Recientemente llegué a leer un mensaje que pretendía conmemorar la Shoá, pero que, en varios aspectos, distorsionaba la realidad histórica. En este artículo desglosaremos cada error y explicaremos cuidadosamente lo que corresponde conocer para honrar correctamente la memoria de las víctimas y comprender el significado profundo de estos hechos.
El texto era:
Día de la recordación de la Shoah y el Heroísmo. Cada 24 de abril, el pueblo judío recuerda en todo el mundo a sus seis millones de hermanos asesinados en el año 1943. Junto a la Shoa, se recuerda también TODOS los genocidios y masacres ocurridos a través de la historia en todo el mundo, incluyendo América Latina, por supuesto, como producto de la INTOLERANCIA religiosa, política e ideológica. Shoah: en hebreo. Masacre en español. Amén
1. La Fecha Errónea
El mensaje afirmaba que “cada 24 de abril, el pueblo judío recuerda en todo el mundo a sus seis millones de hermanos asesinados”. Sin embargo, la conmemoración internacional del Holocausto se realiza el 27 de enero, fecha en la que se conmemora la liberación del campo de concentración de Auschwitz. El 24 de abril se asocia en otros contextos, por ejemplo, con la conmemoración del Genocidio Armenio, pero no es la fecha destinada a recordar la Shoá. Es fundamental respetar y difundir la fecha correcta, ya que cada conmemoración posee un significado y un contexto histórico distinto.
La fecha marcada por la Kneset, el parlamento israelí es el 27 de Nisán, que este año (2025) se conmemoró el 24 de abril, pero fue coincidencia, no es cada año que se hace.
Los judíos laicos no sionistas, tienen su propia fecha que es el 19 de abril, relacionándolo con el comienzo del Levantamiento del Gueto de Varsovia.
Los judíos jaredim tienen por fecha para recordar la Shoá, el 10 de tevet.
Así que, no, no es cada 24 de abril.
2. El Error en el Período Histórico
El mensaje también menciona “el año 1943” como el único momento en el que se cometió el genocidio de seis millones de judíos. La realidad es mucho más compleja: la Shoá se desarrolló a lo largo de varios años, aproximadamente entre 1941 y 1945. Habiendo casos horrendos de crímenes, vejaciones, humillaciones, destierros, latrocinios, etc., desde mucho tiempo antes, digamos, al menos desde el fatídico 1936.
Durante este tiempo, políticas sistemáticas de exterminio se aplicaron de forma progresiva y en distintos momentos, lo que convierte errónea y peligrosamente la idea de concentrar todo en un único año. Comprender este proceso temporal es indispensable para apreciar la magnitud de la tragedia y para identificar las etapas y mecanismos que hicieron posible tal atrocidad.
3. El Uso Inadecuado de Términos
El mensaje concluye con: «Shoah: en hebreo. Masacre en español. Amén.»
Aunque el término “Shoá” proviene del hebreo y significa “catástrofe”, emplearlo como equivalente directo de “masacre” reduce la complejidad del suceso. La palabra Shoá no solo hace referencia al acto de matar, sino que encierra la sistemática, industrializada y planificada aniquilación de un pueblo entero. Traducir este término de forma tan burda le quita toda la profundidad histórica y cultural que implica la experiencia, la memoria y el dolor de las víctimas. Es imperativo utilizar el término correcto y comprender su peso en la narrativa histórica.
Por otra parte, «Tevaj» es como se dice realmente «masacre» en hebreo.
Por lo cual, no es correcto de ningún punto de vista, reduce la magnitud de la catástrofe, impide visualizar el contexto grotesco y sus consecuencias.
4. La Generalización de los Genocidios
Otro aspecto a matizar es la afirmación de que “junto a la Shoá, se recuerda también TODOS los genocidios y masacres” como producto exclusivo de la intolerancia religiosa, política e ideológica. Si bien es cierto que la intolerancia ha sido un factor común en muchos crímenes contra la humanidad, cada genocidio tiene su propio contexto, orígenes y dinámicas.
- Contexto histórico y social: Las raíces de cada genocidio varían; pueden incluir también factores económicos, territoriales, y rivalidades étnicas.
- Diversidad de causas: La Shoá, por ejemplo, fue fruto de un sistema ideológico nazi que combinó racismo, pseudociencia y ambiciones expansionistas, en un contexto bélico y de guerra total.
- Memoria diferenciada: Recordar cada tragedia en su especificidad es fundamental para aprender de los errores del pasado y evitar simplificaciones que, lejos de educar, pueden distorsionar la percepción histórica.
Así que no, un rotundo y absoluto no.
La Shoá es específica, la calculada maquinaria para exterminar al pueblo judío.
No trata del asesinato de gays, ni de comunistas, ni de personas con defectos físicos, ni de gitanos.
No trata de otros genocidios.
Ni siquiera trata de la Segunda Guerra Mundial.
Trata específicamente del diabólico invento para erradicar al judío y al judaísmo de la tierra, y su puesta en práctica, y relativo éxito.
5. La Complejidad del recuerdo
Por supuesto que, habiendo atendido a su singularidad, y viendo cómo persiste el mismo ánimo genocida en la actualidad, muchas veces disfrazado de «derechos humanos», «pobres palestinos» y cosas similares; es necesario no bajar las defensas y mantenerse activos, tanto en el recuerdo como en la acción proactiva.
Para evitar la continuación de la Shoá, con eventos catastróficos como el del 9 de octubre del 2023, o la incesante oleada nauseabunda de antisemitismo que está inundando al mundo actualmente.
Ello nos lleva también a ser verdaderos héroes en la defensa de todas las otras víctimas reales, no solo por motivos religiosos o ideológicos, y no por equipararlos con lo acontecido con la Shoá. Sino por el espíritu combativo y justiciero del pueblo judío.
Reflexiones Finales
La precisión en la memoria histórica no es un capricho académico o de personas quisquillosas: es un deber moral para con quienes perdieron la vida y para con las generaciones futuras. Al corregir errores y simplificaciones, no solo preservamos la verdad, sino que fortalecemos el compromiso con la educación, la tolerancia y el respeto hacia la diversidad.
La historia demanda ser comprendida en toda su complejidad: fechas, contextos y terminología son elementos insustituibles para una memoria honesta y respetuosa. Al abordar la Shoá y otros genocidios, invito a profundizar en investigaciones serias, a contrastar fuentes y a hablar de estos hechos con la profundidad que merecen.
No dudo que la, o las personas, que difundieron ese texto, lo hicieron desde la buena voluntad, pero pecando de falta de conocimiento, y de no buscar corroborar sus palabras. Lo cual, anula la buena voluntad, dando pasto a las fieras que pueden emplear los errores de buena fe, para convertirlos en dagas asesinas de inocentes.
Por ello, que la buena voluntad siempre, pero siempre, venga acompañada de conocimiento, es esencial.
Por último, el «amén» al final, no tiene mucho sentido en el contexto del texto.
Espero que esta reflexión contribuya a una comprensión más precisa y respetuosa de una de las tragedias más importantes de la historia contemporánea, y que inspire un compromiso firme con la verdad y contra todo tipo de intolerancia. ¿Qué otros aspectos históricos crees que merecen un análisis más detallado?
Comparte este mensaje con tus allegados y anímalos a reflexionar sobre estos importantes temas. Involúcrate en iniciativas que promuevan la construcción de Shalom.
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