estaban inyectando.
La duda se transformó en fe.
Ya no preguntaban, ahora «sabían por fe», como era la cuestión con respecto a Moshé.
Entonces, demandaron, exigieron, aclamaron por tener algún objeto que los unificara, que les diera coherencia, que los mantuviera unidos y con vida.
Estas personas que hacia tres meses habían salido con amplitud de Egipto, que fueron sostenidos con milagros portentosos, que comían el rico pan celestial, que habían presenciado personalmente la Revelación de Sinaí, que era testigos vivos de la divina Presencia… estas personas ahora tenían fe en que un objeto redentor sería el canal para no perder la relación, la ligazón con Dios.
De la muchedumbre desgarró el clamor pidiendo ese «intercesor», ese personaje santo que mantendría a los hijos pegados al Padre.
Los israelitas sabían que no se precisa intermediarios para relacionarse con el Padre celestial, habían sido educados en la fidelidad al Uno y Único, por eso les pareció exageradamente extraño este pedido, esta demanda iracunda.
Pero, admitámoslo, tenían miedo, ellos fueron esclavos toda su vida… ahora les estaban exigiendo escoger, les reclamaba el Eterno que fuera electores de su destino… y allí estaba esa muchedumbre quejosa y de fuerte voz, reclamando por «dioses» que fueran el «camino al Padre».
Así pues, algunos débiles se dejaron llevar por ese oscuro reclamo.
Pero otros, la mayoría se abstuvo de participar de esa infamia, de ese resbalón hacia las tenebrosas celdas de la idolatría y el extravío.
Y otro grupo se afirmó en su fidelidad al Eterno, a la idea monoteísta, a la Verdad que hacía unos días se había manifestado ante ellos. Las mujeres se mantuvieron lozanas y firmes, los levitas, y otros numerosos israelitas que aunque pudieran tener dudas, no se desbarrancaban hacia la fe inútil y perjuidicial, sino que se reforzaban en la confianza en el Padre celestial.
La historia continúa, pero yo no te la contaré ahora… búscala, repásala, analízala.
solamente te adelanto el final, el Eterno perdonó a los israelitas por este fuerte resbalón, limpió sus rebeliones, los confirmó en la Alianza perpetúa que tienen con Él.
Debes saber que aquellas personas, los israelitas de aquella generación, eran personas de una altura espiritual difícilmente alcanzable hoy en día.
A pesar de esto, a pesar de haber sido testigos vivos de los milagros, de la invisible pero poderosa Presencia de Dios, a pesar de todo, resbalaron.
Pero las enseñanzas son varias y muy importantes, que tienen eco intenso en nuestra época.
- No pidas un intercesor, busca directamente a Dios.
- El arrepentimiento sincero es lo que quita el peso de los pecados. Ni la sangre, ni los sacrificios, ni la fe.
- El Padre celestial nos brinda la oportunidad para arrepentirnos.
- Aunque caigas muy bajo, igualmente Él te espera, solamente tú tienes que emprender el camino del retorno, del arrepentimiento sincero.
- No oigas a los que son de la muchedumbre, de los ajenos, que se hacen pasar por judíos, que nos quieren enseñar «el camino» al Padre, pero que solamente traen corrupción a nuestra vida espiritual.
- Confía en Dios, no caigas en la fe.
- Recurre a los maestros fieles de la Torá, que ellos sabrán darte una mano firme para elevarte del fango del extravío.
- Si eres varón, que tu pareja sea una mujer judía inmersa en el mundo de la Torá, pues es la mujer la fuerte ancla y el hábil timón.
- Que tus amistades o conocidos sean personas dignas, de correctas costumbres.
- Si te has equivocado y estás lejos, no por eso tienes cerrado el paso al Hogar, siempre hay alquien que te espera con intenso cariño.
- Los dioses son vanidad, solamente Dios es Elokim, en los cielos y en la tierra.
- No pidas milagros, porque aunque son muy útiles, probablemente no te alimenten el plano espiritual. Mejor pide fuerza y coraje para emprender con energía tus actividades.
- Por último, no deposites tu confianza espiritual en personas, sino solamente en Dios.
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Qué sepamos construir shalom!
Moré Yehuda Ribco
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Interesantisimo comentario que pones Yehuda. Se habla mucho del «ereb rab», y como hizo danio a nuestro pueblo en el desierto. Ahora, algo interesante es, como aplicarlo en nuestros tiempos, me refiero a que nuestros rabeim (me refiero nada mas a los ortodoxos nada mas porsupuesto) tienen la sabiduria para poder entender a quien recivir en nuestro pueblo y a quien no, pues tenemos un trasfondo que nos ayuda a no cometer los mismos errores, esa puede ser una de las razones por las cuales mucha gente desea convertirse al judaismo y ciertamente muy poca lo logra, y de esas… Read more »