La parashá Vaigash es la penúltima de Bereshit (Génesis).
Se centra en continuar la historia de Iosef (José) y sus hermanos, que se reúnen después de muchos años de separación.
Recordemos que, Iosef, hace rato que se ha convertido en el segundo hombre más poderoso en Egipto, solo faraón estaba por encima de él.
Sus hermanos, que lo habían maltratado años atrás, han venido a Egipto a comprar alimentos durante la gran hambruna que azota a gran parte del mundo conocido por ellos.
Iosef reconoce a sus hermanos, pero ellos no lo reconocen a él, debido a su elevado rango, a como ha cambiado a lo largo de los años, a que está “disfrazado” completamente de egipcio de la nobleza, pero principalmente, a que no hubieran imaginado ni siquiera en sueños que aquel hombre pudiera ser su desaparecido hermanito.
Iosef había puesto a prueba a sus hermanos cuando los acusó falsamente de ser espías. Luego, fueron encarcelados, más tarde solo uno de ellos permanece en prisión, mientras el resto retornó a la tierra de los ancestros con alimentos.
Más adelante, para demostrar que eran inocentes, trajeron con ellos a Biniamín, quien fue sumamente favorecido por Iosef, lo cual no generó ningún malestar en los hermanos.
Y, finalizando la parashá anterior, Iosef nuevamente puso una trampa a sus hermanos, esta vez haciendo pasar a Biniamín por ladrón, por lo cual, como castigo, debería permanecer en Egipto como esclavo.
En nuestra parashá, Yehuda se ofrece como rehén a cambio de la libertad de su hermano. Yehuda le cuenta a Iosef la historia de cómo vendieron a Iosef como esclavo y le pide que perdone a Biniamín, porque de lo contrario, causaría una angustia tremenda al padre, lo que le llevaría a la muerte.
Esto hace comprender a Iosef que sus hermanos han cambiado para bien, y que su padre sufrió tantas décadas por su hijo predilecto que había desaparecido.
En el fondo, Iosef estaba dudando si el padre no había conspirado para que le sucediera todo lo malo que le pasó, pero recién ahora tuvo la certeza de que el padre no solamente era inocente, sino una víctima también de haber perdido a su hijo de manera tan intempestiva.
Finalmente, Iosef revela su verdadera identidad a sus hermanos y les dice que no tienen nada que temer de él, ya que, dice, ha sido todo parte de un plan de Dios. Los perdona y les da un lugar en Egipto para vivir durante la hambruna. La parashá termina con la reunión de Iosef con su padre Iaacov (Jacob) después de muchos años de separación.
El corazón de esta parashá es el reencuentro, a través de la reconciliación y el perdón.
Nos muestra la importancia de la familia y cómo, incluso después de mucho tiempo y muchas dificultades, es posible suturar heridas y generar una mejor realidad.
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